12 febrero 2013

Ataraxia

I
Un amigo me contó que definitivamente cambió su tema de tesis. Cambio radical. Ya había hablado con él, pero no me esperaba tanta radicalidad en el cambio. Pero me pareció bien. Y yo le dije: sí, va a resultar muy difícil, es muy pesado... pero vale la pena

II 
Pero entonces recuerdo que mi cambio,"radical" en cierto sentido, fue sufrido por muchas razones, pero sobre todo porque lo que dejaba también me gusta mucho. Digamos: Plotino sí me tenía un poco harta, pero ello se debía más bien a que, quizás, no tenía aún ni el lenguaje ni los conceptos para expresar una antigua intuición que tenía sobre la relación de su uno con su noûs. Quizás aquél célebre curso de Casati al parejo de las ovejas y los lobos explicados por mi entonces todavía no asesor, me permitieron obtener un lenguaje para expresar una intuición difícil.

(III)
(Algo que uno aprende al hacer historia de la filosofía es que hay intuiciones que llegan antes que el lenguaje para expresarlas y viceversa. Y que algunos de los llamados genios son el equivalente de Descartes y Newton: tuvieron que inventar, junto con su teoría, el lenguaje para explicarla)

IV
Pero a mi me gustaban mucho los antiguos. Llegó un momento de crisis donde por fin conocí a aquellos tan idos y traídos estoicos, en voz del mero mero Demiurgo... y dudé mucho. No fue fácil. Ser historiador de la filosofía, al menos en mi caso, es el resultado de la confluencia de dos vocaciones: aquella enteramente filosófica que se deja seducir rápidamente por palabras como intencionalidad, y aquella tipo Indiana Jones que busca ávida maravillas del pasado. Por eso, quizás, tuve aquella etapa gnóstica, cuando leía a Scholem y amaba a Borges. Los estoicos fueron vencidos por Alberto sólo porque la balanza se inclinó a favor de lo enteramente filosófico. Pero fue un tris, un casi nada. (Y una cuestión quizás de meses, antes de enterarme de la tesis aquella de los lektá, o antes del seminario de la mixtura.

V
Debo reconocer que me está resultando un poco pesado leer la Metafísica y que lo hago más por disciplina: Alberto se la sabía por arriba y por abajo y, no conocerla, es un gran handicap para leer a uno de los CommentatoresYo preferiría –le dije a una compañera– leer el De interpretatione. Ahora que me anda emocionando tanto Frege (el caminito va de Contenido no conceptual -> McDowell -> Evans -> Frege.... ) Abelardo, etc... Y entonces resultó que, quizás, probablemente, leamos los amadísimos Parva Naturalia. Todo se conecta, todo está conectado. Estamos, al leer Metafísica H, a punto de arribar al nacimiento de los conceptos de potencia y acto. Será una concepción y parto maravillosos. No, ok, no leo la Metafísica sólo por disciplina. Que me falte disciplina, es otra cosa. 

VI 
Es curioso cómo son las cosas. Ayer le escribí al Asesor para dar señas de vida, y le conté lo que, de un modo u otro, he venido contando en el blog. Le pareció bien. Pero luego me recomendó un artículo de Sorabji. Y me percaté de que, uno de los hilos conductores de toda mi tesis ha sido él: Richard Sorabji, cuya tía era abogada y su primer caso fue defender a un elefante. 

VII
Ayer en el post que escribí en estado no he dormido nada, escribí ataxia porque seguro tenía mucha hambre... pero quería decir ataraxia. Y mientras un poco les explico a ellos sobre los estoicos, y aprendo de ellos lo que L. les enseñó antes que yo, comprendo porqué, también para mi, esa ataraxia era un estado tan deseado.

VIII
De la ataraxia quiero poder distinguir entre el afecto y las pasiones escandalosas. Porque, digo, seamos honestos, mis "escandalosas pasiones" también ocultan otro tipo de pasiones más confusas, más enredadas... más... ¿psicoanalíticas? 

IX 
Como sea: yo de él quiero lo que tiene de segunda persona del singular. Y también pondré mi granito de arena, porque soy una asustadiza y él, me ha enseñado con los años que todo se puede: también la sonrisa. 

X
Y del otro señor, al que le escribí ayer y me contestó hoy: también quisiera ser su amiga. pero antes tengo que redimirme y volver a ser buena alumna. Porque, como le dije una vez, él me devolvió la vocación...


Compañeros de viaje: los quiero mucho.

Paloma

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