24 septiembre 2011

Homeopatía y Psicoanálisis

Yo de psicoanálisis sé tan poquito como de homeopatía. O de hecho menos. Pero yo le confiaba mis gripas a la homeopatía y le confiaba mis neuras a los psicoanalistas.
Después de ciertos acercamientos "teóricos" a la homeopatía, comprendí que los chochitos no sirven para nada, o al menos estoy persuadida de ello. Pero creo firmemente en la sana costumbre de prescindir lo más posible de los antibióticos, y en cómo deben fortalecerse las defensas. También en ver al paciente como un todo. Hasta ahí mi postura frente a la homeopatía. Así de folk y preteórica.

Y ¿qué opino del psicoanálisis?

Pues no sé. En general mi experiencia ha sido ambigua. Por un lado creo que es muy salutífero cuando se trata de solucionar problemas a nivel "racional". Es decir: reacomodar creencias y reconstruir los discursos propios. Incluso permite poner distancia entre uno y ciertos hábitos molestos. Funciona, digamos, como un discurso racional que incide en lo racional.
Pero ¿qué pasa con comportamientos que, lo que ponen en duda, es nuestra racionalidad?

¿La depresión, los desórdenes del sueño, los malos hábitos y la adicciones, los problemas de atención?

Es ahí cuando creo que no funciona. O mejor dicho: que uno debe primero resolver aquellos problemas –donde lo que está dañada es la facultad racional– para luego hacerse cargo de los otros. Pero ¿cómo saber la diferencia?

¿La angustia proviene de un miedo 'inconsciente' o, mejor dicho en términos de Searle, un miedo al que no le ponemos atención, que proviene de una red complicada de creencias a la que no comprendemos bien a bien? ¿o proviene de un desequilibrio electroquímico porque tenemos neuronas defectuosas que reabsorben la serotonina?

Quizás la psiquiatría no sea la única solución. Pienso, por ejemplo, un día en que una depresión tenaz se me manifestaba. No estaba triste sino que no tenía ganas más que de dormir. Entonces alguien subió un video del programa The Big Bang Theory. Y lo vi y me dio tanta, pero tantísima risa, que la depresión remitió y pude trabajar al hilo varias horas.
¿Hay ahí un componente racional?

Quizás hacer ejercicio, o cambiar los hábitos funcione mejor que un psicoanalista que te advierte de que probablemente tus amores platónicos son casados porque, en el fondo, le tenías celos a tu mamá.

Bueno, ok, son cosas diferentes. Pero la depresión es contra lo que hay que luchar. Pero insisto: quizás no sea necesario tomar Epicureín ni Eudaimonina. Quizás baste con ciertos hábitos irracionales pero efectivos –si Aristóteles, en eso, justo en eso, es en lo que no se equivocó.

Pero, ya para terminar, ¿a qué venía el comentario del complejo de Electra?

¡Se me hizo tan sacado de los pelos cuando lo dijo!

Digo, estoy de acuerdo que ese tipo de cosas son las que operan a "nivel racional", es decir, son aquello que configura la red de creencias. Pero la solución, a demás de inverosímil, me pareció absolutamente simplista. Seguro hay una razón detrás del arquetipo de hombre del que me enamoro platónicamente (y del por qué me enamoro platónicamente de ellos). Pero no creo que tenga que ver con algo tan... ¿cómo decirlo? tan extraño como suponer que los chochos homeopáticos guardan las propiedades de una molécula que no tienen.

No sé.

Por ahora lo que hay que resolver es la depresión. Y si para eso hace falta llorar viendo películas tristísimas o reírse viendo capítulos tontos de The Big Bang Theory, pues hagamos eso, que quizás en ese oscuro texto de la Poética (tan oscuro como el De anima), Aristóteles, gran observador, no se equivocó.

Busquemos la catarsis, pues, en la puesta en escena en Youtube...

Acá el link porque no se deja insertar el video:

4 comentarios:

Jaime Ruíz Noé dijo...

No pretendo defender al psicoanálisis, porque del mismo modo que tú, mi estimada Esponjita, yo tampoco sé mucho de eso (al menos teóricamente). Sin embargo, aquello poco que sí sé es que el psicoanálisis no opera a nivel de lo racional, sino de lo inconsciente. Lo racional está bien para los filósofos.

Me llama la atención que tu psicoanalista te haya dicho eso acerca de tus amores. En lo personal, mi psicoanalista jamás me ha dicho algo sobre mí mismo, sólo formula preguntas, nunca da respuestas ni soluciones ni interpretaciones sobre lo que me sucede. Eso es porque uno de los principios del psicoanálisis es que tú le otorgas un supuesto saber al psicoanalista que él no posee: él no sabe más que tú de ti misma, pero le otorgas ese supuesto saber desde donde parte la transferencia (necesaria para que el análisis funcione). Por lo tanto, lo que haces en análisis es escucharte a ti misma y que reconozcas los momentos en los cuales surge el inconsciente. Tú eres el analizante, no eres analizada por alguien más. ¿No será que tu psicoanalista anda algo perdido con su modo de proceder?

Por cierto, acerca de cambiar los hábitos, no puedo más que decirte que tienes toda la razón. Eso sirve, mucho, más de lo que creemos.

Saludos y espero que pronto te sientas mejor.

Esponjita dijo...

Hola Jaime!

Pues gracias por el dato sobre el proceder del psicoanálisis. Y ciertamente los mayores "progresos" nada tienen que ver con sus interpretaciones (es curioso: siento que él no me entiende, aunque muchas veces me hace las preguntas correctas... es raro).
Pero por otro lado me aterraría que no me diera su opinión. No sé. Todo esto es rarísimo.

Por otro lado, lo de lo racional. Lo que pasa es que Searle (que curiosamente aclara que cuando dice "inconsciente" no se refiere a Freud, ni toma postura ninguna sobre ello) hace una distinción interesante entre lo que es propiamente inconsciente y aquello a lo que no prestamos 'atención'.
Para él, incosciente son cosas como las habilidades, por ejemplo, la posesión de la gramática. Nadie es consciente de la gramática cuando habla. Puede hacer una reflexión sobre la gramática, reconocer estructuras gramaticales, pero ese es un concimiento que nada tiene que ver con el que le permite ser, lo que los gringos llaman, un hablante competente de una lengua. Otra ejemplo de "incosciente" es la ubicación de nuestro cuerpo en el espacio, o incluso saber cómo caminar, cómo usar un abrelatas, etc. Son cosas que jamás arribarán a lo "consciente" del mismo modo en que las teorías, las ideas, etc.
En cambio aquello a lo que no ponemos atención es, por ejemplo, a cierta red de creencias que tenemos. Para entender la frase "Fox fue presidente de México" tenemos que tener el conocimiento de lo que es un presidente, de qué es una república, de qué es un estado, o de menos de qué significa ser 'jefe' de algo. Muchas veces no somos 'conscientes' de esas creencias, pero las 'utilizamos' para significar muchos términos y proposiciones.
Bueno, lo que dice es que no ponemos 'atención' a ellas, pero siempre operan a nivel 'consciente'.
Lo que supongo, usando esta terminología, es que el psicoanálisis opera sobre esa red de creencias y las modifica. Digamos que 'jala' cosas hacia nuestra atención, creencias de las que no éramos 'conscientes' es decir, a las que no habíamos puesto atención.

jeje, no sé que tan convincente suene lo que digo. Pero es que falta un término en todo caso: para distinguir lo que es 'inconsciente' pero puede hacerse consciente, y lo que jamás podrá hacerse consciente por su propia naturaleza.
Otro ejemplo son los afectos y el mentado estado de ánimo del que habla Heidegger. Es decir: eso puede modificarse quizás mediante el proceso psicoanalítico, pero ése mismo jamás se hará cosciente: por su naturaleza.

No sé. En fin. Gracias por venir.
Saludos... :)

Petrus Angelorum dijo...

Es lo bueno de ser rico, se puede ir al psicoanlista.

Esponjita dijo...

Alcanza con una beca de posgrado