07 marzo 2011

Helado de vainilla y otros sabores

Y por cierto, mujeres, compañeras, trabajadoras, y todas aquellas que siguen abriendo camino
¡Género Femenino de todas las Especies*!:
*leáse en aristotélico ¿eh?

¡Feliz día internacional de la Mujer!

:)

Ahora, a los helados:


Nota de pistache: VALERIO MANIFIÉSTATE... o sea... para eso sirve el FB... no te mantengas de vouyerista nomás...


Helado de Vainilla

Toda la santa semana tuve un ataque de glaucopapirofobia: el más gigante que he tenido. Y mientras la semana avanzaba, comencé a padecer una inusitada colitis nerviosa (bueno, bueno, la borrachera del sábado, que terminó despostillando mi corazoncito por andar haciendo declaraciones indecorosas a quién supongo que ni se lo esperaba... más exceso de Whisky, en algo seguro ha de haber contribuido).
Pero de todos modos h
ace mucho que no padecía un ataque tan grave de pánico ante la página en blanco: tenía notas y notas y notas y notas y... nada en claro. Y el problema es que nomás no veía el bosque: puro revolvedero de arbolitos. Y eso me pasó ¡A MI!, que veo el dibujo antes que los detalles. Yo, cuya única cualidad es detectar estructuras... Pero tanto Alberto Mango como el alemán (o sea el Deutscher von Köln y el Deustch) han puesto a prueba mis dotes "estructuristas"... *sigh*

En fin. El caso es que el día del temido encuentro con el asesor llegó hoy. Y yo con chorrocientasmil dudas y revolvederos y nada de capítulo. Y él ahí, COMO SIEMPRE antes que yo. Y eso que el taxi me dejó en la esquina del lugar convenido JUSTO a la hora.
(y resultó que sí era un lugar de helados y yo, ni tarda ni perezosa, heladié vainillosamente)

¿Cómo empezar? ¿por dónde comenzar tan sólo a explicarle el desbarajuste con Alberto? Llevaba en el iPod un pequeño guión... y de nuevo, no sabía cómo carajos comenzar... y aún no leía la bibliografía complementaría... dos semanas me tardé en anotar 64 páginas del De Homine... y la tercera semana me la pasé echa caracol por no saber cómo carajos comenzar a escribir. Y sin dormir, sueño errático, y el estúpido Danilo tentando al demonio y (me lo estoy sospechando cada vez con mayor claridad) haciendo sufrir a su novia... (y es cuando yo debería agradecer ya no tener que padecerle ya esos detallitos)...

Ahí yo... de un lado con mi bolita de helado de vainilla y, del otro, él con una malteada. ¡¡Muy poca azúcar para el atragantadero amargo que traía yo con Alberto!! Y él ahí, esperando. Y yo confensando que nada de capítulo. Y él "está bien". Y yo trago saliva (y cucharadita de helado de vainilla).
Entonces comencé a hablar... y a hablar y a hablar y a hablar... porque iba yo con una colitis marca diablo porque no conseguí redactar ni una línea... y había prometido todo un capítulo. Y él a escuchar, y escuchar, y escuchar... y a preguntar, y a explicar... y yo a contestar y a rebatir, y él a rebatir y a explicar y explicar y explicar...

Y entonces, mientras él hablaba, una lucesita iluminó mi cabezota:
Yo traía siempre la sospecha de que entender qué es un "Universal" es lo que me estaba desbaratando el asunto siempre. Edgar G. V. y Daniel Vázquez ya me lo habían hecho ver varias veces. Y ¿qué papel juega el universal en el proceso de significación del mundo? ¡Eso parece ser lo más fácil de entender! ¡Desde Aristóteles! ¡Desde que leí Metafísica Z!
Y algo dije yo de las proposiciones y de la combinación y división en Aristóteles, en el Peri Hermeias y el De Anima, y entonces el Lobito dice: "no, no... aquí no hay contenidos proposicionales" (bueno, todo esto palabras más palabras menos, que conste).
Y entonces ¡tling! ¡que se me prende el foco! Ni Tomás ni Alberto, cuando hablan del lenguaje, están hablando de contenidos proposicionales ¡¡porque carecen de una teoría del nombre propio!! ¡¡El lenguaje para ellos radica exclusivamente en la posesión de contenidos universales!! y todo el desmadre epistemológico es para poder explicar cómo se relacionan los universales con el individuo. ¡¡Ja!! sí, obvio, ya sé, ese es EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES, tanto el metafísico como el psicológico... pero el asunto es que ni Alberto ni Tomás pueden resolver un problema central: ¿Cómo se da "Sócrates" dentro de una proposición como una entidad racional? ¡¡no pueden!! Y recuerdo mucho a Tommy diciendo que al ver a Sócrates tengo la "Intentio universalis" de 'homine' y la imagen en la fantasía de un hombre particular con todas sus características individuantes... ¡¡pero eso NO ES UN NOMBRE PROPIO!!
Entonces, cuando poseemos un aparato que debe ser capaz de representar, pero que es incapaz de operar con contenidos universales ¿Cómo resolvemos el problema? ¡Pues toda representación debe estar a cargo, exclusivamente de individuos!... y ahí el papel central de la división y composición de la Fantasía: representa con contenidos proposicionales porque sólo se la ve con individuos...

(Aquí al helado de vainilla se le complican unas pocas cerezas)

Hasta aquí comienza a tomar forma el problemón en Alberto. Las cosas van marchando bien. Lobito da el Vo.Bo. Emoción...
Luego, las "malas noticias": eso del
Speculum no viene al caso... por lo menos hasta que se demuestre lo contrario.
Pero ¡eso es lo de menos!... lo gravísimo es que ¡AVICENA NO VIENE AL CASO! o sea: tengo un proto-artículo y el 60% del Liber de Anima traducido... ¡¡¡y vale madres!!! ¡¡Arrgghhh!!

Pero ya lo dijo el sapientísimo Josu: hay que aprender a borrar. Bueno, no borremos... admitamos que me pude titular con lo de Avicena hace meses... ¡¡¡BUAAAA!!!
Pero también admitamos que no lo hice por una muy buena razón: Alberto sí es un reto mucho mayor que Avicena... ¿qué podía yo ofrecer con Avicena? ¿pelearme con los únicos tres scholars a los que les interesa el asunto? ¿que lo leen en Árabe y yo nomás en latín?
Además, por eso no me costó trabajo entrarle a Avicena: la mesa ya la habían servido Hasse y Black... y el postre, Kaukua. Yo nomás entraba a discutir un tema de sobra discutido... y discutido justo porque es casi insoluble. ¡Si mi requeteoriginal solución ¡¡es la misma que la de Giordano Bruno!!! ¿qué pex?


El caso es que, por lo menos en Alberto, intuyo que hay algo más "gordo" que lo que se pudo encontrar en Avicena. Y por lo menos con Alberto el reto es mucho mayor: encontrar el problema (fase uno de la que estoy saliendo gracias al maravillosísimo Lobito), plantearlo, ofrecer una solución... ¡ay mi tesis!


Entonces una esponjita, bien enheladada vainillosamente, escucha porras del asesor: va bien, las cosas van bien. Hay que apurarse apuradísimamente si, de veras, me voy a ir al extranjero (y ahí el hombro no se quita... habla en plural... espojita temerosísima, sonríe)...

Eso sí. Como diría el comercial de Televisa de hace algunos ayeres: "Ser un asesor así, o tener un asesor así, es algo que debemos aquilatar"... :´)



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Los otros sabores

Ok, no odio tanto Acatlán... sí, me quedé sin novio, pero eso fue culpa del novio y sus muy ligeros cascos. Pero aprendí mucho con Tomás a expensas de mis pobres alumnillos... y conocí a Qualia, mi amado gato...

Y a propósito de novios de cascos ligeros...
El otro día presencié una escena de la que me sentí ligeramente culpable. Y tuve que reprimirme para no decir: "¡toda mi solidaridad con ella!"... ¡pues sí! ¿no?
Todas las novias tenemos derecho a hacer berrinche cuando sentimos la necesidad de ello. En ellos recae el peso de la prueba.

Digo, pienso y pienso en mi relación con Daniel. Tuvo sus cosas muy buenas. Y, digo, no sé si mi ciclo de duelo ya se esté curando, pero creo que al fin acepté que tenga novia. Y no, rencor no le tengo a Daniel. La ira ya pasó. Pero sí algo así como una nostalgia de que me hubiera respetado un poquito más. Porque, digo: nuestra relación en sus buenos tiempos fue buenísima. Me hizo crecer mucho y me hizo ser muy feliz.

Pero si moría de celos (y justificados, luego aprendí), era tratada como una loca, posesiva y celosa. Y el último jalón, que terminó la relación, fue la última humillación que estuve dispuesta a soportar: es más; esa no la iba a soportar.

Y ahora pienso en la nueva novia, y en el desliz que tuve con Danielito el martes. Y de nuevo (muy a propósito de hoy, Día Internacional de la Mujer -y nuestra consciencia de género-, pienso de nuevo: por más cara de changa que tenga la Doctora Mico, también estoy obligada a ser solidaria con ella: si Danielito le va a poner el cuerno, conmigo no será... jamás de los jamases jamasmente romperé el pacto de género que todas las que hemos tenido novios, parejas o maridos debemos guardar entre nosotras.

Pero sobre todo: me respeto y me quiero lo suficiente como para tener paciencia y esperar a alguien que me quiera y me respete (como lo hizo, intachablemente mi Arcángel Miguel). Alguien que, sabiendo manejar su propia vida, venga y quiera andar conmigo, por la calle codo a codo, como mucho más que dos.

Y digo, aunque por ahora estoy bien solita y le daré tiempo a este corazón a que se cure de la ruptura mayor (aunque lo despostille de vez en cuando), esa tarde sentí tantita saudade por tener un novio que, después de mi berrinche, se fuera conmigo caminando y tomándome de la mano...

Ya vendrá, no desespero, pues como dice el I Ching: el asunto es seguir firme y correcto... y ya luego Dios proveerá.


Una esponjita Napolitana.

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