
(donde se prueba científicamente que se puede, simultáneamente, tener PhD y Cara de Chango)
Este blog es responsabilidad de quien lo lee y quien lo recomienda.
YO NO LO RECOMIENDO
Ok, sigo sin poderme concentrar, y, para colmo, se me acabaron los cigarros. Y no, ya no me gusta ir en la madrugada al OXXO porque luego está ahí el borrachín platicador que quiere limpiarle los parabrisas a la bicicleta.
No es sueño, tengo mucho café. Pero invariablemente llega el momento en que se me enredan entre los ojos las qualitates y quantitates y me doy cuenta de que llevo veinte minutos sobre le mismo párrafo sin prestarle atención alguna.
Y quién sabe hasta que remotísimos lugares llega mi cerebro que, cuando despierto, descubro que no he pasado de la página 275 en varias horas. ¿Qué hacer en estos casos?
Conecto a mis divagantes neuronas mis dedos, y obligo a mi animula a entrar a mi corpusculum (es decir: que mi almita entre en mi cuerpecito) y les platico en qué ando pensando. Y, digo, hacer un esfuerzo porque esto resulte interesante aumenta la concentración (asegún eso dicen).
¿Qué hacemos?...
mhh...
¡ya sé! ¡les contaré un cuento!...
Lo malo es que no me acuerdo de todo el cuento.
Mi abuelita lo contaba mucho. Iba más o menos así:
En un reino muy, muy lejano (distancia mínima para ser reino de un cuento), vivía un rey que tenía un gran defecto. Aquí es donde me falla la memoria... ¿cuál era el defecto? ¿unas grandes orejas? ¿era calvo? ¿narizón? ¡¡no me puedo acordar!! Pero digamos que tenía CARA DE CHANGO. Sí... eso... no sé por qué, pero se me ha venido a la mente. Bueno, ya quedamos: el rey tenía CARA DE CHANGO.
El rey estaba bien consciente de su defecto, y, por ello todo aquél que lo mencionara, sería decapitado (era obviamente un reino donde las garantías individuales y los derechos humanos no se respetaban, y los pobres habitantes vivían siempre con el Jesús en la boca agarrándose sus pescuezos... por eso estaba muy muy lejano).
Bueno, el caso es que los habitantes no se contaban entre ellos el asunto (no había Twitter ni Facebook, así que se las veían más fácil que Hosni Mubarak. Sin embargo el mercado negro funcionaba a las mil maravillas, eso sí). Y sentían una especie de picazón por gritar a los cuatro vientos que el rey tiene CARA DE CHANGO.
Y uno de ellos, el paje encargado de cepillar los abundantes cabellos del Rey, puesto que todos los santos días tenía que verle la JETA DE CHANGO al rey, -con su prominente barbilla y sus abultadas cejas-, era quién más padecía la situación.
Tenía pesadillas espantosas donde gritaba sin poder parar "¡¡El rey tiene CARA DE CHANGO!!" e incluso en una ocasión durmió con la boca tapada con un paliacate por miedo a que la pesadilla traicionara a su sueño.
Al fin, sin embargo, encontró la solución y se fue a las afueras del pueblo y luego se internó en el bosque (porque para ser un cuento en un país muy muy lejano, aquello debe tener bosques alemanes y selvas negras y cosas por el estilo... con una casita de dulce more Hansel y Gretel y unos enanos mineros, que habían sido rescatados con vida por el gobierno y en un evento televisivo... ejem... no... eso sería en un país muy cercano, por la Patagonia. En Muy Muy Lejano se murieron todos, y a Blanca Nieves la metieron a la cárcel por manifestarse frente a la Minera).
Perdón... les decía.
Ahí, en medio del medieval y germánico bosque, el paje cavó un agujero y gritó con todas sus fuerzas ¡¡¡¡¡El rey tiene JETA DE MONO, CARA DE CHANGO, FAZ DE CHIMPANCÉ!!!! y con el alma desaguada, regresó, tranquilo, a su hogar.
Obviamente el descanso sólo duró algunas unas semanas, y pronto, después de varios días de cepillar las abultadas cejas y los largos cabellos faciales, el pobre sintió la tremenda necesidad de volver a su agujero; de tal modo que mes tras mes salía a media noche y cruzaba el bosque para desaguar las ganas de gritar verdades incómodas y mortales.
Así, su carácter se hizo liviano y feliz... una gran ligereza espiritual lo hacía presa de la envidia de los encorvados corazones de sus paisanos. Y así ocurrió consuetudinariamente, hasta que un día, sin decirle agua va, la Marina Armada de Mex... ejem... digo, la guardia Real de Muy Muy Lejano, lo agarró, se lo llevó al patíbulo, y le cortó la cabeza....
¿¿¿????
¡¡¿Pos qué pasó!!!?
Afortunadamente ni siquiera le dio tiempo de preguntárselo. Pero el pueblo (algo envidioso de su felicidad) pronto se enteró, por la prensa nacional... ejem... digo no, gracias a el juglar Universal, de los verdaderos acontecimientos. Y con sonsonete yucateco more Loret de Mola, todos supieron que la enjundia con la que el joven paje gritaba en su agujero era tal, que pronto comenzó a crecer una plantita; pequeñita, sí... como una vid llena de sarmientos que, poco a poco y mes con mes, formaron la frase: EL REY TIENE CARA DE CHANGO.
El caso es que alguien encontró la plantita denunciante... la CIA lo... ejem... ¿la CIA? bueno... sí, su equivalente de otro reino aún más lejano, utilizando los más elaborados recursos de inteligencia (lo espiaron) encontró el origen de la retorcida forma de la planta. Luego le pasó en corto la información a la Marina Armada De Muy Muy Lejano, y finalmente persiguieron a nuestro paje, lo cacharon en pleno orgásmico grito... y lo ejecutaron.
Y, obviamente, como el juicio hubiera implicado que la terrible frase sonara públicamente, tuvieron que aplicarle una especie de Ley Fuga, que más bien fue Ley Retén: iba borracho y no vio el Retén... ni modo...
Bueno. Eso pasa. Y yo quiero ir a gritar muy fuerte a un agujero que TIENE CARA DE CHANGO por más PhD que tenga y por más que se está fajando a mi ex-novio.
¡¡¡¡CHANGA!!!!
(bueno, concedámosle que puede hacer entimemas)
(pues como dice el Estagirita, el entimema es a la Retórica, lo que el silogismo a la Dialéctica... y mi PhD va a ser en Dialéctica)
He dicho.
La nada ardida esponja
PD: ya me voy, porque si no, no obtendré mi PhD... mío de mi.
No es sueño, tengo mucho café. Pero invariablemente llega el momento en que se me enredan entre los ojos las qualitates y quantitates y me doy cuenta de que llevo veinte minutos sobre le mismo párrafo sin prestarle atención alguna.
Y quién sabe hasta que remotísimos lugares llega mi cerebro que, cuando despierto, descubro que no he pasado de la página 275 en varias horas. ¿Qué hacer en estos casos?
Conecto a mis divagantes neuronas mis dedos, y obligo a mi animula a entrar a mi corpusculum (es decir: que mi almita entre en mi cuerpecito) y les platico en qué ando pensando. Y, digo, hacer un esfuerzo porque esto resulte interesante aumenta la concentración (asegún eso dicen).
¿Qué hacemos?...
mhh...
¡ya sé! ¡les contaré un cuento!...
Lo malo es que no me acuerdo de todo el cuento.
Mi abuelita lo contaba mucho. Iba más o menos así:
En un reino muy, muy lejano (distancia mínima para ser reino de un cuento), vivía un rey que tenía un gran defecto. Aquí es donde me falla la memoria... ¿cuál era el defecto? ¿unas grandes orejas? ¿era calvo? ¿narizón? ¡¡no me puedo acordar!! Pero digamos que tenía CARA DE CHANGO. Sí... eso... no sé por qué, pero se me ha venido a la mente. Bueno, ya quedamos: el rey tenía CARA DE CHANGO.
El rey estaba bien consciente de su defecto, y, por ello todo aquél que lo mencionara, sería decapitado (era obviamente un reino donde las garantías individuales y los derechos humanos no se respetaban, y los pobres habitantes vivían siempre con el Jesús en la boca agarrándose sus pescuezos... por eso estaba muy muy lejano).
Bueno, el caso es que los habitantes no se contaban entre ellos el asunto (no había Twitter ni Facebook, así que se las veían más fácil que Hosni Mubarak. Sin embargo el mercado negro funcionaba a las mil maravillas, eso sí). Y sentían una especie de picazón por gritar a los cuatro vientos que el rey tiene CARA DE CHANGO.
Y uno de ellos, el paje encargado de cepillar los abundantes cabellos del Rey, puesto que todos los santos días tenía que verle la JETA DE CHANGO al rey, -con su prominente barbilla y sus abultadas cejas-, era quién más padecía la situación.
Tenía pesadillas espantosas donde gritaba sin poder parar "¡¡El rey tiene CARA DE CHANGO!!" e incluso en una ocasión durmió con la boca tapada con un paliacate por miedo a que la pesadilla traicionara a su sueño.
Al fin, sin embargo, encontró la solución y se fue a las afueras del pueblo y luego se internó en el bosque (porque para ser un cuento en un país muy muy lejano, aquello debe tener bosques alemanes y selvas negras y cosas por el estilo... con una casita de dulce more Hansel y Gretel y unos enanos mineros, que habían sido rescatados con vida por el gobierno y en un evento televisivo... ejem... no... eso sería en un país muy cercano, por la Patagonia. En Muy Muy Lejano se murieron todos, y a Blanca Nieves la metieron a la cárcel por manifestarse frente a la Minera).
Perdón... les decía.
Ahí, en medio del medieval y germánico bosque, el paje cavó un agujero y gritó con todas sus fuerzas ¡¡¡¡¡El rey tiene JETA DE MONO, CARA DE CHANGO, FAZ DE CHIMPANCÉ!!!! y con el alma desaguada, regresó, tranquilo, a su hogar.
Obviamente el descanso sólo duró algunas unas semanas, y pronto, después de varios días de cepillar las abultadas cejas y los largos cabellos faciales, el pobre sintió la tremenda necesidad de volver a su agujero; de tal modo que mes tras mes salía a media noche y cruzaba el bosque para desaguar las ganas de gritar verdades incómodas y mortales.
Así, su carácter se hizo liviano y feliz... una gran ligereza espiritual lo hacía presa de la envidia de los encorvados corazones de sus paisanos. Y así ocurrió consuetudinariamente, hasta que un día, sin decirle agua va, la Marina Armada de Mex... ejem... digo, la guardia Real de Muy Muy Lejano, lo agarró, se lo llevó al patíbulo, y le cortó la cabeza....
¿¿¿????
¡¡¿Pos qué pasó!!!?
Afortunadamente ni siquiera le dio tiempo de preguntárselo. Pero el pueblo (algo envidioso de su felicidad) pronto se enteró, por la prensa nacional... ejem... digo no, gracias a el juglar Universal, de los verdaderos acontecimientos. Y con sonsonete yucateco more Loret de Mola, todos supieron que la enjundia con la que el joven paje gritaba en su agujero era tal, que pronto comenzó a crecer una plantita; pequeñita, sí... como una vid llena de sarmientos que, poco a poco y mes con mes, formaron la frase: EL REY TIENE CARA DE CHANGO.
El caso es que alguien encontró la plantita denunciante... la CIA lo... ejem... ¿la CIA? bueno... sí, su equivalente de otro reino aún más lejano, utilizando los más elaborados recursos de inteligencia (lo espiaron) encontró el origen de la retorcida forma de la planta. Luego le pasó en corto la información a la Marina Armada De Muy Muy Lejano, y finalmente persiguieron a nuestro paje, lo cacharon en pleno orgásmico grito... y lo ejecutaron.
Y, obviamente, como el juicio hubiera implicado que la terrible frase sonara públicamente, tuvieron que aplicarle una especie de Ley Fuga, que más bien fue Ley Retén: iba borracho y no vio el Retén... ni modo...
Bueno. Eso pasa. Y yo quiero ir a gritar muy fuerte a un agujero que TIENE CARA DE CHANGO por más PhD que tenga y por más que se está fajando a mi ex-novio.
¡¡¡¡CHANGA!!!!
(bueno, concedámosle que puede hacer entimemas)
(pues como dice el Estagirita, el entimema es a la Retórica, lo que el silogismo a la Dialéctica... y mi PhD va a ser en Dialéctica)
He dicho.
La nada ardida esponja
PD: ya me voy, porque si no, no obtendré mi PhD... mío de mi.
Perdón... pero este videíto no podía faltar!!! Con ustedes, Inspector...
PD: tengo su cara de chango en el escritorio de la Mac para que, cada vez que venga a procrastinar, me acuerde que la CHANGA tiene PhD... y que necesito el mío para poder superar su capacidad de hacer una disertación a base de entimemas (digo... por lo de la Retórica)
3 comentarios:
Salí guapito :-|
¡Pos este es mi rincón del ardimiento!
Es mi hoyo de gritar mis secretos. Así luego los veo, los abrazo y les doy mis bendiciones...
¡Ya hombre! me conoces en demasía...
Tu historia es la de las orejas de burro del Rey Midas. Me gustó tu adaptación de la historia.
Publicar un comentario