25 marzo 2011

¡Ay los estoiquitos!

Está bien, lo confieso. Apenas llevo tres días leyendo a Nuchelmans (el mero mero libro... estuve leyendo antes los articulitos de los otros).
Que la depresión, que la angustia, que los marcianitos voladores. No, no voy a esgrimir pretextos: simplemente pues no había comenzado antes. Y ya comencé. (Debieron sospecharlo: me la pasé obsesa con Fukushima y Blade Runner. Y todavía me dí el lujo de leer la novela de Philip K. Dick y la del "Imperturbable Hans"). Y acabo de comprar otro libro, de una Larsson pero que no es Stieg y que lleva una bolita arriba de la A de su nombre (y me da flojera ir por él para decirles de qué se trata). Los capítulos son rete-chiquitos. Y ahora sí: primero leo un capítulo de Nuchelmans y luego, de premio, un capitulito de la señora Larsson.
Porque, bueno, el "epicureín" sirve para que una no ande muerta de miedo de salir de la casa. Pero no todavía no se inventa el "disciplinín". Para la disciplina sólo queda la voluntad y las pequeñas trampas que una se pueda poner.
Como soy una niña con TDA (que tan grave no ha de ser) para funcionar tengo que estarme moviendo constantemente. Tengo que cambiar de ambientes. Así que ir los Martes y Miércoles al IIFs es saludable, pero no aguantaría pasármela en el cubículo toda la semana (ni siquiera todo el día). Así que un día me meto al Starbuks tal y tal, otro al café del centro tal y tal, otro en el Toks tal y tal, otro rato en la recámara y otro en la monísima mesita. Dos horas y media de lectura: no aguanto más al hilo. Luego salgo, doy el rol, y de nuevo a leer. Así está funcionando muy bien. Una hora de descanso: ir a la librería, ir a ver juguetes, venir al blog. Ojalá funcione.

Y en estos momentos la "novela" de Nuchelmans tiene más intriga que todas las novelas que he leído últimamente. Ahora vamos en el capítulo de los estoiquitos.

Ya saben, así se los cuento a los compañeros no iniciados en la antigüedad.
Imagínense que un día, por alguna razón, desaparece Hegel. Todo Hegel (junto con Kant, para hacer más verosímil el asunto... junto con Schelling y Fichte y todo el Idealismo Alemán). Todo. No queda ni una sola copia de la Ciencia de la Lógica ni de la Fenomenología del Espíritu, ni una Crítica de la Razón Pura, ni un tomo del Sistema del Idealismo Trascendental. Pero nos quedan los textos de quienes leyeron directamente esas obras. Y tenemos que reconstruir a Hegel a través de las críticas que de él hizo Russell, mediante Heidegger, a través de McDowell o Gadamer. De pronto tendremos la certeza de que el siglo XX lleva en sí la profunda influencia de un autor vilipendiado, pero del que no puede zafarse. De pronto encontraríamos a Hegel por todos lados... pero ¿qué es exactamente lo que encontraríamos en todos lados, si ese 'qué' es lo que perdimos?
Bueno: eso pasó con los estoicos. Algunos lo refieren dándoles un poco de razón, como Nemesio. Otros simplemente los refieren. La mayoría, contra ellos. ¿Qué decían exactamente? ¿por qué no tenemos ni un libro completo de Crisipo? Y, sin embargo, su influencia es indudable. La Filosofía antigua sería bastante más burda de lo que es si, de a deveras, sólo nos quedara Aristóteles.
Gran parte de lo que pasará "después de ellos" es, o una corrección a sus doctrinas, o la mayor de las veces, una gran mala interpretación. Pero están ahí: como la materia inaccesible de toda reflexión futura.

Justo ahora voy en los lektá y los axiomata. Y, bueno... uno se comienza a sospechar luego luego que, efectivamente, las intentiones del futuro (siglo XI, XII y XIII) son primas de los lektá. Pero como suele ocurrir con la historia de ésta, nuestra Filosofía, los meandros por los cuales viajan ciertas doctrinas con muy enrevesados. Pasan por el mismo lugar de diferentes maneras. O bien, son muchos arroyos que llevan la misma agua pero por lugares muy diferentes.
Ma'na, una de las palabras árabes traducidas por intentio, quiere decir: lo que es significado (ma cosa, na' significado). Hacerse la ilusión de que, efectivamente, ma'na es la traducción a 'lektá' o alguna de sus variantes, es casi como imaginar que la explosión del Thera en el siglo XI a.C. y los Minóicos enterrados ahí están narrados en el mito de la Atlántida que nos cuenta Platón. Todo parecería coincidir: La mitad de Creta se hundió, efectivamente (como cuenta Platón) los Egipcios tiene registrada la erupción del Thera. Pero, como dice Chadwick: no podemos sino jugar con esa idea. Es improbable (de que no se puede probar, no de que sea inversímil).
Pero ¿y si alq' es, efectivamente, la traducción de noémata o de noeseos? Todo tendría taaanto sentido. Habría que ir a Verbeke y su interés tanto por Nemesio como por Avicena (y el libro inconseguible en Amazon).
Pero hay más arroyos para los 'lektá'-'intentiones'. Están Nemesio y Tertuliano. Galeno vía árabe y vía latina. Y los Neplatónicos que, al final, el Demiurgo me acabó convenciendo de que son sólo una herejía estoica. Y, por supuesto, Boecio (por no mencionar a Agustín, obviamente).
En cuanto terminen los capítulos de los estoicos (el de los lektá y otro brevísimo sobre los axiómata) siguen una serie larga de capítulos sobre la latinización de su terminología. Cómo pasamos de los asómata a los incorporale y de ahí del pneuma al spíritus.
Luego, la gran influencia de Abelardo en toda la lógica posterior. Sus dicta. Y es ahí donde ambos arroyos se van a encontrar: el de los "ma'na" y el de los "dicta". Las intentiones y su misterioso status ontológico.

Ya veremos. La intriga y el suspense aumentan. ¿Cómo pasamos de la imagen percibida que es un pathémata en el alma a la palabra producida que es otro pathémata? Ahí está el quid, según yo. Y esas preguntas ya se las hacían los estoiquitos.
Ya veremos por qué Alberto dice que la Phantasia elicit intentionem veri et falsi. Ya veremos... y cada vez nos queda muy claro (a la Esponja y demás criaturas imaginarias, y a la tal Paloma) que el asesor es muy chingón: parece que nos ha mandando por el libro correcto.

Si las cosas van como quiero, habrá dos capítulos: el de la imago, similitudine y el Speculum Animatum, y el del elicere y las intentiones veri et falsi. Entonces tendremos los dos problemas (que Nuchelmans apuntó desde las primeras páginas de su libro): el de la causalidad de la percepción y el de la intencionalidad.

Ojalá vayamos bien...

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