08 diciembre 2012

Mi mascota, la avestruz

Perdón, tenía que venir a contar este sueño.

Pues ahí tiene que mi gato se metía la pata por la boca y no podía respirar. Entonces yo corría al veterinario. Pero, dada la naturaleza de los sueños, cuando llegaba con el veterinario ya estaba yo en la casa de mi abuelita en San Luis Potosí, y la mascota enferma era una enorme avestruz... Technicolor.
En mi sueño, uno podía montar su propia avestruz, y aunque las había callejeras –como perros y gatos– las más valiosas eran de colores impresionantes. La mía era callejera, pero no por eso de colores menos intensos. Entonces, de alguna manera, yo sabía que el veterinario no vendría a curar a mi avestruz (que ya estaba muy sana) sino a pedirme matrimonio. Pero se supone que yo no debería saberlo. Así que cuando llegaba, yo estaba exultante y muy cariñosa, hasta que él me decía ¿no podríamos ir un poco más despacio? Y, en el fondo, yo sólo pensaba: Pero si no me gusta... no me gusta... mejor le digo que no. Pero no por eso se me quitaba la actitud toda dizque coqueta. 

Pos ese fue el sueño. 


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