Ayer, mientras Strudel (ver punto 2) hablaba de la doctrina no escrita de Platón, luego de leer la ponencia de una querida amiga en la cual mezclaba a Iván Illich, Hugo de San Víctor, Lévinas y Nicol, y al recordar mi tema de tesis, se me ocurrió la siguiente idea, y la escribí en Facebook. Como sé que la capacidad retentiva del FB es blandengue (mi traducción a infirmitas en Avicena), la traigo a este repositorio (Thesauro) para que no la borre la fuerte corriente del postmoderno Facebook:
1.- Vino a este bló mi tocaya. Ella vive en Chihuahua. Claramente lo ha dicho: ahí lo que se vive es una situación de guerra, sin matiz alguno. Será que ya nos tocaba: 2010. O nos tocará, y hablo por los chilangos, cuyas angustias no sobrepasan el canal de la Compañía que, por enésima vez, se ha roto. Mi mamá, el danilo y yo llegamos a la conclusión de que vivimos en la mejor zona de la ciudad: el corredor eje 4-eje 6 sur: de Ciudad Universitaria a Churubusco ni se fue la luz, ni cayó agua, y diría que ni tembló, pero eso ya es una exageración. Y quizás por ello, creemos ingenuamente que la guerra está leeeeeeejos leeeeeejos, allá en el norte, a 12, 18, 24 horas de distancia en autobús. Pero no: la burbuja, medio mojada, pero pacífica en que vivimos, no es indestructible. No puedo evitar recordar el final de Farenheit 451: los prófugos lectores observan desde lejos cómo caen bombas sobre su antigua ciudad, llena de citadinos cuyo único objetivo en la vida es mirar tenelovelas. La razón era simple: para ellos la guerra no estuvo cerca hasta que estuvo ahí. Digo: sólo para que lo tomen en cuenta. Un abrazo tocaya.
Si el discurso escrito pudiera defenderse a sí mismo, veintitres siglos de amorosos comentadores, que aguzan el oído y la vista sobre el ajado pergamino, no habrían existido. Veintitrés siglos de amor por los secretos detrás de los silencios de un texto (De anima III, 4-5) no son sino desesperanza por el infinito.
1.- Vino a este bló mi tocaya. Ella vive en Chihuahua. Claramente lo ha dicho: ahí lo que se vive es una situación de guerra, sin matiz alguno. Será que ya nos tocaba: 2010. O nos tocará, y hablo por los chilangos, cuyas angustias no sobrepasan el canal de la Compañía que, por enésima vez, se ha roto. Mi mamá, el danilo y yo llegamos a la conclusión de que vivimos en la mejor zona de la ciudad: el corredor eje 4-eje 6 sur: de Ciudad Universitaria a Churubusco ni se fue la luz, ni cayó agua, y diría que ni tembló, pero eso ya es una exageración. Y quizás por ello, creemos ingenuamente que la guerra está leeeeeeejos leeeeeejos, allá en el norte, a 12, 18, 24 horas de distancia en autobús. Pero no: la burbuja, medio mojada, pero pacífica en que vivimos, no es indestructible. No puedo evitar recordar el final de Farenheit 451: los prófugos lectores observan desde lejos cómo caen bombas sobre su antigua ciudad, llena de citadinos cuyo único objetivo en la vida es mirar tenelovelas. La razón era simple: para ellos la guerra no estuvo cerca hasta que estuvo ahí. Digo: sólo para que lo tomen en cuenta. Un abrazo tocaya.
2.- Ayer pasaron muchas cosas raras en cierto seminario de filosofía antigua. Para empezar vino una V.S. (recuerden la terminología: Vaca Sagrada) que, por lo menos nosotros los mortales alejados del Olimpo, no esperábamos ver. Y resultó ser, como suele ocurrir con los alumnos de Conrado Eggers, un argentino simpatiquísimo y realmente bueno. Lo que no estuvo bueno fue que, según mis cálculos, menos de doce horas antes recibimos un correo con unos pasajes de Platón para la clase del día siguiente. Y yo, sin internet en casa, pues me enteré hasta el día siguiente. Pero ese no es pretexto: tenía 4 horas para traducir. Y sí: para alguien que lleva año y medio con Aristóteles, y que todo lo que lleva del año lo ha dedicado exclusivamente al latín, Platón sí es un reto. Pero ese no es pretexto: 4 horas son más que suficientes para traducir. Pero claro, me encontré a Callejas quien pretendía haber resuelto un misteriosísimo misterio en Aristóteles, y tuve que advertirle que si seguía por ese camino, mejor sí se cambiara de asesor, porque acababa de descubrir los secretos del determinismo y la libertad (de todos modos sí se resolvió el asunto: todo quedó en una nota -que me temo deberá ser sección- sobre el correcto uso de azar en Física B). Pero ese no es pretexto: después de la plática me quedaba todavía una hora para traducir. Eran muy pocas líneas. Tan pocas, que alcancé a traducir el primer párrafo (no sin gran dificultad que pudo ser evitada si hubiese empezado antes).
Comenzó la "clase", dirigida por Strudel (¡sí, la famosa Strudel! hace mucho que no salía en el blog). Yo empecé a traducir, y la simpática V.S. y Zacarías corrieron en mi auxilio... incluso Strudel. Luego una pequeña ronda de comentarios. Luego yo esperé, como correspondía, que alguien me sustituyeran en la traducidera... pero no ocurrió. Y lo más sorprendente: tampoco cierto Demiurgo participó. Estaba de los más incómodo. Si no fuera porque no es color blanco papel (o sea: tiene un poco de piñonsito en su piel), habría sido más que evidente que el color no le bajaba de rostro. Y ante el silencio sepulcral de una gigantezca e inusitada masa asistente (y asistonta) al seminario, que se negaba a traducir, él no dijo ni pío. Zacarías salió al quite.
Yo dije un comentario, mejor sería decir una estupidez. Y me quedé callada: ya eran dos vergüenzas al hilo, y cero solidaridad de la masa asistonta del seminario que se negaba a participar.
Habríamos más de 25 personas ahí. Todo el seminario se lo llevaron Zacarías, Strudel y la V.S., con algunas esporádicas participaciones del Demiurgo, ojitos verdes y la aristotélica Punk. (ok: hoy amanecí original para los personajes).
Ya para el momento del break, añorado por todos, entendí lo que pasaba: por alguna misteriosa razón, Strudel agandallose la clase para exponer su única tesis en la vida: en la doctrina escrita de Platón hay múltiples referencias a la no escrita. Me enmuiné (masivamente: es decir, junto con la masa) y me negué a seguir participando.
Pero sería falso decir que estaba indignada por el agandalle de Strudel (pues el curso se supone versará sobre la teoría de la sustancia en Aristóteles, específicamente libro Z... así que, así como que para introducción, uno esperaría el Parménides, no el Fedro). Más bien me sentía derrotada por la estupidez que acababa de decir. Me sentía medio impotente... me sentía: ese era el problema: me sentía a mí misma... neuróticamente me puse demasiada atención.
En cambio, ante el desalentador panorama, la V.S. demostró por qué es una Vaca Sagrada: no sólo por la solvencia con que maneja a Platoncito y a Aristotelicito, sino porque dadas las condiciones adversas se portó de una manera tal que la prometía ser una desangelada sesión del seminario, terminara siendo un debate interesante y de cierta erudición sobre la doctrina no escrita de Platón.
Si Strudel estuvo mal (por el agandalle, y porque en año y medio no ha mejorado su pronunciación del castellano), el grupo de masivos quejicas estuvo peor. Y yo, todavía más. En nuestra defensa (de masa masiva) podría argüírse que nos sentimos ligeramente defraudados. Pero nadie tuvo los ovos para decirlo, quejarse o protestar. En general, como buenos mexicanos, nos afloró lo agachón, diría Rius. Aunque aquello no es del todo cierto.
En el fondo, lo que en realidad ocurre es que donde gobierna capitán no gobierna marinero: El capitán quiere crear, more Dr. Frankenstein un conjunto de iguales, y rodearse de ellos para saber qué se siente no estar tan sólo. Pero sus creaturas, tienen espíritu de marinero -pues el control que ejerce sólo es tolerable para alguien, o bien marinereable, o bien en gran necesidad: una dúctil y maleable materia, pues-. Y cuando ensaya a ponerlos en el lugar de sus iguales ello tiene, como hemos vistos, resultados insospechados...
Comenzó la "clase", dirigida por Strudel (¡sí, la famosa Strudel! hace mucho que no salía en el blog). Yo empecé a traducir, y la simpática V.S. y Zacarías corrieron en mi auxilio... incluso Strudel. Luego una pequeña ronda de comentarios. Luego yo esperé, como correspondía, que alguien me sustituyeran en la traducidera... pero no ocurrió. Y lo más sorprendente: tampoco cierto Demiurgo participó. Estaba de los más incómodo. Si no fuera porque no es color blanco papel (o sea: tiene un poco de piñonsito en su piel), habría sido más que evidente que el color no le bajaba de rostro. Y ante el silencio sepulcral de una gigantezca e inusitada masa asistente (y asistonta) al seminario, que se negaba a traducir, él no dijo ni pío. Zacarías salió al quite.
Yo dije un comentario, mejor sería decir una estupidez. Y me quedé callada: ya eran dos vergüenzas al hilo, y cero solidaridad de la masa asistonta del seminario que se negaba a participar.
Habríamos más de 25 personas ahí. Todo el seminario se lo llevaron Zacarías, Strudel y la V.S., con algunas esporádicas participaciones del Demiurgo, ojitos verdes y la aristotélica Punk. (ok: hoy amanecí original para los personajes).
Ya para el momento del break, añorado por todos, entendí lo que pasaba: por alguna misteriosa razón, Strudel agandallose la clase para exponer su única tesis en la vida: en la doctrina escrita de Platón hay múltiples referencias a la no escrita. Me enmuiné (masivamente: es decir, junto con la masa) y me negué a seguir participando.
Pero sería falso decir que estaba indignada por el agandalle de Strudel (pues el curso se supone versará sobre la teoría de la sustancia en Aristóteles, específicamente libro Z... así que, así como que para introducción, uno esperaría el Parménides, no el Fedro). Más bien me sentía derrotada por la estupidez que acababa de decir. Me sentía medio impotente... me sentía: ese era el problema: me sentía a mí misma... neuróticamente me puse demasiada atención.
En cambio, ante el desalentador panorama, la V.S. demostró por qué es una Vaca Sagrada: no sólo por la solvencia con que maneja a Platoncito y a Aristotelicito, sino porque dadas las condiciones adversas se portó de una manera tal que la prometía ser una desangelada sesión del seminario, terminara siendo un debate interesante y de cierta erudición sobre la doctrina no escrita de Platón.
Si Strudel estuvo mal (por el agandalle, y porque en año y medio no ha mejorado su pronunciación del castellano), el grupo de masivos quejicas estuvo peor. Y yo, todavía más. En nuestra defensa (de masa masiva) podría argüírse que nos sentimos ligeramente defraudados. Pero nadie tuvo los ovos para decirlo, quejarse o protestar. En general, como buenos mexicanos, nos afloró lo agachón, diría Rius. Aunque aquello no es del todo cierto.
En el fondo, lo que en realidad ocurre es que donde gobierna capitán no gobierna marinero: El capitán quiere crear, more Dr. Frankenstein un conjunto de iguales, y rodearse de ellos para saber qué se siente no estar tan sólo. Pero sus creaturas, tienen espíritu de marinero -pues el control que ejerce sólo es tolerable para alguien, o bien marinereable, o bien en gran necesidad: una dúctil y maleable materia, pues-. Y cuando ensaya a ponerlos en el lugar de sus iguales ello tiene, como hemos vistos, resultados insospechados...
Puro chisme, puro chisme, diría mi abuelito.
3 comentarios:
Esponjita: no entendí por qué masa asistonta ¿sólo porque no se "solidarizaban"? no entendí, deveras. Por lo demás, qué bueno que cuando llegabas, me iba. Salvo ese calificativo, me gusta que hayas reseñado ese "evento" que con todo el dolor de mi corazón me perdí.
Bueno, los "asistontos" son los que saben griego y se negaron absolutamente a traducir. Se me hizo mala onda. No que no se solidarizaban conmigo, sino con el seminario en general.
Te hubieras quedado porque, con todo, estuvo interesante.
Oye, me lo perdí, me habría gustado ir... momento, ¿es el seminario con RSalles al que hace meses no voy? Soy un idiota.
Y ya sin sarcasmo ni nada, es pregunta en serio: ¿de verdad alguien toma en serio la teoría de las doctrinas no escritas de Platón? Merece una explicación mas amplia, pero digo, si no las escribió, como saber algo certero de ellas, y por lo tanto, qué importan.
Saludazos.
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