30 mayo 2011

Espejo


Descubrir lo que uno mismo es
y descubrir que no es lo que uno esperaba ver
no es lindo.

Descubrir que una le llama Alacrán a Daniel
solamente porque una es mezquina y pusilánime

(y no le cupo la enorme alma de aquél)

es suficiente como para vaciar de espejos la casa.

Pero no se puede huir de toda superficie reflejante y,

tarde o temprano,

una cuchara, una ventana, el mar entero,
te devolverán tu terrible imagen.

Perdóname Daniel.
Por todo el daño

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