11 octubre 2010

Sueños

1) Tengo mucho sueño. Haré mucho café. No he escrito los correos que debo (con las fotos que debo, los saludos que quiero, las extrañezas que extraño. Te extraño). No he leído los libros que quiero, no he calificado las tareas que debo. No he hecho los corajes que necesito... dormiré un rato... ya no doy más.

2) Quiero conocer Berlín. Quiero luego ir a Colonia y ver la Catedral. Quiero averiguar si aún existen las mísmas moléculas que Alberto Magno, Obispo de Colonia, conoció. Quiero saber si mi idolatría no será más satisfecha con el mármol que él tocó que con los pensamientos que él compuso. ¿Alberto es algo más que el texto? (terrible sería que sí, ¡oh hermeneutas!, ¡oh cerebros en cubetas!). Luego quiero conocer Dresde. No tengo idea de cómo es Dresde (ni cómo se pronuncie en Alemán), pero hay un cuento que habla de Dresde, y yo quiero ir allá. Quiero ir a la Selva Negra y satisfacer mi idolatría por los ídolos (mujer de poca fé: no me conforma que ellos hayan sido sólo textos). Quiero ir a Mosela y tocar sus aguas en las que dos veces no se bañó Cusa. Quiero ir allá. Llegar en invierno, seguir el camino de Heine. Quiero ver los bosques donde Caperucita se encontró al Lobo (no... ellos tampoco pueden ser puro texto).

3) Anoche soñé contigo (¿anoche? hace las horas que dormí). Soñé que te esperaba, que te esperábamos. Habían hecho una especie de habitación para nosotros. Era una cosa rara: la habitación era blanca, de finos muebles y muy abullonada. Era nuestra habitación de trabajo. Primero no eras tú, sino aquél que tanto se parece a tí. Pero el que llegaba eras tú. Y yo te iba a recibir a la entrada y llegábamos abrazados al lugar. Y todos nos aplaudían. ¡Caray! ¡Te voy a extrañar un chingo!

No hay comentarios.: