27 mayo 2011

Muertos

Ese es el expreso de Oriente.
Yo voy a tomar un tren pronto.
Extraño cuando escribía bonito.


Anoche soñé con él.

Estaba ahí. Y nos llamábamos mutuamente borreguito y ovejita.
Él me tomaba la cabeza y yo miraba su barbilla.

Y yo me preguntaba ¿que no habíamos cortado ya? ¿que no nos habíamos separado para siempre? ¿cómo es que estamos juntos de nuevo? Sólo recordaba la separación, era incapaz de entender cómo es que había regresado.

Pero desistía de entender el misterio de nuestra unión porque era demasiado deleitosa. Era tener de nuevo al que fue mi casa, mi viga, mi estructura. Era todo ternura entre nosotros, el mundo afuera vociferaba tormenta; adentro crepitaba chispas nuestra mirada.

Desperté.
Y no quise llorar.

Porque así sueño con Aurora y con Abuelita. Regresan. Vuelven. Están aquí de nuevo. Sus candores, sus sonrisas, sus cariños. Y yo sé que algo no funciona, que ya se habían muerto, pero callo: no se vayan a espantar como mariposas.

Y despierto y lloro.

Pero no quise llorar esta vez.
Porque todavía andaba el orgullo mordiendo.
Porque a veces no soporto saber que me escribe acá,
en su estúpido francés,
desde la cama de su mujer.

Y de pronto lo entiendo:
Soñé con un muerto.

Me detengo un minuto, tomo aire,
y me doy permiso de llorarle largamente.
Porque no lloro por "él"
(que ya no es nada)
sino por el amor extinto,
(que lo fue todo)
y que como mi hermana y mi abuela,
vienen en sueños a acariciarme...

3 comentarios:

Hipo Campo dijo...

http://youtu.be/jUUSbGVQF-U

Felicidad Batista dijo...

Esponjita, magnífico texto, extraído de lo profundo de los sentimientos. Cuando los seres queridos se nos van, su ausencia es una presencia más, nos acompañará siempre. Y sólo en los sueños, ese gran y surrealista territorio, es el sitio donde se nos permite estar con ellos plenamente.
Este relato pone de manifiesto tus capacidades para escribir y para escribir bien.
Un abrazote

Sybila dijo...

Diablos...cuan fuerte es darse cuenta que el otro, sí, está muerto.
De pronto uno se da cuenta de que carga con un cementerio personal. Y sólo puede llamar al otro completamente en sueños.

Gran texto. Con un final melancólico, pero hermoso.