29 diciembre 2012

Hic et Nunc

¿Es posible perseguir un montón de objetivos en un sólo texto? Es que estoy recopilando muuuchas "pruebas" de las barbaridades que dije en la tesis sobre el sensus communis. Y es que esa Quaestio es dificultosísima, y al fin entendí porqué. En los artículos 1 y 2 Alberto se la pasa tratando de resolver problemas frente a las palabras ad litteram de Aristóteles: que el sentido común sí es, contra la auctoritas de Aris, el sentido propio de los sensibles comunes. Que el sentido común es diferente tanto de los sensibles propios (que todo junto no es un sólo 'aparato sensorio', utilizando el término de Tomás Calvo) como de la fantasía y la imaginación. Que cómo, si la cantidad es el objeto propio del sentido común, se puede relacionar con el la cualidad que es la naturaleza de las sensaciones propias, y cuyo comportamiento metafísico es diferente (la cualidad se divide en contrarios, la cantidad, continua, infinitamente, etc.) Esos son, digamos, los objetivos específicos de cada cuestión. Pero ¿hay un objetivo mayor? Sí, y eso es lo que trato de defender. 

Avicena es la auctoritas para defender que la operación propia del sentido común es unir y dividir según "el método" de affirmatio vel negatio los sensibles propios entre sí (las cualidades sensibles propias de cada sentido: color, sabor, olor, etc). Pero si estamos hablando de la mera y pura sensibilidad, ¿qué significa exactamente 'juicio' y 'affirmatio vel negatio'? Alberto quiere explicar cómo el sentido común es capaz de reconocer identidad y diferencia en la sensibilidad. Como obtiene conocimiento ESTRUCTURADO de la realidad sin que dicha estructura provenga de un contenido conceptual universal. ¡zaz! En la estructura, hipotetizo yo, recae lo cognitivo de cualquier contenido anímico (mental, diría, pero la mens, mind, mente es un problema). O dicho de otra manera (cof, cof... kantiana): ¿por qué las intuiciones sensibles no son ciegas sin concepto?

Entonces Alberto tiene que resolver más problemas que le impone su auctoritas mayor: Aristóteles. Para empezar hay que hacer cuadrar ¡las Categorías con la estructura de la percepción!. Y luego Aristóteles dice que los sensibles comunes se perciben todos a partir del movimiento. No, dice Alberto, eso querría decir que sólo es objeto per se del sentido común el movimiento, y los restantes sensibles comunes lo son per accidens. Pero todos se perciben por igual, incluso el reposo aunque parezca simple privación del movimiento. Bueno... y ¿con las Categorías? ¿Qué no es 'más cantidad' el Tiempo y el Lugar que el movimiento? ¿Porqué, a pesar de la evidencia de Agustín en De musica y en Confessiones XI, 14-28, y de Prisciano al hablar de cómo se comporta la oratio dividida en sílabas largas y breves, vamos a darle prioridad al movimiento que al tiempo?

Tiempo y Lugar: son los sujetos de la percepción. El movimiento es como un sujeto de todas las intentiones mathematicae. El reposo es como un sujeto del lugar y los límites de lo percibido. 

Lugar y tiempo: hic et nunc. Más problemas. 
Y es que ¿cómo es que percibimos de manera individuada al color, al olor, al sabor, que por sí mismas son formas, y que a la forma le ocurre ser individuada gracias a la materia? Pero ¿qué no dice nuestra auctoritas favorita que percibimos la forma sin la materia? ¿No dice Boecio que, sin materia, lo que obtenemos son el rojo y el olor a rosa universales? ¿Cómo hace este pedazo de rojo para individuarse sin materia? ¿Cuáles podrían ser las condiciones individuantes de una cualidad sensible como rojo

La evidencia textual es escasísima: una línea donde las condiciones individuantes son definidas como el hic et nunc. ¿Qué son los apéndices materiales? La evidencia textual parece contradictoria, pero los únicos elementos que no entran en conflicto con nada, sostengo, son el aquí y el ahora, el hic et nunc: lugar y tiempo. 

El movimiento, los saben los físicos actuales y lo sabía Aristóteles, es la razón lugar/tiempo. Y es quizás por eso que Alberto, al tratar de responder la pregunta de cómo se da el juicio sensible que distingue identidad y diferencia, divide los modos de juzgar entre secundum esse y secundum fieri. El primero se relaciona con el lugar, el segundo con el tiempo. 

Pero si hablamos de affirmatio vel negatio y la estructura de un juicio, necesitamos entonces de sujetos y predicados. ¿Qué hace las veces de sujeto? Secundum esse la Magnitud. Secundum fieri el Movimiento. Y ¿los predicados? color, sonido, olor, sabor y las cualidades táctiles. 


***


La teoría de Alberto ya está presupuesta a lo largo de estas dos Quaestiones: De sensibilibus in communi y De sensu communi. Pero primero tiene que quitarse de encima lo que Aristóteles 'no vio'. Por eso se mezclan temas en cada obiectio y respondo: la relación entre cantidad y cualidad, la prioridad de cada sensible común; o adelanta temas: la diferencia entre los objetos del sentido común, la fantasía y la imaginación, su relación intencional con las cosas... etc. 

Ahora bien, seamos honestos. Aristóteles, como fenomenólogo (o sea, descriptor de la fenomenología de la percepción, nada qué ver con Husserl o Brentano) es mucho mejor y tiene mucho menos compromisos que Alberto y su búsqueda exhaustiva de la sistematizidad. Lo mismo pasa con Avicena. En las cosas 'contradictorias' que dice Aristóteles se describen fenómenos que, los cientistas (sic) cognitivos actuales analizan: por ejemplo, que primero identificamos la presencia de un objeto y luego qué es (¡es un pájaro, no un avión!, ¡no!, ¡es Superman!). O que los niños adquieren de súbito la capacidad de categorización y entonces, según los experimentos de estos mismos cientistas cognitivos, cambia totalmente el modo en que estructuran el mundo, y comienzan a adquirir el lenguaje (pues: que la capacidad simbólica aparece entre los 10 y 12 meses de edad). Es por esto último que Casati, el italiano que nos dio el curso del Objeto de Spelke, amó la explicación que di en mi tareita de la Oveja y el Lobo en Avicena. 

Si pensamos en estos científicos cognitivistas (¿les late esa traducción?), la búsqueda de los contenidos no conceptuales  de la percepción radicaría en buscar qué hay de irreductible en lo percibido frente al concepto, no de qué manera puede sustituirse el concepto con algo propio de la percepción para explicar la relación cognitiva con el mundo. Y en ese sentido, me atrevería a decir, que Avicena está mucho más cerca de ellos al introducir las intentiones non sensatas en la percepción animal: mete a los conceptos, porque sin ellos, no se explica el modo de significar al mundo. Los mete por la puerta que les corresponde: la aestimativa. Pero su lugar de origen no es el intelecto, sino las sustancias celestes

Pero Alberto no. Alberto sí busca el modo en que puede estructurarse la percepción en ausencia de los conceptos universales (ahí radica la importancia de su no-platonismo, de su aristotelismo a ultranza... de su fundacionismo en términos de Terence Irwin). La búsqueda es exhaustiva y radical: ¿anticipa a Kant? O más bien, al introducir su giro copernicano, lo único que hizo el Chino de Königsberg fue cambiar el modelo para explicar las pacientes observaciones de gentes como Alberto, y quitarle el peso metafísico que ya era insostenible?

Hic et Nunc

Hay todavía mucho qué hacer: pero estoy al fin ya tiene forma. 

Seguiremos informando...

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