24 diciembre 2012

Recuento 2012

Pues este fue un año largo y pasaron muchas cosas y... y de todos modos no tengo idea de cómo hacer el recuento porque fue un año raro... me la pasé bajo la tierra, como la cigarra (como la canción de Mercedes Sosa). Es más, llevo un buen rato tratando de escribir algo, pero no paso de una línea y lo dejo para después. Pero he aquí que, de alguna manera sui generis ha de poderse hacer el recuento. 

1.- Los tacones rojos.
¡Ah, los tacones rojos! Esa fue una historia llena de spiritus animales e intentiones delectabiles y de ojos y pupilas coloreadas (la jelly del ojo, diría Sorabji). Πνεύμα por todos lados, y he ahí la parte vivificante del año. Hasta un soneto salió, y es que fue un año de jacarandas y lluvias anticipadas. Fue un año a cuya primavera se le hizo honor, y cuyos frutos fueron percibir, per accidens y per se su suave espíritu, cálido y delicado. Y ya me di cuenta que es justo de lo que no puedo escribir: de los taconcitos rojos y de los ojos cazados con ellos... la intentio –pero ahora la de Agustín–, que como flecha le dio caza a los enormes ojos tristes... *sigh* –¡esos ojos!

2.- El mundo no se acabó. 
Y es que le puse punto final a la tesis. Y luego me puse a rellenarle algunas cosas (entre el incipit y el the end, pero ya sólo son pulimientos). Y eso se lo debo, también, a que me quedé sin un centavo y me llené de deudas (a lo que cooperó una falla de cálculo al momento de comprar el De homine) y, milagrosamente, conseguí trabajo (gracias a @stormentas), y era un trabajo bien pagado y fácil de hacer... y ¡santo cielo! descubrí que o le perdía el miedo a la tesis o mis días iban a terminar en un trabajo que, a pesar de ser fácil y bien pagado, aborrecía. Y renuncié y terminé la tesis. Y así fue. El mundo no se acabó. 

3.- El año de Skype.
Y es que, como decía, me la pasé enterrada un año en mi casa, enterrada literalmente porque era un tiradero de cosas y... el horror. Pero mediante Skype mantuve contacto con el mundo exterior, y no enloquecí. Y ahí estreché lazos afectuosos con Ely y con mi papá, y estuve en contacto con Z, y todo fue muy feliz. Ese maravilloso y gratuito vaso comunicante de Skype, también me salvó la vida. 

4.- La página de los filósofos adoptados. 
Del trabajo aprendí muchas cosas: además de que había que terminar la tesis, a usar el interné para cosas más 'productivas' que promocionar papitas y Cheetos. Y pues le tocó su tiempo a la filosofía antigua y medieval, y un gran compañero en esa aventura fue mi admiradísimo y queridísimo F. O'R. Y, además, conocí más gente medievalofílica y antiguofílica. Y ahorita medio abandoné el asunto por la tesis, pero volveremos... porque el mundo no se acabó. Y el grupo de esa página sigue creciendo. Y todo muy bien.

5.- El año de los brasileños. 
Y me invitaron (¡me invitó! ¡él, él!) a un Taller de filosofía antigua sobre la inmortalidad del alma en Platón y todo muy mono y muy bien. Y conocí a los brasileños de Brasil que son una gente preciosa, y entendí que oír música en portugués no alcanza para aprender a oír el portugués hablado. Y comprendí que todo lo que está hecho en Brasil, está bien hecho, jejeje. 

6.- El alcance de esponjita.
De eso hablaré poco porque todavía no doy crédito de lo que está pasando (porque todavía está pasando). Pero desde aquí mando hartos saludos a mis lectores y lectoras, y muchas gracias y... sigo sorprendida, es todo, je. :)

7.- Chupacabras. 
Y pues fue el año en que se fue la Chupacabras a alcanzar a mi Abuelita Aurora. Y fueron momentos muy duros y difíciles, porque la enfermedad fue terrible y triste. Y tampoco he escrito mucho de ello, y creo que todavía no es momento. Pero esa gatita está en los corazones de mucha gente, y pues sí, la extraño. Y con ello se cerró algo, un cliclo, supongo. Y así fue. 

8.- El Seminario y su señor Demiurgo.
El Seminario so sólo me mantuvo cuerda, sino que comprendí, gracias al aristotélico seminario, que meterse con Alberto exigía primero que nada, meterse bien con Aristóteles. Mucha de la claridad que obtuve sobre la tesis se la debo a no dejar de leer a Aristóteles este año. Y de las recomendaciones del Demiurgo... que de pronto me vio muy perdida y desesperada y me dio grandes pistas. El knowing how se lo he aprendido a él durante muchos años, la marca es imborrable. Con haber aprendido aunque sea un 10% de su modo de hacer, me doy por bien servida. Porque investigar es knowing how know that. E investigar se lo aprendí a él. 

Y por ahora es todo. El mundo no se acabó. Hagamos mundo, pues.

A Felicidad Batista le mando un fuerte abrazo navideño, que, por segundo año consecutivo, es la bloguera del año. 

Y a mi Mamá también que, además de la vida, le debo todo lo demás, y no me dejó solita jamás, sobre todo cuando ya me andaba yo petatiando por comer sushis en mal estado. Y que me regaló el De homine y la computadora nueva, cuando la viejita se quedó sin tarjeta madre. 

Y a Qualia, gato fiel, y al Vasili, bien recibido por Qualia. 

Y a Paco, ahora Licenciado en Letras Clásicas, el más cercano de los amigos, y el mejor del mundo. 

Y... y ya. Si se me ocurre algo más, se los cuento pronto. 

Y de nuevo, a mi Valerio, causa vivificante y spiritual-pneumática de este blog... y de mucho más. 

Y ya.

Feliz Navidad.





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