
Bueno, la cosa está así. Mis habilidades sociales son muy dudosas. Pare empezar toda la santa primaria sufrí bulling. ¿Por qué? Era un grupo difícil: a la gorda le hacían bulling. A la pobre le hacían bulling... pero ¿qué carajos tenía yo para ser bullingiada? Aunque ahora soy amiga de FB de varios excompañeros, al único que le hablo es, justamente, al que de niña era más tremendo conmigo. Digo: ahora le hablo porque me cae bien por varias razones –que no vienen al caso–, pero, en el fondo, es porque el jodía a todos por igual. Los demás nomás me jodían a mi. Estoy tentadísima a preguntarle en qué consiste mi rareza.
Y, en el fondo, sé que la tengo, porque aunque nunca jamás con tanta violencia, toda la santa vida he sufrido el mismo tipo de bulling. Y sé que tener un blog donde publico cosas que, a veces, tienen la característica de ser mensajes, no habla muy bien de mi cordura social.
Con todo, creo que parte de mi "discapacidad" social tiene que ver con mi incapacidad de leer entre líneas... Alguien tan literalista como yo termina por volverse paranóica, y atiborrar de discurso interlinear la más inocente de las declaraciones; y vivir en permanente duda sobre cómo vérselas con otros.
Alguien tan literalista, por otro lado, se agarra del pretexto de que "es transparente". No, no es que sea transparente (entonces el psicoanálisis conmigo no tendría caso, y, como Atreyu, tras del tercer Oráculo sólo vería a Bastian). Es que a veces la única manera de salir de dudas es ir y decir todo a boca de jarro. Pero ¿qué ocurre cuando una va y, a boca de jarro, le dice al muchacho más hermoso del mundo que le gusta? Bueno, él agradece la atención, pero se va con la güera, más güena y más inteligente, y se termina la amistad de tajo (miento, no se terminó de tajo. Lo que quedó tasajeado fue mi orgullo).
Pero lo más gravísimo del asunto es cuando, al final y después de tortuosas inferencias, me cae el veinte que alguien QUE SÍ ME GUSTA MUCHO me ha tirado la onda... pero "tirar la onda" es siempre una actividad que se ejecuta en un discurso entre-líneas... y él se da cuenta de a) o soy muy tarada o cree que b) lo he rechazado... y yo, como mensa, no me he dado cuenta...
(o al revés y volvemos al orgullo tasajeado)
No sé... o sea, yo sé que tengo que concentrarme en Alberto Magno (digo, por algo se guardaban de las malévolas Evas para poder filosofar a gusto). Yo sé que no debo poner mi atención en estos asuntos, que mis skills están tan disminuidas que más me valdría aceptar que llegaré a los 60 años (si llego y el cigarro no me ataca antes) con muuuuchos gatos. Yo sé que...
¡¡Basta!! ¿ahora entienden?
*************************
En el fondo quisiera ser como la gente normal, poder leer entre líneas. En el fondo quisiera no haber sido esa niña loca que, a medio recreo, se ponía a bailar y juntaba un grupo de gente al rededor de ella, como si fuera lo más natural del mundo. En el fondo, carecer de esa capacidad social es como cuando el niño ciego le pregunta a su amiguita ¡¿De qué color es el viento?! y quisiera saber cómo es vivir todo aquello sin estar muerto de miedo.
Ya no sé si lo que me falla es la valentía, o mis habilidades pragmáticas e inferenciales. Y tampoco sé si este blog logrará su cometido (su cometido semiótico, claro, con todo y los merengues de la parte superior de este blog)...
Al menos, en unos años, me doblaré de la risa a leer todo esto, y al tratar de acordarme cuántos mensajes y qué mensajes había ocultos para quiénes, demasiado inteligentes para mí...
...demasiado
****
Ad ultimum dicendum quod EN EL FONDO, CABRONES, TODOS USTEDES SABEN (o lo sé sólo yo, que para el caso es lo mismo) que soy bien entrañable, linda y buena onda PORQUE LES TENGO PÁNICO Y MIEDO y que me pinto toda vulnerable y honesta y transparente PORQUE ASÍ NO PUEDEN HACERME DAÑO...
(pero de mi afecto no duden jamás
esa es otra vaina, diría un amigo)
Et per hoc patet solutio ad totum.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario