09 mayo 2011

Santa Mary Shelley

El doctor Frankenstein leía a Alberto Magno. Bueno, ejem. Esa sería la famita que se cargaba para que Mary Shelley lo haya colocado en las estanterías de la biblioteca del Dr. Frank. Y miren nada más: la última vez que me vi en el espejo me percaté de la mirada turbia y la obra escultórica que la estática estaba provocando en mi peinado.



Abur...


PD:
obviamente a este paso, mi capítulo está quedando más o menos así:


Claro, que con suerte nos sale simpatico:


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