16 febrero 2013

Ermita, línea 12, 15 de febrero de 2013


Iba yo muy feliz por mi transbordo del metro Ermita (línea 12, pues provenía de la estación "Insurgentes Sur" hacia mi casita), cuando pasó lo siguiente: un tipo (el de la foto) estaba rodeado por un montón (6) policías que se lo estaban llevando, según nos dijeron, al juzgado cívico por cantar en el metro. Entonces el tipo comenzó a gritar que lo estaban golpeando, y un montón de gente se arremolinó (incluída su servilleta) y comenzó a gritar "¡suel-ten-lo, suel-ten-lo!". Los policías lo rodearon, y la gente rodeo a los policías (ejem... incluída yo que me pasé del lado donde estaba la trifulca), y nuestro objetivo másico (pues actuábamos como una masa) era evitar que se lo llevaran preso. Queríamos que lo soltaran y lo dejaran ir. Se comenzó a acercar gente que, evidentemente, eran vagoneros (ambulantes del metro), pero la gran mayoría de los que estábamos éramos transeuntes: había, además de muchos chavos, señoras que estaban indignadas porque lo  habían golpeado.

De pronto, los policías, que estaban replegados en la pared, lograron moverse hacia el centro del pasillo (el transbordo de ermita-línea doce es un largo pasillo con un pasamanos en medio), y entonces la gente trató de jalonear al chavo para zafarlo de los policías, lo que le partió la madre al chavo (sospecho le rompieron algunas costillas). Entonces, ya el tipo totalmente desgüanzado, fue llevado por los policías hacia la salida del metro ermita línea 12 (sobre Calzada de Tlalpan).

Ahí la gente seguía gritando, pero detrás de los torniquetes. Algunos salimos y rodeamos al chavo exigiendo que se llamara a una ambulancia (¡nótese que no la llamábamos nosotros!), y evitando que lo fueran a subir a una patrulla. Entonces llegaron unas patrullas y los otros policías (luego me enteré que se llamaban "Fuerza de Reacción") se fueron, de uno en uno, sigilosamente, mientras llegaban los otros. Los policías de la patrulla lograron recabar los datos del chavo, y una chavita consiguió comunicarse con su esposa, que llegó en un lapso como de 15 minutos, con dos chavitos: una nena de 5 años llamada Jazmín, y un niño de 3 llamado Carlos.

La gente, ya cansada, comenzaba a tratar de irse. Uno de los policías, sin ningún entrenamiento, me parece, primero llamaba a la esposa, y luego le decía que se alejara, que pobres niños. Y luego que se acercara, y así. Hasta que le dije que yo le cuidaba a los niños en lo que ella resolvía el asunto.

Y me quedé unos 20 minutos con Jazmín y Carlos. Y supe que Jazmín se sabe ya las vocales (A, E, I, O, U, me explicó) y que se sabe muchos números... muchos, todos... Y que el carrito de radio control de Carlos ya no tiene pila y que se les perdió el control remoto, pero que está bien bonito: como una patrulla.

Finalmente se acercó un tipo de traje y nos preguntó que quienes íbamos a ir a declarar, y yo me apunté. Pero de pronto llegó la ambulancia, subió al cantante (llamado Rodrigo), lo evaluaron y dijeron que tenía politraumatismos. Finalmente la mamá de Jazmín y Carlos los tomó de las manos, y se subió a la ambulancia.

Lo último que supimos fue que se lo llevaron a "un hospital en Salto del Agua", y los policías se hicieron pendejos y nadie nos llevó ni al hospital, ni a declarar. Entonces un grupo de personas (entre ellos una ancianita de unos 70 años, que llevaba una bolsa llena de latas) fuimos de la parte de la estación línea 12 a la 2, nos peleamos un rato con los responsables de seguridad, que se echaban la bolita unos a otros. Poco a poco se fue yendo la gente, hasta que quedamos un chavo, una pareja que se acercó mucho después, y yo. Y decidimos que lo único que podíamos hacer era buscar a la esposa, contactarla con Derechos Humanos y ofrecerle nuestro apoyo.

Pasamos las últimas horas buscando el tal hospital, pero no dimos nunca con ellos. Y ya cansados, finalmente claudicamos. Y me trajeron a mi casa.

Y de toda esta historia, lo que más me sorprende es cómo, de las primero centenas, luego decenas, y luego 4 gatos, nunca supimos cómo reaccionar ante una situación de esa magnitud.

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