13 octubre 2009

Causas

Hace muchos años escribí un cuento rarísimo que iba más o menos así: había un viejito barrendero que sostenía largos soliloquios con Dios. Contra lo que el viejito hubiera podido esperar, Dios disfrutaba ampliamente los argumentos y corajes que hacía el viejito con él, y le ponía mucha atención. En algún momento, la soledad y el tedio de la eternidad eran paliados sólo por la hora en que el viejito comenzaba sus reflexiones y especulaciones sobre el mundo.
Pero un día el viejito cayó en la cárcel, pues una terrible injusticia se había cometido contra él. Y eso lo deprimió terriblemente y se calló.
A Dios aquello le dolió por partida doble: había perdido aquellas pláticas, y le dolía la tristeza de su amigo. Mas, confiado en su omnipotencia, rápidamente fue con su ejército de ángeles a pedirles que la justicia para con el viejito se realizara lo más pronto posible.
Pero los ángeles le explicaron que aquello era imposible: había una larguísima serie de injusticias que debían subsanarse primero: no podía saltarse unas para favorecer otras. La justicia divina no podía ser así de injusta.
Entonces Dios puso manos a la obra y decidió hacer justicia en el mundo para liberar a su amigo lo más pronto posible. Pero no pasaron pocos días, cuando Dios se dió cuenta de que sería imposible liberar a su amigo antes de que muriera.
Su desesperación fue tal, que optó por transformarse en barrendero de la cárcel y bajar a la tierra a consolar a su amigo.
Y así fue que Dios ahora vive en la cárcel y sostiene largas charlas con su amigo, quien por fin recibió respuesta y ahora vive un poco más contento.

Muchas objeciones teológicas se pueden hacer a mi cuento. Pero ahora me acordé de él por el asunto éste de las causas que últimamente he expuesto en el blog.
Cuándo hablo de este tipo de cosas, lo hago porque me lastiman personalmente, por varias razones. Alí era mi amiga, y mi familia proviene, en parte, de Luy y Fuerza del Centro. Mi abuelo paterno, mientras sorteaba con la miseria y su nueva familia, encontró la oportunidad para entrar a trabajar ahí. En ese momento el único requisito era tener la preparatoria, y él raudo y veloz la estudió, la terminó y entró. Una de las prestaciones del sindicato era una plaza. Así, mi abuelo urgió a sus tres hijos a estudiar una Ingeniería en Electricidad. Mi tío, el de enmedio, lo hizo, y obtuvo la plaza (mi otro tío estudió Ingeniería Mecánica -lo que estudia ahora mi hermano- y mi papá Física).
Por eso, hablar serenamente de esos asuntos me cuesta trabajo, pero a la vez veo sentido en hablar de ellos porque son injusticias que me tocan directamente.

Pero entonces miro a la esquina derecha del Blog: veo entonces que Miguel Ángel Beltrán Villegas sigue preso en Colombia. Él es un académico que realizaba un postdoctorado en la UNAM, y a quién ilegalmente y con lujo de violencia lo "extraditaron" y lo encerraron bajo falsos cargos de terrorismo.
Y veo, con susto, que el blog de quienes lo apoyaban hace más de un mes que no se actualiza. Y él sigue en la cárcel.
Entonces veo que la mayor parte de entradas del blog han sido por los nombres de Alí, o por lo de Luy y Fuerza del Centro. Pero jamás tuve tantas entradas como cuando lo de Miguel Ángel.
¿Por qué me importó? ¿Acaso por ser académico? ¿o por ser colombiano? (ahora tengo muchos amigos colombianos, y gente importante de mi vida lo es), o por que aquello fue una terrible injusticia per se? No sabría decirlo. Sólo sé que en su momento me dolió mucho, y que me duele mucho más que hace tiempo todo mundo lo ha olvidado por completo.

La defensa de causas justas se parece un poco a Twitter: pasan por la pantalla, la gente las comenta muchísimo, y luego pasan de moda (nada nuevo: ese síndrome ya hace mucho había sido descrito por Baudrillard: si alguien se va a suicidar desde un piso 40, durante un día tendrá a los medios poniéndole atención, y será noticia aunque se arrepienta. Pero si sí se suicida una semana después, a nadie le importará en lo más mínimo).
Así el EZLN pasó de moda, las muertas de Juárez pasaron de moda, y no falta quién haga análisis de la situación del país obviando el asunto del narcotráfico, la persistente violación de derechos humanos en México: no es que sea tonto ni malo, es que ya está tan acostumbrado que ni cuenta se da.
Y Miguel Ángel Beltrán Villegas pasó de moda. He de suponer que su familia y sus amigos no quitarán el dedo del renglón hasta que lo liberen. Y a mí, por ahora, no se me ocurre qué hacer sino dejar el link a su blog hasta que lo liberen.
Aunque sé que quedará como museo de injusticias: de esas que, en mi cuento, Dios desesperó por arreglar, y prefirió ir a salvar en persona a su amigo. Porque lo único que en verdad nos mueve contra la injusticia no es la razón, sino es la caridad more agustiniano: el amor.

la esponja desesperada

7 comentarios:

Daniel G.G. dijo...

Cuand te sinceras y evitas la víscera se nota el tamaño y profundidad de ese corazón. Así me gusta mucho más.

Anónimo dijo...

CAVSA·CAVSARVM·MISERERE·MEI

N3tO dijo...

Coincido con Daniel. Así, sin ser visceral, eres más explícita. Salve Paloma

Anónimo dijo...

No es cuestión de viscera ni de profundidades sólo hay que ver que las injusticias tienen nombre. seguro que cuando no se enteran de que la injusticia se vive en carne propia, han de llamarla visceral.

Uchití dijo...

Hola:

De acuerdo al DRAE "víscera" es:
"Cada uno de los órganos contenidos en las principales cavidades del cuerpo humano y de los animales".
Esa es, también, la primera acepción de "entraña".

Soy biólogo, lo cual me permite decir la siguiente barbaridad: quizás incluso cuando somos "fríos y cerebrales", estamos siendo "viscerales", ya que el cerebro está contenido en una de "las principales cavidades del cuerpo" ¿no?

Te leo desde hace tiempo con profunda fascinación por lo intrincado de tus razonamientos.
Nunca comento por lo mismo, ya que no siempre consigo "seguirte".

Pero ahora hablas de lo cotidiano y de lo que nos es común.

Por eso quiero apuntar que, sea en tu plan filosófico o "visceral", me parece que eres una persona honesta, y eso es, definitivamente, importante.

Pasando al punto, concuerdo contigo en lo que has apuntado sobre las consecuencias negativas de las decisiones que ha tomado el gobierno respecto a "Luz y Fuerza del Centro", más allá de reconocer la necesidad de mejorar la actuación de sus trabajadores.

Saludos. Cuídate y sigue siendo como eres.

Darío Zetune dijo...

Vales chorros, nunca cambies.

Besitos.

(¡¡¡Quiero verte!!! y platicar sabroso y chido y así)

Lukas Rybensen dijo...

Perdoname que obvio el sentimiento que te lleva a escribir este post, y que no me interiorice en la injusticia que te apena. En este punto del mundo también estamos acostumbrados a la injusticia y eso no insensibiliza un poco.
Pero el cuento, ese cuento me conmovió hasta la fibra más íntima. Me encantó y te aplaudo de pie sólo por ello. Un beso.