En estos días he tratado de redactar mi proyecto. Pero casi accidentalmente me metí (apenas me mojé el tobillo) con un asunto político... o bueno, dejémoslo en que fue un asunto que movió nuestra humana naturaleza política (para mayores informes, el post de abajo).
No abundaré en el asunto, porque me tardé un poco en comprender que no entiendo todo lo que está pasando ahí (y no es que no me interese... pero me causa la suficiente angustia como para desear decir con todas mis ganas: ni me interesa).
Lo único que quisiera decir es, según las palabras del buen Armando, ni las cosas son tan rosas, ni las cosas son tan negras. Pero... ojalá lo pudiera decir con algún fundamento.
Lo único que sí me queda absolutamente claro es que, este despapaye, sólo demuestra que TODOS carecemos de cultura democrática. Pos no, nomás no se nos da. No es un modo natural de hacer las cosas entre nosotros.
Y la falta de cultura democrática nada tiene que ver con las buenas o malas intenciones de la gente. Bueno, he dicho. Ya no se hablará de política en este blog (hasta que vuelva a ser necesario... digo: si todo mundo durante esta semana ha tratado de verme la cara con hermosos y pomposas falacias -entre las que destacan una de mi mamá y dos del Danilo, aunque hubo otros... ¿por qué yo no?.)
Luego regreso y hablo más del tema... de la política en general, no de sus token... y dios nos coja confesados.
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