06 marzo 2011

Esponjita de capacidades diferentes



Mis habilidades sociales siempre han sido dudosas.
De niña en la escuela carecía de amigos. Pero en mi casa era el ser más popular de la unidad (habitacional, digo, se entiende). Así que si las mañanas eran medio infernales, por lo menos en las tardes me la pasaba de lujo.
El problema es que, a partir de la secundaria, mi universo social quedó reducido a 'la escuela'. En la secundaria me fue bien, el primer año de prepa fue un infierno aunque los dos restantes fueron muy buenos. La licenciatura estuvo ni fu ni fa, pero hice el grupo de amigos más intenso que he tenido.
Pero luego me desfasé en la escuela, y eso provocó que mis incapacidades sociales volvieran a aflorar. Al entrar a Clásicas la diferencia de edad comenzó ha hacer mella en mis relaciones sociales pues de pronto me fui quedado sin grupo de amigos, sin intereses comunes fuera de la escuela... y como nunca desarrollé la capacidad de relacionarme con la gente a fuera de las aulas, pues valí.

Entonces apareció el Internet 2.0 y ¡zaz! se volvió el único medio por el cual me hice capaz de relacionarme de nuevo con la gente.
Si nos ponemos estrictos, resulta que todas las relaciones sociales que tengo de carne y hueso comenzaron en FB y en Twitter. Primero les hablo ahí, y luego a esa gente que veía en el IIFs ahora le platico cosas. Es más: todavía hay mucha gente en el IIFs con la que de carne y hueso no convivo pero interactúo mucho con ella en Internet.

¡Hasta mis enamoramientos han sido producto de Internet!

Y ahí viene la parte ridícula de la historia. Porque con el compuesto forma-materia no sé comportarme, no sé qué hacer, no tengo idea de cómo hablar, qué decir, cómo leer su comportamiento, cómo ser simpática y sexi, cómo retirarme a tiempo si, sutilmente, me están mandando a la chingada. Como no ser absolutamente torpe.

Así que me quedan dos opciones en la vida. O sigo pegada al ordenador fantaseando con que tengo vida social (que para esta pobre esponjita es tan fundamental), o aprendo de los errores, me levanto del piso y me sacudo las rodillas.

(y me niego a renunciar a poner mis ojitos en "El chico más bello del mundo" que, afortunadamente es un 'indexical' (dirian los pochos del IIFs); y si por ahora tal denominación la ocupa un chico del cual retiré ya mis ojitos, mañana habrá otro superlativamente bello... y éste quizás sepa cantar y tocar la guitarra, como lo sabía hacer tan bien el que fuera por muchos años el muchacho más bello del mundo (ok, lo sigue siendo) y, durante cuatro años, mi novio)

(y por ahora, el único colombiano que ocupará mis pensamientos será el de apellido germano -que asegún las etimologías más bien es holandés- y, seamos honestos, más me vale que sólo Él ocupe mis pensamientos, o no termino el capítulo para mañana)


Esponjita, con ligero
despostillamiento de corazón.

1 comentario:

quique ruiz dijo...

Uy, pos tas igual que yo. Mis habilidades sociales no son tan buenas que digamos.
Pos el Facebook sí es una ayudadita, ¿no?