10 octubre 2011

De entrada por salida

¡Por dios! ¡Necesito escribir en español! Quizás para corroborar que la lentitud no se la debo a mis atrofiadas articulaciones o algo así.
Una ventaja de escribir en inglés (sabiendo tan poquitito inglés como yo sé) es que es imposible irse por las ramas. Uno tiene un vocabulario tan limitado y tan pocas formas hechas, que más vale que la idea esté clarísima para echarse encima la aventura de emprender un nuevo párrafo.
Pero esta constricción de claridad lo obliga a uno a tratar de entenderse a cada tres renglones. Y entonces uno se da cuenta de que lo que falla no es la gramática sino el argumento. Y claro, cuando uno anda escudriñando tan minusciosamente el tejido de las cosas, como que comienza a entender muuuucho mejor de qué iba todo el asunto.
En realidad se trata de una idea, a lo sumo dos. Alberto le cree a Aristóteles (y yo no lo puedo evitar, también le creo a Alberto su lectura de Aristóteles): donde se da juicio se da la conciencia. Según Bernardo Bazán (ahora lo recuerdo ¡fíjense nomás!) Tomás no le agarró la onda a Averroes. Tomás, a huevo, quería que fuera en el Intelecto donde se diera la conciencia. ¡Ah ese sujeto que nos persigue! Algo así pasa con Alberto y su reformulación de Avicena. Hay, en toda esta historia, una tremenda peste a homúnculo. Para Avicena no hay problema en decir que el sentido común requiere de otra facultad, la imaginativa, para unir y dividir, reconocer identidad y diferencia. Todas son piezas de una misma facultad. Sí, quizás haya una "pantalla" donde se proyecta todo, pero esa pantalla no es la conciencia por sí misma. Pero para Alberto en la pantalla tiene que darse el juicio, pues "juzgar" es "percibir"... awareness (de las poquitas cosas que me salen mejor en inglés que en español). Y "percibir" es algo que se tiene que dar en un solo puntito. Indivisible... ¡Ah ese p*** sujeto! ¡Cómo nos percibe! ¡Cómo configura todas nuestras intuiciones sobre la naturaleza de la conciencia!.

Los árabes no tenían esas broncas y, vayan ustedes a saber si Aristóteles las tenía...

Yo me regreso a mi texto. Llevo la tercera parte. Un ejército de amigos me está ayudando con el Inglés. A mis amigos analíticos les parece claro lo que digo (¡¡Se fijan!!), a mis amigos escotistas les parece feo mi inglés pero clara la idea... creo que voy por buen camino.
De tal modo que el asesor recibirá un borrador en muy buenas condiciones.

Esto debe disfrutarse o no hacerse. He optado por disfrutarlo. Pero vencer la depresión no ha sido fácil. Pero ahí vamos, pudiendo...

Cheers!

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