15 marzo 2011

Fundición (agarrando el blog de Twitter)

El androide Roy (Nexus 6) descoyunturándole sus deditos a Harrison Ford.
(sí... la volví a ver. Y la volveré a ver, y ver, y ver y ver y...)



Nota: sí, ok... es que Vangelis les
hacía la música a todos... inclúdos
Carl Sagan... con rá!

Otra nota: hay tres cosas que he hecho
por la pura influencia de Valerio:
Leer a Stieg Larsson,
Oír a Depeche Mode
y ver Blade Runner
(esa última indirecta, y vía una
anécdota que le contó a Elizabeth)

Más notas. Lean esto:

As a dictum can be true or false, it must be something intermediate between the act of asserting and the actual world, but apart from the emphatic categorisation as a non-thing its ontological status is left very much in the dark.

Eso lo dice Nuchelmans a propósito de Abelardo y del Ars Meliduna (creo que ese no es de Abelardo). ¡¡Ahí están los estoiquitos!! ¡¡Ahí están!! ¡no me digan que no!. Bueno... vamos por buen camino... :)
(ejem... sí, claro... todavía falta ver si Abelardo tuvo la influencia que me sospecho en Alberto. Y si sí... Tendremos super capítulo... siempre y cuando todo eso no lo haya refutado ya Anzulewicz en la barbárica lengua)

¡¡Y lean lo que sigue!!:
The autor of the Ars Meliduna mentions several opinios concerning the nature of assertibles and prefers the view adhered to by his teacher, according to which enintiabilia are neither substances nor qualities but have a peculiar being of their own: they are grasped only by reason and thought and are inaccessible to the senses.

Sea lo que sea que Avicena postulara que fueran las intenciones, el hecho es que aquí Alberto tiene una herramienta para dar cuenta del misterioso estatus de ellas. No son las similitudines pues el acceso que el alma tiene a ellas depende de un nexo causal, que aunque es problemático también, pues hablamos aquí delesse intentionale o spirituale, Alberto lo soluciona con la analogía del Speculum Animatum. Pero ¿y las intenciones? bueno, si se hace la analogía con los enuntiabiles o los dicta de los que acá habla Nuchelmans, la solución es fácil: la cópula (el término sincategoremático de la proposición) es producto mental exclusivamente. Luego, si la Fantasía obtiene por composición y división las intentiones, el problema causal queda resuelto. Análoga a la cópula sincategoremática, el ejercicio compositivo de la Fantasía es algo que la mente pone en el mundo.
Problemas: muchos.
El primero es que hay que logra establecer la relación entre los dicta y los enuntiabiles con las intentiones ¿también así se llaman a las proposiciones?. El segundo: ¿y qué resuelve Alberto con esto? Es decir: su objetivo no puede ser simplemente dar cuenta del misterioso estatus de las intentiones de Avicena. Va mucho más allá. Pero ¿mucho más a dónde?
Una de las cosas que intuyo es que la solución al problema de la intencionalidad (o sea: cómo logra referir el contenido mental a la cosa -res-) sólo se soluciona cuando la proposición entra en juego. Así, para resolver ese problema en el alma sensible, es decir, como el animal superior pero todavía no racional logra referirse al mundo, tiene que haber un proceso análogo.
¡Ok, ok! el core (el núcleo, pues) de mi hipótesis va por ahí: De la analogía depende la teoría de Alberto de los sentidos interiores. Y si asumimos que la analogía es su guía, entonces todo el esfuerzo estribará en hacerla verosímil, esto es, que concuerde tanto con la físiología como con la lógica. Y la parte de la fisiología, de nuevo, depende del Speculum Animatum...

zaz!


El post de los lektá está abajo, y ni lo lean. Ya que lo releí llegué a la conclusión de que es ese tipo de post que me dan ganas de borrar inmediatamente. En realidad...

¿Saben? ¿Vieron una película de este matemático que se ganó el Nóbel de economía? Que es esquizo el tipo y le dan medicinas. Y cuando está medicado le enseña una teoría que acaba de desarrollar a un amigo. Y el amigo ve en el papel un montón de números dentro de circulitos sin ningún sentido.
Así me siento.

No sé si sea un pretexto o qué, pero siento como si hubiera asumido un estado de enfermedad. Como si asumiera que realmente estoy enferma de ese, mi objeto de estudio: la mente.
No es la primera vez que me siento así. Pero la otra vez me tardé demasiados años en terminar la carrera. Es más: si hubiera decidido estudiar clásicas a tiempo, la habría terminado y habría entrado a la maestría antes de lo que lo hice. Haciendo cuentas, me la pasé tres años en el limbo. Es evidente que no me puedo dar esos lujos ahora. Ya me comí muchos años. Me siento como Roy, el Nexus 6 (y ahora que lo pienso ¿por qué tenían apellidos los Nexus 6 si no tenían familia? habrá qué leer a Dick una vez que de con la novela).
Decía: me siento así, como si me hubiera terminado mi tiempo, y me quedara muy poquito para no perder toda oportunidad de tener un buen futuro. Uno que me guste, que me haga feliz. Al menos que me satisfaga. No uno lleno de "hubiera podido ser...".

Veo a mi alrededor mucha gente que tomó malas decisiones (o eso me parece). Que está encadenada a presentes que no los hacen felices. Veo, en cambio, otras que viven presentes deleitosos. No ayunos de melancolía, por supuesto. Pero que lograron brillar y que todavía viven cobijados en ese resplandor. Que viven en el "sí lo hice".

Eso creo. Yo no sé que historias haya detrás de todos ellos. Cuántas renuncias o pérdidas. Pero a la vez tienen una especie de aura que casi significa "he sido y sigo siendo". Los demás no. Viven como si no se hubieran dado el permiso de ser. Una cascada de pretextos cae frente a ellos: la providencia los obligó, la mala fortuna, las circunstancias.

No quiero decir mañana que una enfermedad mental me quitó mi querer ser. No quiero renunciar todavía. Pero cada mañana es como algo viscoso que me deja muy pocas horas para seguir adelante.

En algún momento del pasado me liberé de la viscosidad que se me untaba al cuerpo. Y he vuelto a caer. Quisiera volver a salir, y no sentirme como un pájaro lleno de petróleo con los días contados. Pero todavía no hallo cómo.

No he dejado de trabajar, pero lo hago muy lentamente. Y ahora que me duele la cabeza siento como si algo se estuviera fundiendo dentro.

Y...

et...

En fin... vayamos con Nuchelmans...


(Recuerdo que había también monitores monocromáticos anaranjados...)

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