16 mayo 2011

Lo difícil de ser esponjita

Ok. Hay una cosa que se llama Esponjita. Es una cosa discursiva. No tiene más existencia que lo que ustedes leen y lo que yo escribo. Pero ese jodido y tan vapuleado "yo" (digo, por Hume) ¿qué es?
Hay una realidad física: los kilitos de materia, el conglomerado molecular, el sistema termodinámico abierto que, al ser visto deambular, es denotado bajo el nombre de "Paloma".
Presumimos que "Paloma" tiene una mente. Que esa mente genera discursos y uno de ellos es Esponjita. Esponjita, pues, es un ente discursivo, pero cuyo trasfondo ontológico –si cabe aquí hablar de ontologías– es la mente de "Paloma". Y ¿qué es esa mente?.
Para "Paloma" es una serie de fenómenos. Y no puede ser de otro modo porque Paloma es fenomenologista y su religión es el "solipsismo geniomalignesco". Paloma "sueña", "imagina", "discurre" y, en general, es un conglomerado de estados mentales. Posee una especie de paranóia que, desde los ocho años la ha sumido en bastantes hipótesis tipo "el cerebro en una cubeta". Y si Putnam ha demostrado que aquél es un enunciado que se auto refuta, ella entonces apelará a Plotino y Hegel y al sistema tipo Matrix que somos, cuya realidad no tiene por qué andar presuponiendo realismos y condiciones de satisfacción que... o sea, en el fondo, la intencionalidad para Paloma es un tema dificilísimo porque para ella, de entrada, no hay "afuera" hacia donde, ni acerca de lo cual y...

¿Ven lo difícil que es ser Esponjita?
Y para colmo, aunque en el fondo para ella todo sea una gran alucinación, sufre con sus alucinaciones, no sabe cómo comportarse con ellas, siente celos donde no debería (pues los malditos celos, encima de ser moralmente incorrectos, afectivamente tortuosos, emocionalmente muestra de inseguridad y socialmente impropios, son estados intencionales, lo cual refuta su propia religión).
Y Esponjita, que reniega del sentido de "mundo físico" como si se refiriera a algo externo, y cree que simplemente es un nombre para uno de sus muchos estados mentales; ella toma "Epicureín" (nitrato de Eudaimonina) porque, más en el fondo todavía, confía en que aquella sustancia le ordene los muy físicos neurotrasmisores de su muy físico y químico cerebro. Y peor aún: se levanta a las seis y media de la mañana para correr en el camellón de Plutarco Elías Calles, y se preocupa de si los IMECAs estarán muy subidos y sus muy físicos pulmones (que tienen mucho muy físico alquitrán porque fuma físicos cigarros), le envenen de plomo sus neuronas y glóbulos rojos... muy físicos todos ellos. Y todo eso lo hace porque le preocupa el buen físico de su físico... Esponjita es incoherente con sus creencias religiosas.

Esponjita comenzó a escribir su cuento (o wharever que resulte) sobre Dresde. Y lo iba a publicar acá. Pero rajose (o se rajó) pues pensó ¿y si se cree que aquello son proyecciones y sublimaciones de ésas de las que la higuiatra le advirtió tanto? Y entonces pensó en aclarar que tomaba imágenes del mundo real (¿pero cuáles jodidas imágenes si Esponjita no conoce Dresde?) y que nomás las tomaba prestadas pero que el cuento no era sobre los portadores de dichas imágenes (los causantes en su esponjoso cerebro de las imágenes, pues la portadora es ella)... y luego pensó que cualquiera con un poco de perspicacia pensaría: "Explicaciones no pedidas..." y mejor ya no publicó nada. Pobre esponjita.

Pobre Esponjita. Hoy oyó hablar de Grice y de Austin, y para pronto los puso en su lista de lecturas. Aún tiene que terminar con Putnam (que le cayó mejor de lo que la ex-continental esponjita creía) y se da cuenta de lo ígnara que es... ¡Pobre Esponjita!. Porque eso de ser ex-continental sin poder arribar al terreno de la analítica es muy sufridor para una pobre esponjita que, en los seminarios de Estudiantes Asociados, acaba hablando en escolástico y tiene que pedir disculpas y preguntar cada tres proposiciones si le están entendiendo.

Pobre Esponjita. Y luego le cuenta de lo raro que es asistir de estudiante-oyente en la UAM-I y su papá le pregunta si ya se le ocurrió mejor buscar trabajo allá, y esponjita le aclara que por supuesto, que obvio que cada trimestre revisa acá y cada semestre en la UNAM y que el Pardinho ya le dijo que a la Ibero ni vaya sin maestría y Esponjita recuerda que renunció a Acatlán y se da de golpes contra la pared y...

Y para colmo, esponjita se auto-conmisera y sufre mucho por auto conmiserarse y se auto conmisera de que se auto conmisera y... y fuma otro cigarro.

Lo único que hace feliz hoy a Esponjita es que ya averiguó cómo llegar de su casa a la UAMI y que resultó fácil... aunque si bien el metro y el metrobús son rápidos y directos, el microbús que va sobre Rojo Gómez hace tantas vueltas y paradas raras, que esponjita se sintió identificada: sus retruécanos y recovecos mentales son como camino de microbús o, dicho en otros tiempos, camión pollero-pueblero (aunque nadie lleva pollos en los microbuses).

Esponjita espera que la comprendan y que no les aburra mucho este post. Voy a revisar mi cuento y lo publico. Está simpático. Es muy pitagórico: la protagonista, que aún no tiene nombre, ha descubierto que reencarnó. O mejor dicho: ha descubierto que, en otro tiempo, ella había vivido. Y ¡claro! ¡ahí está la clave! Esponjita se agarró de modelo para la protagonista. Esponjita JURA dejar de leer a Åsa Larsson y demás auto-protagonistas. No. Creo que ya sé a quién agarrar de modelo. Pero tendremos que esperar algunas semanas para ver si la "modelo" se adecúa a las condiciones de satisfacción de su personaje. ¡Ejem! ya lo diría Priani: el IIFs me ha hecho daño.

En fin.

Saludos esponjosos y muy discursivos.

1 comentario:

Felicidad Batista dijo...

Hola Esponjita, ya con este post tienes bastante material literario para construir varios relatos. Es inteligente y sabio, preguntarse, perderse en los recovecos, laberintos de las dudas y de las contradiscciones. De crisis, de análiticos y deductivos pensamientos, tú lo sabes, se llega lejos. Imperdonable que no hayas abandonado a ya a la Larsson.
Te auguro un brillante porvenir literario, estás en el laberinto, ahora a andar, a despojarse de las ataduras, a dejar fluir la literatura, como en este post, tal y como viene.
Aguardo el cuento prometido.
Un abrazo.