El 1 de Marzo de 2008, Lucía Morett sobrevivió a una escaramuza militar entre las FARC y el ejército de Álvaro Uribe. Por supuesto no fue la escaramuza en sí misma el escándalo internacional, sino que ocurrió en territorio ecuatoriano. Sin embargo, un incidente internacional menor, dada la magnitud de primer problema que a punto estuvo de enfrentar bélicamente a Ecuador, Colombia y Venezuela, fue la presencia de una estudiante mexicana, matriculada en la UNAM: Lucía Morett.
Uno o dos años antes, el embajador de Colombia en México había denunciado la presencia de grupos simpatizantes de las FARC en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Contra las espectativas del diplomático, la UNAM y el gobierno mexicano montaron en cólera y exigieron al embajador que midiera sus palabras. En México, y especialmente en la UNAM, dijeron muchas voces, se respeta la libertad ideológica: y los chicos que venden café en la planta baja de la facultad no tuvieron ningún problema en seguir publicando, semanalmente, su periódico mural en apoyo a las FARC.
Así que cuando ocurrió lo de Lucía Morett, todas aquellas voces que se sintieron injustamente calladas, aprovecharon "¿ven cómo sí es un semillero de guerrilleros?". Entonces, otras voces que tienen otros muy diferentes motivos, aprovecharon la situación para acrecentar su campaña contra la UNAM.
(Fíjense cómo de un incidente de magnitud internacional vamos a pasar a una simpleza estúpida)
Un pobre tipo publicó en su blog en un diario mexicano que Lucía Morett era la prueba de que la UNAM no servía para nada. Decía el individuo: ¿quién quiere estudiar en la UNAM? Lucía Morett y el Mosh. El tipo: Carlos Mota. Un pobre opinionólogo totalmente desconocido.
Entonces Guillermo Sheridan, no precisamente un intelectual de izquierda, se burló de él (píquenle aquí) al mostrar la evidente falacia formal de Mota:
Laura Morett estudió en la UNAM
Laura Morett simpatiza con las FARC
La UNAM simpatiza con las FARC
Algunos gatos son negros
Los teléfonos son negros
Algunos gatos son teléfonos
Pero contra lo que se podría haber esperado de la comunidad de Filosofía y Letras que, teorícamente, tiene cierto entrenamiento en lógica, resultó que se ofendió terriblemente de los dichos de Mota. Y con las mismas estrategias argumentativas de Mota, lo atacaron. Y se desgarraron las vestiduras, y gritaron que Mota era un maldito y que su falacia formal y evidente, era PELIGROSA. Y le exigieron que diera una disculpa, y se ofendieron terriblemente. Y supongo que poco faltó para que la turba iracunda de filósofos lo quisiera linchar.
A nadie le interesaba el peligro de guerra en Sudamérica, ni que Lucía Morett estuviera en Nicaragua para evitar órdenes de aprensión, ni la orden de extradición, ni esas nimiedades: la filosofía peligraba por una falacia de término medio no distribuído. Y Carlos Mota tuvo una inmensa fama y un profundo reconocimiento por parte de una comunidad que lo consideró un peligro para la Filosofía (y de hecho lo fue: demostró lo poco filósofos que son algunos filósofos de la FFyL).
Hoy está pasando exactamente lo mismo con Esteban Arce.
El 22 de diciembre de 2009, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó no sólo el matrimonio entre parejas del mismo sexo, sino la capacidad de adopción de éstas. Ello llevó a su cumbre la polémica y la polarización sobre el tema en la sociedad mexicana.
Pero esa aprobación tiene un contexto más interesante: Argentina acababa de celebrar el primer matrimonio Gay de América Latina, y dentro de poco en California las parejas que fueron beneficiadas por una ley similar, y a las que luego se les retiró dicho derecho, están a punto de abrir un juicio que, han logrado, sea televisado. Nótese pues, que no es un hecho aislado en México. Tampoco dentro de México: en 2007 se despenalizó el aborto en la Ciudad de México, y como respuesta, algunos estados de la república, entre ellos Guanajuato, han prohibido en su totalidad el aborto y aumentaron las penas contra quienes lo realizan (médico y mujer). Otros estados tuvieron una actitud más tibia y ambigua: Veracruz quitó las penas a la mujer pero sigue acusando al médico: una mujer puede abortar, pero no puede ser ayudada por nadie.
Evidentemente el que alguien apoye la despenalización del aborto no lo obliga de inmediato a aprobar las uniones gay y su derecho de adopción, y viceversa:
Uno puede creer, muy bien, que la mórula producto de la concepción entre el espermatozoide y el óvulo es ya un ser humano digno y con derechos, y a la vez creer que una pareja de hombre y hombre puede educar a ese futuro ser humano de la mejor manera posible.
También alguien puede sostener que una mujer tiene derecho a interrumpir su embarazo y a la vez creer que todos los niños necesitan de una mamá mujer fémina para desarrollarse correctamente.
Sin embargo, por razones más bien ideológicas y de ideales antropológicos, es común que quien apoye la despenalización del aborto apoye los matrimonios del mismo sexo y viceversa. Pero no tan común como una y la otra parte quisieran. Sin embargo, de manera simplista, se ha supuesto que es así, y, para colmo, se supone que todo aquél proabortista y progay es de izquierda y "laico", y que todo antiabortista y antigay es "católico", o cristiano en general, y de derecha.
A pesar de los simplista de la situación, en cierto modo la visión no carece totalmente de fundamento: el movimiento feminista (del cual es un subgrupo el movimiento pro-gay, por llamarlo de algún modo) lo que sostiene es que el papel que tradicionalmente se le ha dado al hombre y a la mujer, y la idea de famila mononuclear, son construcciones históricas que responden a ciertas estructuras de poder, y que deben transformarse en beneficio de quienes no se adecuan a tal modelo. Por ejemplo, el papel de la mujer ya no es ser madre, y ser "mujer" ya no es un condicionante sustancial de nadie. También, por ejemplo, para ser "hombre" no es necesario ser cabeza de una familia mononuclear compuesta de mujer. Ello deriva también, en que la finalidad de la unión de dos individuos no es la reproducción (ni de nuevos niños, ni del esquema de familia mononuclear).
El primer argumento, por ello, que sale en esta disputa, es la aparente contradicción entre el fundamento feminista que ataca a la familia mononuclear, y la exigencia de los grupos LGBT de tener derecho a fundar familias mononucleares. Sin embargo, se me ocurre, lo único que se puede responder a ello es que, en el fondo, la exigencia es por liberar a hombres y mujeres del papel que su fisiología les impone, y permitirles asumir el papel que mejor les convenga y apetezca. Detrás de la discusión, pues, hay una exigencia liberal, en el fondo, porque una idea sobre la naturaleza del hombre (o, más en general: sobre cómo debe ser el mundo), se imponga sobre otras por la fuerza.
Sin embargo en este punto, las discusiones se tornan complejas y ambiguas, y ya nadie sabe exactamente qué se está discutiendo: si se trata de discriminación, si se trata del derecho del niño en cuestión (ya sea de la mórula que será abortada, ya se trate del niño que será adoptado por una pareja gay), si se trata sobre lo que es natural o anti natural, si se trata de las oscuras fuerzas de la iglesia y el capitalismo, si se trata de permitir el matrimonio entre extraterrestres y vacas, o de qué se trata.
Y entonces un total desconocido, apellatur Esteban Arce, salta a la fama, del mismo modo en que lo hizo Carlos Mota.
El 18 de diciembre, cuatro días antes de la aprobación en la ALDF de los matrimonios gay, y de dárseles la opción por adoptar niños, un tipo, cuya otra única aparición interesante en televisión fue "El Calabozo" hace más de 15 años, quizo obligar a una sexóloga (lejos, muy lejos de una figura como Anabel Ochoa) a decir que no es "normal" la homosexualidad.
Pero el rating de ese programa debe ser muy bajo. Y no puede ser por culpa del horario: ese era el horario del Mañanero, conducido en sus épocas de oro por Brozo, Victor Trujillo. A esa hora se conoció el escándalo de Bejarano y Ahumada. Y rompió récord de audiencia el 11 de septiembre de 2001, quitándole rating a otros noticieros más tradicionales.
No: la falta de audiencia es porque el programa es bastante intrascendente.
Y la prueba de su falta de rating estriba en que el susceso registrado el 18 de diciembre de 2009 no tuvo repercusión alguna sino hasta el 5 o 6 de enero de 2010, cuando alguien lo descubrió en You Tube, lo posteó hasta el cansansio, fue conocido en Twitter, y generó una polémica que lo llevó incluso al CONAPRED.
Entonces la comunidad LGBT montó en cólera, y ha exigido repetidamente que Televisa pida disculpas por permitir esas declaraciones homófobas, y que lo corran.
Contra lo que se esperaría, pues, de una comunidad políticamente organizada, que se supone que gracias a tal organización consiguió la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo; lo que la comunidad LGBT exige es que se "calle" a Esteban Arce por PELIGROSO. Porque sus declaraciones son un ataque y ofenden a un sector de la sociedad.
Con justa razón, algunos defensores de Arce dicen que aquello es un atentado contra la libertad de expresión: ahora resulta que un periodista (independientemente de su dudosa calidad) puede perder su trabajo por expresar libremente sus opiniones.
Y ante la justa objeción... ¿qué responder?
Cómo bien dice Álvaro Cueva en su columna, el ataque contra Esteban Arce es una columna de humo: nadie ha gastado tanto esfuerzo para atacar al Cardenal Norberto Rivera, ni al Papa, ni los pinchemil programas homofóbicos de Televisa. Evidentemente, alguien echó luz al video del programa que ya tiene un mes de transmitido ¿Para ocultar qué cosa? He ahí lo interesante.
Creo, más bien, que se trata de una provocación, porque con el ataque contra Arce, lo único que se está logrando es que la comunidad LGBT se asuma, justamente, las actitudes que supuestamente ha criticado siempre: la intolerancia, la violación de las libertades democráticas (especialmente la libertad de expresión), el linchamiento.
Porque la razón que la gente esgrime para lichar a Arce son, justamente, que se sienten ofendidos. Pero ¿no se supone que otra facción de la sociedad se siente igualmente ofendida por la aprobación de los matrimonios gay?
Ahora todo mundo está linchando al desconocido de Esteban Arce. Están sintiendo la profunda satisfacción de "vencer" al enemigo histórico por ver cómo se incrementa la lista de fans del grupo de FB "Esteban Arce fuera del aire". Están gastando una cantidad de energía impresionante para hacerlo. Se sienten útiles, se sienten vencedores.
Y poco a poco, van olvidando así los argumentos que tienen que dar; qué es lo que tienen qué defender, el modo en que tiene qué hacerlo.
Al ver, poco a poco cómo arde Arce en la hogera de Twitter y FB, se van olvidando ellos mismos de cómo organizarse para defender lo que se supone que son sus derechos, porque, en la locura de linchar a Arce, se van con la finta de que el Fin Justifica los Medios, y se olvidan de los derechos de Arce mismo.
Una vez que arda Arce en la hoguera, habrán ardido con él sus verdugos... ¿o no?
Uno o dos años antes, el embajador de Colombia en México había denunciado la presencia de grupos simpatizantes de las FARC en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Contra las espectativas del diplomático, la UNAM y el gobierno mexicano montaron en cólera y exigieron al embajador que midiera sus palabras. En México, y especialmente en la UNAM, dijeron muchas voces, se respeta la libertad ideológica: y los chicos que venden café en la planta baja de la facultad no tuvieron ningún problema en seguir publicando, semanalmente, su periódico mural en apoyo a las FARC.
Así que cuando ocurrió lo de Lucía Morett, todas aquellas voces que se sintieron injustamente calladas, aprovecharon "¿ven cómo sí es un semillero de guerrilleros?". Entonces, otras voces que tienen otros muy diferentes motivos, aprovecharon la situación para acrecentar su campaña contra la UNAM.
(Fíjense cómo de un incidente de magnitud internacional vamos a pasar a una simpleza estúpida)
Un pobre tipo publicó en su blog en un diario mexicano que Lucía Morett era la prueba de que la UNAM no servía para nada. Decía el individuo: ¿quién quiere estudiar en la UNAM? Lucía Morett y el Mosh. El tipo: Carlos Mota. Un pobre opinionólogo totalmente desconocido.
Entonces Guillermo Sheridan, no precisamente un intelectual de izquierda, se burló de él (píquenle aquí) al mostrar la evidente falacia formal de Mota:
Laura Morett estudió en la UNAM
Laura Morett simpatiza con las FARC
La UNAM simpatiza con las FARC
Algunos gatos son negros
Los teléfonos son negros
Algunos gatos son teléfonos
Pero contra lo que se podría haber esperado de la comunidad de Filosofía y Letras que, teorícamente, tiene cierto entrenamiento en lógica, resultó que se ofendió terriblemente de los dichos de Mota. Y con las mismas estrategias argumentativas de Mota, lo atacaron. Y se desgarraron las vestiduras, y gritaron que Mota era un maldito y que su falacia formal y evidente, era PELIGROSA. Y le exigieron que diera una disculpa, y se ofendieron terriblemente. Y supongo que poco faltó para que la turba iracunda de filósofos lo quisiera linchar.
A nadie le interesaba el peligro de guerra en Sudamérica, ni que Lucía Morett estuviera en Nicaragua para evitar órdenes de aprensión, ni la orden de extradición, ni esas nimiedades: la filosofía peligraba por una falacia de término medio no distribuído. Y Carlos Mota tuvo una inmensa fama y un profundo reconocimiento por parte de una comunidad que lo consideró un peligro para la Filosofía (y de hecho lo fue: demostró lo poco filósofos que son algunos filósofos de la FFyL).
Hoy está pasando exactamente lo mismo con Esteban Arce.
El 22 de diciembre de 2009, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó no sólo el matrimonio entre parejas del mismo sexo, sino la capacidad de adopción de éstas. Ello llevó a su cumbre la polémica y la polarización sobre el tema en la sociedad mexicana.
Pero esa aprobación tiene un contexto más interesante: Argentina acababa de celebrar el primer matrimonio Gay de América Latina, y dentro de poco en California las parejas que fueron beneficiadas por una ley similar, y a las que luego se les retiró dicho derecho, están a punto de abrir un juicio que, han logrado, sea televisado. Nótese pues, que no es un hecho aislado en México. Tampoco dentro de México: en 2007 se despenalizó el aborto en la Ciudad de México, y como respuesta, algunos estados de la república, entre ellos Guanajuato, han prohibido en su totalidad el aborto y aumentaron las penas contra quienes lo realizan (médico y mujer). Otros estados tuvieron una actitud más tibia y ambigua: Veracruz quitó las penas a la mujer pero sigue acusando al médico: una mujer puede abortar, pero no puede ser ayudada por nadie.
Evidentemente el que alguien apoye la despenalización del aborto no lo obliga de inmediato a aprobar las uniones gay y su derecho de adopción, y viceversa:
Uno puede creer, muy bien, que la mórula producto de la concepción entre el espermatozoide y el óvulo es ya un ser humano digno y con derechos, y a la vez creer que una pareja de hombre y hombre puede educar a ese futuro ser humano de la mejor manera posible.
También alguien puede sostener que una mujer tiene derecho a interrumpir su embarazo y a la vez creer que todos los niños necesitan de una mamá mujer fémina para desarrollarse correctamente.
Sin embargo, por razones más bien ideológicas y de ideales antropológicos, es común que quien apoye la despenalización del aborto apoye los matrimonios del mismo sexo y viceversa. Pero no tan común como una y la otra parte quisieran. Sin embargo, de manera simplista, se ha supuesto que es así, y, para colmo, se supone que todo aquél proabortista y progay es de izquierda y "laico", y que todo antiabortista y antigay es "católico", o cristiano en general, y de derecha.
A pesar de los simplista de la situación, en cierto modo la visión no carece totalmente de fundamento: el movimiento feminista (del cual es un subgrupo el movimiento pro-gay, por llamarlo de algún modo) lo que sostiene es que el papel que tradicionalmente se le ha dado al hombre y a la mujer, y la idea de famila mononuclear, son construcciones históricas que responden a ciertas estructuras de poder, y que deben transformarse en beneficio de quienes no se adecuan a tal modelo. Por ejemplo, el papel de la mujer ya no es ser madre, y ser "mujer" ya no es un condicionante sustancial de nadie. También, por ejemplo, para ser "hombre" no es necesario ser cabeza de una familia mononuclear compuesta de mujer. Ello deriva también, en que la finalidad de la unión de dos individuos no es la reproducción (ni de nuevos niños, ni del esquema de familia mononuclear).
El primer argumento, por ello, que sale en esta disputa, es la aparente contradicción entre el fundamento feminista que ataca a la familia mononuclear, y la exigencia de los grupos LGBT de tener derecho a fundar familias mononucleares. Sin embargo, se me ocurre, lo único que se puede responder a ello es que, en el fondo, la exigencia es por liberar a hombres y mujeres del papel que su fisiología les impone, y permitirles asumir el papel que mejor les convenga y apetezca. Detrás de la discusión, pues, hay una exigencia liberal, en el fondo, porque una idea sobre la naturaleza del hombre (o, más en general: sobre cómo debe ser el mundo), se imponga sobre otras por la fuerza.
Sin embargo en este punto, las discusiones se tornan complejas y ambiguas, y ya nadie sabe exactamente qué se está discutiendo: si se trata de discriminación, si se trata del derecho del niño en cuestión (ya sea de la mórula que será abortada, ya se trate del niño que será adoptado por una pareja gay), si se trata sobre lo que es natural o anti natural, si se trata de las oscuras fuerzas de la iglesia y el capitalismo, si se trata de permitir el matrimonio entre extraterrestres y vacas, o de qué se trata.
Y entonces un total desconocido, apellatur Esteban Arce, salta a la fama, del mismo modo en que lo hizo Carlos Mota.
El 18 de diciembre, cuatro días antes de la aprobación en la ALDF de los matrimonios gay, y de dárseles la opción por adoptar niños, un tipo, cuya otra única aparición interesante en televisión fue "El Calabozo" hace más de 15 años, quizo obligar a una sexóloga (lejos, muy lejos de una figura como Anabel Ochoa) a decir que no es "normal" la homosexualidad.
Pero el rating de ese programa debe ser muy bajo. Y no puede ser por culpa del horario: ese era el horario del Mañanero, conducido en sus épocas de oro por Brozo, Victor Trujillo. A esa hora se conoció el escándalo de Bejarano y Ahumada. Y rompió récord de audiencia el 11 de septiembre de 2001, quitándole rating a otros noticieros más tradicionales.
No: la falta de audiencia es porque el programa es bastante intrascendente.
Y la prueba de su falta de rating estriba en que el susceso registrado el 18 de diciembre de 2009 no tuvo repercusión alguna sino hasta el 5 o 6 de enero de 2010, cuando alguien lo descubrió en You Tube, lo posteó hasta el cansansio, fue conocido en Twitter, y generó una polémica que lo llevó incluso al CONAPRED.
Entonces la comunidad LGBT montó en cólera, y ha exigido repetidamente que Televisa pida disculpas por permitir esas declaraciones homófobas, y que lo corran.
Contra lo que se esperaría, pues, de una comunidad políticamente organizada, que se supone que gracias a tal organización consiguió la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo; lo que la comunidad LGBT exige es que se "calle" a Esteban Arce por PELIGROSO. Porque sus declaraciones son un ataque y ofenden a un sector de la sociedad.
Con justa razón, algunos defensores de Arce dicen que aquello es un atentado contra la libertad de expresión: ahora resulta que un periodista (independientemente de su dudosa calidad) puede perder su trabajo por expresar libremente sus opiniones.
Y ante la justa objeción... ¿qué responder?
Cómo bien dice Álvaro Cueva en su columna, el ataque contra Esteban Arce es una columna de humo: nadie ha gastado tanto esfuerzo para atacar al Cardenal Norberto Rivera, ni al Papa, ni los pinchemil programas homofóbicos de Televisa. Evidentemente, alguien echó luz al video del programa que ya tiene un mes de transmitido ¿Para ocultar qué cosa? He ahí lo interesante.
Creo, más bien, que se trata de una provocación, porque con el ataque contra Arce, lo único que se está logrando es que la comunidad LGBT se asuma, justamente, las actitudes que supuestamente ha criticado siempre: la intolerancia, la violación de las libertades democráticas (especialmente la libertad de expresión), el linchamiento.
Porque la razón que la gente esgrime para lichar a Arce son, justamente, que se sienten ofendidos. Pero ¿no se supone que otra facción de la sociedad se siente igualmente ofendida por la aprobación de los matrimonios gay?
Ahora todo mundo está linchando al desconocido de Esteban Arce. Están sintiendo la profunda satisfacción de "vencer" al enemigo histórico por ver cómo se incrementa la lista de fans del grupo de FB "Esteban Arce fuera del aire". Están gastando una cantidad de energía impresionante para hacerlo. Se sienten útiles, se sienten vencedores.
Y poco a poco, van olvidando así los argumentos que tienen que dar; qué es lo que tienen qué defender, el modo en que tiene qué hacerlo.
Al ver, poco a poco cómo arde Arce en la hogera de Twitter y FB, se van olvidando ellos mismos de cómo organizarse para defender lo que se supone que son sus derechos, porque, en la locura de linchar a Arce, se van con la finta de que el Fin Justifica los Medios, y se olvidan de los derechos de Arce mismo.
Una vez que arda Arce en la hoguera, habrán ardido con él sus verdugos... ¿o no?
7 comentarios:
Tienes razón. En ese tenor, creo que también el PRD yerra por el mismo camino.
En este sentido, hay que seguir siendo liberales, volterianos.
Besos.
Querida esponja,
Después del seminario sobre Aristóteles que tomé contigo no te he vuelto a ver. Aunque eso no tiene nada que ver, quiero decirte que me muero de envidia de lo bien que expresas tus opiniones.
Solo un comentario. Tómalo como de alguien que no es experto en lógica pero según yo hiciste mal la analogía entre "Algunos gatos son negros"y "Lucía Morett estudió en la UNAM". Según yo no son proposicones formalmente equivalentes, pues en el primer caso, la proposición es de carácter particular: solamente se refiere a algunos individuos del conjunto 'gatos', por lo que es particular. Al contario, la segunda, se refiere a la totalidad de individuos pertenecientes al conjunto 'Lucía Morett', por ser precisamente Lucía Morett el único individuo de ese conjunto. Por eso, parece ser que esa proposición no es particular sino universal.
Abrazo!
Ok, escribí todo mal pero la idea es ésa.
ahh! soy una bruta... eso me pasa por andar copiando tal cual el silogismo de Sheridan. De todos modos la de Lucía Morett no es Universal. O es particular positiva o es esa rara que no me acuerdo cómo se llama que sólo admite un individuo.. jejeje.. en fin... lo voy a corregir.
Saludos
De acuerdo con todo. Los homosexuales antes se quejaban de que no eran tomados en cuenta ni considerados iguales, etc. Me parece que las reformas y el poner sus derechos en la mesa es ya un avance significativo y debe ser celebrado. Pero parece que ahora asumen la postura que solían criticar, como bien lo dices. Ahora ya no se trata de dejarlos participar como iguales en la vida pública y privada, sino de aceptar a rajatabla sus opiniones. Cualquier otra cosa es homofobia. Decir, con buenos o malos argumentos, que existe algo como "familia tradicional" automáticamente se califica como homofobia y se le atribuye a esa proposición toda una carga derechista, católica, iusnaturalista, etc. Todos tenemos el peligro de perder el foco a la hora de defender lo que creemos -y más si se trata no sólo de opiniones como tales, sino de derechos fundamentales-. El problema es que en este país son pocas las discusiones racionales, los argumentos. Todo es pura ideología barata... Y eso es lo triste. Todos los asuntos de este país dependen de la fuerza de las ideologías, no de la fuerza intrínseca de los argumentos.
Espero el comentario sobre la entrada de mi blog...
También estoy totalmente de acuerdo con que la violencia, incluso la verbal, no se debe responder con mayor violencia. El asunto de la discriminación y el maltrato es delicado. Muchas veces el grupo abusado cobra la deuda histórica de manera injusta y tan criticable como el abuso primero. Para ejemplificar, veamos los casos de las mujeres que les pegan a sus maridos o los niños que maltratan a sus padres. Suena irrisorio, pero hoy en día jamás castigarían a alguien por estros crímenes, ya que las mujeres y los niños han sido grupos tradicionalmente doblegados. Así, la comunidad LGTB responde a cualquier ataque de manera un tanto exagerada, aunque no del todo errónea, ya que como mencioné, la deuda histórica es innegable. Y aunque los golpes no se solucionan con golpes, el primer video de Esteban Arce ha desencadenado otros, haciendo notar que sus comentarios no son de una ocasión. Ha llamado a los homosexuales "degenerados" y ha asegurado que preferiría dejar a un niño en manos de una madre alcohólica y un padre drogadicto antes que entregárselo a una pareja del mismo sexo, porque "quién sabe que le pueda pasar al pobre niño por las noches". Lo anterior NO debería ser reprendido por la comunidad gay, sino por las autoridades de una televisora que supuestamente promueve la unión de "la gran familia mexicana" y cuya línea editorial es supuestamente neutral. Ahora, queda claro que mientras la sociedad no llame la atención de dichas autoridades, un mensaje peyorativo seguirá llegando a millones de personas en un país que lucha por lograr igualdad (aún cuando los motivos puedan ser cuestionables). Entonces, si unos se hacen de la vista gorda y los otros no deberían fomentar actitudes violentas, ¿quién se encargará de que los medios estén limpios de comentarios teñidos de odio y malicia? La pregunta no tiene solución, claramente. Así que, entiendo que no sea correcto que miles de personas quemen en la hoguera a un pobre conductor que es políticamente incorrecto (y poco brillante, por qué no decirlo) en todos sentidos, pero tampoco estoy seguro de que se deba permitir que una persona así siga teniendo los insignificantes puntos de rating que tenían antes de todo este suceso, ya que por pocos que sean, siguen llegando a mucha gente que, probablemente, no tenga la preparación para cuestionar y criticar lo que ve en su querida "caja idiota".
La discriminación es un delito sancionado como tal en la Constitución y en las leyes de la Nación; no es válida la difamación ni la exclusión por razones ideológicas como parámetro para tomar decisiones que afecten las relaciones públicas (i. e.: la prestación de un servicio, el ejercicio de derechos, etcétera). La libertad de expresión -como derecho positivo- tiene límites, no a priori, pero sí cuando en su manifestación se cometa o se promueva el delito, como el de discriminación. La homofobia aquí es evidente, pero la homofobia no es delito, sino su reflejo en actitudes que escapen del ámbito privado (como lo sería el rehusar el trato con homosexuales) y que, en cambio, afecten los derechos humanos. El asunto es si las palabras y la actitud de Arce son discriminatorias o una demostración más de la estupidez de televisa, su gente, sus conductores y, con perdón, muchos de sus televidentes.
Publicar un comentario