30 marzo 2011

Sueño de ciencia ficción

Se tardó en pasar. Después de haber visto chorrocientas veces Blade Runner, leer la novela de Dick, comentar hasta la saciedad con Ely la película, al fin pasó: tuve un sueño de ciencia ficción.

Era un sueño que yo misma "narraba", es decir: yo iba decidiendo qué pasaba aquí y qué allá. No siempre funciona (a veces quiero soñar que tengo un amante muy guapo, pero simplemente no se apersona en el sueño). Pero esta vez si funcionó. Era una nave espacial esférica, toda blanca, como si tuviera decoración de los setentas: con sillones de una sola pieza, de plástico. Tenía unas escaleras de caracol que conducían hacia la sala de mandos. Claro: aquí mi imaginación no se puso muy creativa, y la sala de mandos consistía en un enorme periscopio y un timón de madera.
La situación era esta: faltaban un montón de tripulantes. ¿Dónde estaban? (aquí el sueño ya se hizo más sueño y menos imaginación: ya verán ustedes por qué). Resulta que 'yo' sabía por qué no estaban -pero la verdad no tengo la más mínima idea de qué era yo lo que sabía- y no les quería decir a los restantes tripulantes. En la nave había una adolescente, como de 10 u 11 años, y yo la ponía a dirigir uno de los aparatos de navegación: así de grave estaba la cosa.
¡Ah claro! el asunto es que estábamos en la Tierra y teníamos que huír de ahí a la nave Nodriza (que no me pregunten por qué le puse nave Matriz). Y teníamos que huir antes de que los radares gringos nos detectaran (¿?).
Total que mandaba a todos a que se pusieran sus cinturones de seguridad porque iba a ser un jalón muy intenso: la prisa era demasiada.
"Arrancábamos" (bueno ¿cómo se dice con una nave espacial imaginaria?) y pronto dejábamos la atmósfera terrestre. Entonces la adolescente dedicada a monitoriar el aparato que monitoreaba nos informaba que la nave Nodriza estaba dentro de una Nebulosa: y nos la enseñaba. Era de un color Rosa intenso (seamos honestos: mi imaginación se imaginó una foto de la NASA... ¿de dónde más iba a sacar una nebulosa?).
Avanzábamos un poco y finalmente veíamos la nave Nodriza. Ahí mi imaginación comenzó a "crear" cosas. Es decir: de nuevo el sueño estaba bajo mi mando. Entonces pensé que tenía que ser una nave enorme y gigantesca. Y así apareció. Pero por más que lo intentábamos, no podíamos acercarnos.
Entonces nos dábamos cuenta (quién sabe cómo) de que la nave Nodriza estaba 'mal'. Algo había pasado y no nos podíamos comunicar con ella (cualquier semejanza con Alien o con la secuela de 2001 Odisea en el espacio, es mera coincidencia).
De la nave, entonces, salía un hombre con traje espacial. Yo lo reconocía y le gritaba "¡Lobo, lobito, estamos aquí!" (no, tampoco sé cómo podía gritarle algo en el espacio, puesto que no hay aire).
Y, efectivamente, era el Lobito quien venía hacia la nave.
Desperté.

Digo, tener sueños raros es mi especialidad. Lo que sí me sacó de onda fue gritarle "Lobito". Comprenderán que JAMÁS DE LOS JAMASES le digo Lobo. Ese es un nombre exclusivo del blog. Ni siquiera hablo de él con otros diciéndole así. Así que eso fue raro. Pero lo más raro es que, en el sueño, yo sabía que así se llamaba quién venían hacia la nave, y fue hasta después que lo "reconocí".

En fin. Sin interpretaciones. Sí, sí: había que huir. Clásico síntoma de angustia. Pero angustia normal: la tesis, sí, la tesis. Lo que sí es que ya extrañaba esos sueños donde hay paisajes extraordinarios. La nebulosa era maravillosa.

Yo, al fin, estoy terminando con Nuchelmans. La parte de Boecio resultó menos interesante de lo que esperaba. La que está buenísima es la de Abelardo (si no fuera por Plaza Sésamo, a mi hijo futuro le podría Abelardo). Me ha aclarado muchas cosas y me ha hecho ver que ignoro otras muchas. Pero, ya saben ustedes: aclararse qué es lo que uno no sabe exactamente siempre es provechoso.
En fin. Ojalá vuelva al blog con un cuentito bonito como el del arbolito. Que era un manzano, ¿eh? no un naranjo (le aviso a la naranja hebrea que me visitó).

Les agradezco mucho por leerme y no dejar de venir, aunque a veces me ponga toda aburrida a hablar de mis interioridades. Procuraré hablar de cosas más interesantes y menos morbosas. Digo: los interiores de uno siempre son interesantísimos... hasta que descubramos que nada interno hay. ¡Ay Ryle! ¡Ay!.

Esponjita soñadora.

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