09 julio 2011

Black hole


La depresión es un monstruo feo.
Pero me da flojera volver a buscar un higuiatra. Y para colmo el higoanalista nomás ha estado removiendo cosas... y lo único que puedo hacer ahora es reconocer al monstruo antes de que ataque.
Antes de que el monstruo declarara su forma se presentó un aire de inseguridad y miedo. Y cometí una tontera (muy tonta). Pero creo que no salieron mal las cosas (salvo porque ahora han de creer que estoy pirada, aunque no sea loca peligrosa).
Luego, el monstruo. Pero entonces pienso "dejaré de hacerme mala leche y escucharé el radio". Oí cómo Perú ganó el partido. Me divierten los comentaristas argentinos que son mucho menos autocomplacientes que los mexicanos. Entonces recuerdo que mi eterna lucha es contra la autocomplacencia.

Mientras, autocomplacientemente, me comí una hamburguesa con papas. Luego, autocomplacientemente me serví mucha cajeta y vi un capítulo del sexo débil. Y luego, al fin, el monstruo remitió. Se hizo chiquito (la conversación con mis amigos ayudó, la cajeta y el café).

Ahora ante mi tengo una extravagante teoría sobre el débil ser del sonido, y de cómo la voz lleva, por el mundo, de un lado a otro, las inmateriales especies. (¡No! ¡No dice eso! pero es que no le entiendo... ¡comprendan su punto! Si no hay nada innato, y a la vez las especies son inmateriales, pero sólo podemos entender los contenidos a través de las físicas palabras (es decir, las especies inteligibles) ¿cómo explicamos el asunto?
Cuando la clase de intencionalidad se pone demasiado materialista yo protesto: ¿no tendríamos primero que averiguar el estatus ontológico del lenguaje? ¿de qué hace inteligible a la voz? A esas ondas producto de la percusión... (y, a todo esto, no tenían todavía el concepto de 'onda'... ¡qué mala onda! se les fue gachamente la onda... porque ¡ese concepto es la onda! Fíjense cómo aligera y simplifica toda explicación). Alberto, el materialista...)

Fuchi monstruo depresivo. Algún héroe mío vendrá y te espantará con un rayo de luz. Abrirá el clóset de los monstruos y te desintegrará con un rayo de luz. Porque tú, monstruo horripilante, no tienes colores...

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