Ok, les voy a contar un secreto.
Mi papá me dijo hace unos meses que si de veras el alemán se me hacía tan difícil, y si de verdad tenía necesidad de leer mis articulitos en alemán, pues que agarrara el traductor de Google. Y me puse toda digna y dije que cómo se le ocurría.
Bueno. No sé si el epicureín o qué fue, pero pos dije: "bueno ¿estoy pendeja o qué? es hora de afrontar las cosas" y ahí me tienen, con Google Translate y Anzulewicz.
Obvio: se necesita poder reconocer hasta cierto grado la estructura gramatical de lo que se está leyendo, y conocer un poco el tema para saber qué sentido del término es correcto.
Google Translate es un traductor bastante evolucionado: reconoce muuuchos giros idiomáticos (lo que luego no es tan bueno porque pone giros donde no van y entonces una sufre muchísimo).
Sí: de pronto hay que partir los párrafos, o de plano hay enunciados enteros que hay que traducir "a mano". Pero por ahora llevo unas ocho cuartillas de 25.
(y ya me estoy comenzando a familiarizar con cierto vocabulario técnico).
En estos días mi tesis es posible gracias a la tecnología. Ayer encontré en línea el comentario de Averroes al Peri Hermenéias (gracias a un amigo hebraísta del otro lado del Atlántico quién me frecuenta por FB). Toda la Apud Iuntas y todo el Alberto Magno de Borgnet están trepados a Internet. Y existe Google Translator.
¿Qué habría sido del destino de la Filosofía si san Agustín, en vez de rogarle a san Jerónimo que le tradujera cosas del griego, hubiera podido traducir a Orígenes con Google Transductore?
Este nopalito endémico terminará la tesis. Pronto.
Me voy que si no no acabo.
Esponja parásita tecnológica
PD: obvio, no me confío de todos modos. Mañana veré al profe de alemán. Ya me dirá Juan Carlitos si esta táctica funciona.
Mi papá me dijo hace unos meses que si de veras el alemán se me hacía tan difícil, y si de verdad tenía necesidad de leer mis articulitos en alemán, pues que agarrara el traductor de Google. Y me puse toda digna y dije que cómo se le ocurría.
Bueno. No sé si el epicureín o qué fue, pero pos dije: "bueno ¿estoy pendeja o qué? es hora de afrontar las cosas" y ahí me tienen, con Google Translate y Anzulewicz.
Obvio: se necesita poder reconocer hasta cierto grado la estructura gramatical de lo que se está leyendo, y conocer un poco el tema para saber qué sentido del término es correcto.
Google Translate es un traductor bastante evolucionado: reconoce muuuchos giros idiomáticos (lo que luego no es tan bueno porque pone giros donde no van y entonces una sufre muchísimo).
Sí: de pronto hay que partir los párrafos, o de plano hay enunciados enteros que hay que traducir "a mano". Pero por ahora llevo unas ocho cuartillas de 25.
(y ya me estoy comenzando a familiarizar con cierto vocabulario técnico).
En estos días mi tesis es posible gracias a la tecnología. Ayer encontré en línea el comentario de Averroes al Peri Hermenéias (gracias a un amigo hebraísta del otro lado del Atlántico quién me frecuenta por FB). Toda la Apud Iuntas y todo el Alberto Magno de Borgnet están trepados a Internet. Y existe Google Translator.
¿Qué habría sido del destino de la Filosofía si san Agustín, en vez de rogarle a san Jerónimo que le tradujera cosas del griego, hubiera podido traducir a Orígenes con Google Transductore?
Este nopalito endémico terminará la tesis. Pronto.
Me voy que si no no acabo.
Esponja parásita tecnológica
PD: obvio, no me confío de todos modos. Mañana veré al profe de alemán. Ya me dirá Juan Carlitos si esta táctica funciona.
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