17 febrero 2010

Aestimatio

Actualización: Miriam y Aurora, ya les contesté en el post de Los Iguales (píquenle aquí para ahorrarse la búsqueda). Gracias a todos los demás que han andado por acá. Y ya se me bajó la rabieta que traía ayer. Nomás me preocupa que haya hecho rabiar a otros... en fin. Luego les cuento qué pasó.


Venía manejando sobre Av. Universidad, y de repente un recuerdo golpeó mi sien: Daniel entonces vivía en Gabriel Mancera a dos cuadras de Xola. Me acompañaba a mi casa, que estaba a una cuadra -también- de eje 4 sur, pero en su versión post-Plutarco Elías Calles, o sea, en la breve calle Té. Recuerdo con pasmosa claridad que estábamos a tres paradas de Tlalpan. No había aún metrobús, y recuerdo que las puertas del camión se abrieron frente a un parabús que tenía un anuncio color amarillo. Entonces le pregunté ¿qué es la estimativa? Y me contestó: pues una especie de juicio que no es racional, con el que calculamos ciertas acciones sin hacerlas concientes, por ejemplo, cuando sentimos que tenemos que dar vuelta a la izquierda para llegar a casa. Y yo sólo dije: ¡ah! Hoy, mientras venía sobre Av. Universidad, hacia casa de mi suegra, para traer a Daniel a nuestra casita en la Portales, me golpeó en la sien el recuerdo, y sentí como si una fuerte providencia me estuviera, desde hace años, llevando de la mano...

hoy hice una rabieta.

1 comentario:

Miriam Jerade dijo...

Está buenísima la caricatura. Ay, si me acuerdo de ustedes dos de novios en la facultad! Y la Morales, qué colonia más deliciosa, pasen al convite y brinden por mi, o al club de jazz de al lado. Ay, el mercado! (y las quesadillas). Pues bendita providencia que nos encuentra con nuestros rotos nuestros descosidos y hasta los lobos feroces de nuestro destino.