19 octubre 2009

Iterum, De Melancholia



Un humor negro sube, espirituoso, por la linfa y ataca el centro del ánimo. Si alguien quisiera burlarse de esos pneumas medievales, que sólo recuerde que función similar juegan la electricidad y los neurotransmisores. Sí, sí, el modelo parece asaz difente: era otro mundo prácticamente. En aquél -el medieval- los qualia eran tan reales como los quanta, y por eso la matemática no podía ser el lenguaje del mundo. En éste, la qualitas ha sido vencida y subyugada al reino de la subjetividad, y nuestro único vínculo con el mundo parece ser la victoriosa quantitas, su geometría. Pero sobre esos dos mundos (cuya diferencia atestigua la ira de Aristóteles ante la necedad de Empédocles de suponer que la luz posee velocidad, o que la naturaleza obra azarosamente, y que los animales que habitan la tierra son los que mejor se adaptaron al medio), algo hay en común. La pregunta es qué tanto. Galeno supo que en el cerebro debían darse cabida la gran parte de las facultades del alma. La única que no parecía encontrar lugar era la posesión de conceptos universales. ¿Cómo se acomodarían ahí esas cosas universales, sin forma alguna, comunes a todos los hombres y que garantizan la verdad de la ciencia? Alejandro de Afrodisia, tratando de dar coherencia a las oscuridades de De Anima de Aristóteles, da con el resultado: un intelecto Agente, único para todos los hombres, fuera de todos ellos, ilumina su gran Víscera cerebral, y le permite adquirir esos conceptos. Eso señores, es materialismo... (al Afrodisio cómo lo acusaron de perverso materialista) (ah! y el Galeno era de esos necios que defendían que la luz viajaba y estaba compuesta como de partículas). Pero, dirán ustedes, esas suposiciones metafísicas de "Intelectos Agentes" pues como que no caben en el mobiliario ontológico actual ¿no? ¿Y no acaso, nuestro mobiliario ontológico, por esas exigencias, se ha visto obligado a postular, o el terrorífico idealismo (y peor aún, las Termópilas más angostas de todas: el idealismo, el escepticismo total), o bien un innatismo que implica otra serie colosal de asunciones metafísicas? ¿No acaso el misterio y el problema es exactamente el mismo? ¿de donde proviene la universalidad del lenguaje, de sus conceptos, la unidad de la ciencia, la solidez epistémica, las comunidades científicas? Los personajes son los mismos. La escenografía metafísica ha cambiado un poco... (la teoría de la luz de ellos nos parece anti intuitiva... y sin embargo era la analogía preferida para explicar las relaciones entre nuestra Víscera y el Intelecto)... pero la obra de teatro sigue siendo la misma. (y mis arranques melancólicos se atemperan cuando saludo a mis compañeros escolásticos del instituto, genuinos escolásticos de nuestra edad)

1 comentario:

Lukas Rybensen dijo...

Me encanta la frase de Burton: "escribo sobre la melancolía para evitar la melancolía" o algo así. Yo como algunos medievales cito de memoria y ella a veces me traiciona. Un beso.