21 diciembre 2011

¡Comunista!

María Conchita Alonso se pelea con Sean Penn. Ella le grita ¡comunista! y le echa en cara que sus papás estaban en la lista negra de Hollywood. Él le grita cerda. La versión es la de Ma. Conchita, así que ni siquiera sabemos cuáles fueron todos los improperios que se echaron en cara uno a otro. La cosa comenzó, parece, porque Penn apoya a Chávez. Un lío.

Para "nosotros" (¿quiénes?) gran parte de quienes estaban en tal lista, incluído Chaplin, son nuestros héroes. Más si somos latinoamericanos que jamás han vivido en un país comunista. Más si tenemos amigos cuyos padres salieron exiliados por... comunistas.

Pero, visto desde otro punto de vista, ser comunista es muy fácil cuando no se vive o ha vivido en un país comunista. Porque justo lo que admiramos de Chaplin o los papás de nuestros amigos es habérsele enfrentado al poder. Pero cuando uno comienza a leer las historias de la NKVD o de la Stasi se da cuenta de la semántica invertida de... comunista.

Desde hace algunos años tomé la determinación de no opinar demasiado sobre esos temas. ¿Quién mejor que un cubano, que ha vivido en Cuba, para tener la mejor de las opiniones sobre el comunismo? Sólo los venezolanos saben qué significa vivir bajo el gobierno de Chávez: los que están en contra tendrán sus razones, y los que están a favor también. El criterio con el que los latinoamericanos que no hemos vivido el comunismo evaluamos las bondades o maldades de éste son proporcionales a los criterios que tenían los habitantes europeos de los países comunistas para evaluar las bondades o maldades del capitalismo: por carencia y criterios negativos.

Sin embargo, en el fondo, no puedo evitar la última opinión. Cuba es el único país de América Latina donde no hay desnutrición infantil. Pero ¿cómo puede valorar eso justo quien no la conoce? O quizás sí lo valoran, y por eso sólo los cubanos son quienes pueden tener la mejor decisión de lo que se habrá de hacer cuando algo se pueda hacer en Cuba.

Pero más, todavía más en el fondo, me queda claro que ser comunista siendo Sean Penn es muy fácil, pues el querido Silvio Rodríguez, fiel al régimen pero también hacedor de ininteligibles pero poéticas canciones, dio un certero juicio en una de sus pocas canciones legibles:



"Que fácil es protestar por la bomba que cayó
a mil kilómetros del ropero y del refrigerador
que fácil es escribir algo que invite a la acción
contra tiranos, contra asesinos
contra la cruz o el poder divino
siempre al alcance de la vidriera y el comedor."

¡Que se trague sus insultos Sean Penn y se los meta por donde mejor le quepan!

Acá la canción de Silvio:


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