1.- Y salió L.F. y le dijo a Z: "gajes del oficio"
Y yo me acuerdo que eso me decía mi papá cada que me caía con los patines y me hacía mis eternas y enormes costras en las rodillas. Para evitar que llorara. Siempre me pregunté que qué sería un gaje, que me sonaba a gajo, como de mandarina, y yo me imaginaba mi rodilla abierta como un gajito de mandarina que ha sido despelucado. En el fondo, algo dulce debía haber.
2.- Conzoco a Z. No escucha con atención y se pone a la defensiva sin razón aparente. Recuerdo que con un PhD inglés sostuvimos una encarnizada plática sobre si los gringos tenían o no derecho a llamarse Americanos. La postura del inglés (que no gringo) me gustó. Z. me recriminó mi tibieza a la hora de discutir. Quizás en el fondo tenga razón. Y ya ven: Cristo vomitará a los tibios de su boca. De Z. me cae bien que no se calla hasta que está satisfecha. Quizás si escuchara mejor su vida sería más sencilla. Pero admiro que no se queda callada.
3.- Pero si bien Z. es así (me pregunto si Lizbeth Salander se parecería más bien a Z. que a la actriz sueca que la representa... seguro que sí. Claramente dice Larsson que Salander pesaba 45 kilos y medía 1.54), y todo era una discusión en un tono más bien de falta de comprensión entre una Vaca Sagrada y una esquincla rebelde, lo que no tuvo perdón de Dios fue la actitud de C.T. Porque, de entre todas las imprudencias que ya había cometido, la mayor fue detener el debate para regañar públicamente a Z. Es me molestó mucho. Muchísimo.
4.- Una V.S. es alguien con un gran C.V.
5.- Salí un poco decepcionada de todo. De C.T. De mi por no poder defender a Z... no de ella misma (ya está grandecita, digo), tampoco de la V.S. A.V. (porque creo que él tenía razón.). No. Sino del escarnio público e inmerecido de Z. También me purgó que me ganara lo shy y no poder ir a saludar a un famoso bloguero. Pero nadie me lo ha presentado, y pos así pos no.
Y yo me acuerdo que eso me decía mi papá cada que me caía con los patines y me hacía mis eternas y enormes costras en las rodillas. Para evitar que llorara. Siempre me pregunté que qué sería un gaje, que me sonaba a gajo, como de mandarina, y yo me imaginaba mi rodilla abierta como un gajito de mandarina que ha sido despelucado. En el fondo, algo dulce debía haber.
2.- Conzoco a Z. No escucha con atención y se pone a la defensiva sin razón aparente. Recuerdo que con un PhD inglés sostuvimos una encarnizada plática sobre si los gringos tenían o no derecho a llamarse Americanos. La postura del inglés (que no gringo) me gustó. Z. me recriminó mi tibieza a la hora de discutir. Quizás en el fondo tenga razón. Y ya ven: Cristo vomitará a los tibios de su boca. De Z. me cae bien que no se calla hasta que está satisfecha. Quizás si escuchara mejor su vida sería más sencilla. Pero admiro que no se queda callada.
3.- Pero si bien Z. es así (me pregunto si Lizbeth Salander se parecería más bien a Z. que a la actriz sueca que la representa... seguro que sí. Claramente dice Larsson que Salander pesaba 45 kilos y medía 1.54), y todo era una discusión en un tono más bien de falta de comprensión entre una Vaca Sagrada y una esquincla rebelde, lo que no tuvo perdón de Dios fue la actitud de C.T. Porque, de entre todas las imprudencias que ya había cometido, la mayor fue detener el debate para regañar públicamente a Z. Es me molestó mucho. Muchísimo.
4.- Una V.S. es alguien con un gran C.V.
5.- Salí un poco decepcionada de todo. De C.T. De mi por no poder defender a Z... no de ella misma (ya está grandecita, digo), tampoco de la V.S. A.V. (porque creo que él tenía razón.). No. Sino del escarnio público e inmerecido de Z. También me purgó que me ganara lo shy y no poder ir a saludar a un famoso bloguero. Pero nadie me lo ha presentado, y pos así pos no.
6.- Mañana me toca a mí. El jueves tengo una invitación a comer para revisar los avances de mi investigación secreta sobre las misteriosas causas de la desaparición de la Señorita Estimativa. Todo parece indicar a que Fray Tomás se le vió con ella, en compañía de las viejas Cogitativa e Imaginativa. Ya me dirán el jueves.
7.- Volvió a salir Penélope... y la mecanicidad de las acciones de los animales. Algo dijo el bloguero que me dejó pensando: tanto los animales como los hombres actuan "espontáneamente". Sólo que el animal sigue a la pasión, y por ello parecería actuar mecánicamente. Muy cartesiano ¿no? Demasiado cartesiano para ser aristotélico. ¿Cómo podría ser mecánico y a la vez espontáneo? Porque la mecanicidad de la actuación del animal debe ser capaz de explicar por qué nos parece que infiere ¿no?. Bueno, diría el bloguero (quizás), ciertos animales poseen un silogismo práctico, pero se dejan arrastrar por la pasión. Pero ¿y qué pasa con la premisa mayor del silogismo? (quizás no puse atención a la hora que explicaba eso). El animal tiene que ser capaz de reconocer que "aquello", es decir, el particular, satisfacerá su pasión. Y ese reconocimiento, sin ser de universales, tiene sin embargo que jugar un papel similar al de una premisa universal: tiene que poder dar cuenta de cómo ante cualquier particular es capaz el animal de reconocer características universales (bueno, touché: en eso está también de acuerdo Averroes... mecachis).
Porque si no, entonces el animal sí sería una máquina, y a la vez carecería de cualquier tipo de deliberación. Ninguna. ¿Cómo explicar entonces el hecho de que podemos engañar a un animal? ¿cómo explicar que el animal tome una cosa por otra? (error material). He ahí la Señorita Estimativa: provee al animal de un sustituto de la premisa universal del silogismo práctico. Me dejó pensando. (Y odio pensar que tendré que regresar a la E.N... me falta tanto...).
Por cierto: hoy Zacarías se vió bastante atinado (agudo es mucho pedirle). Y ya me di cuenta de su error: por tratar de presentarlo todo lo más elaborado posible, al final se pierde. Sus anotaciones eran muy pertinentes. Pero al final se perdió.
Eso sí: Avicena comienza el libro V del De Anima recordando que los animales no son capaces de preveer, y que no deliberan con vistas a preveer el futuro. ¿Cómo explicar que las hormigas, entonces, sean capaces de preveer para el invierno, o que antes de la lluvia se metan al homiguero? La Señorita Estimativa es una herramienta muy útil para ello: da cuenta de cómo los animales y los bebés pueden actuar, sin inferencias que involucren el futuro, de modo tal que el futuro no los afecte. "Las hormigas huelen, en el olor a tierra mojada, que deben resguardarse. No saben que ese olor quiere decir que lloverá y que la lluvia las pondrá en peligro. Sólo saben, al olerlo, que deben resguardarse".
Me pregunto si, en verdad, la Señorita Estimativa vino a resolver problemas insolubles en Aristóteles. Porque para resolver el asunto de la akrasia está que ni pintada.
Porque si no, entonces el animal sí sería una máquina, y a la vez carecería de cualquier tipo de deliberación. Ninguna. ¿Cómo explicar entonces el hecho de que podemos engañar a un animal? ¿cómo explicar que el animal tome una cosa por otra? (error material). He ahí la Señorita Estimativa: provee al animal de un sustituto de la premisa universal del silogismo práctico. Me dejó pensando. (Y odio pensar que tendré que regresar a la E.N... me falta tanto...).
Por cierto: hoy Zacarías se vió bastante atinado (agudo es mucho pedirle). Y ya me di cuenta de su error: por tratar de presentarlo todo lo más elaborado posible, al final se pierde. Sus anotaciones eran muy pertinentes. Pero al final se perdió.
Eso sí: Avicena comienza el libro V del De Anima recordando que los animales no son capaces de preveer, y que no deliberan con vistas a preveer el futuro. ¿Cómo explicar que las hormigas, entonces, sean capaces de preveer para el invierno, o que antes de la lluvia se metan al homiguero? La Señorita Estimativa es una herramienta muy útil para ello: da cuenta de cómo los animales y los bebés pueden actuar, sin inferencias que involucren el futuro, de modo tal que el futuro no los afecte. "Las hormigas huelen, en el olor a tierra mojada, que deben resguardarse. No saben que ese olor quiere decir que lloverá y que la lluvia las pondrá en peligro. Sólo saben, al olerlo, que deben resguardarse".
Me pregunto si, en verdad, la Señorita Estimativa vino a resolver problemas insolubles en Aristóteles. Porque para resolver el asunto de la akrasia está que ni pintada.
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