11 febrero 2013

Gracias.

Sólo es que estoy muy cansada, con el tapete movido, el sueño inestable, a no sé cuántos kilómetros de mi casa, y en un restorán japonés comiendo arroz japonés, coca cola light japonesa, café japonés, y secándome la boca con japonesas servilletas... y revolviendo el café y su coffe mate japoneses con palillos chinos made in Mexico

Y entre que por todos lados se me pasean enfrente meseros absolutamente bellos, alumnos idem, compañeros ibidem, profesores (acá ya mejor no le siga) me pregunto de cuándo acá esta preprimavera me cogió en tan tremenda epojé sobre mis afectos amorosos. 

Y me pongo a pensar que todo esto es pura literatura. Vamos, cuando escribo en el blog no me siento como si rindiera declaración en el Ministerio Público ¿verdad? Como que de repente se me suelta por ahí un birlo dramático y, como alguna vez me reclamara Paco y antes la entidad tarada comúnmente conocida por Daniel (sigo enojada, nótese), como que se me da mucho el novelizarme tanto así, tantote. 

Así que cuando ando prosaica –de prosa, o sea– me agarra como que la exageraditis y me pongo a contar unos aventurones y padecimientos tremendos y... y todo ese rollo, pues luego me pregunto ¿y yo de verdad siento todo eso? Basta entonces tomar el dramaqueenómetro y medir cuánto se fue sufridamente por la acera del Circuito Exterior porque, igual que como hace tantos años (razón para sentirse todo un fósil, obvio) se iba, primero muerta de rabia queriéndolo matar, luego muerta de angustia por no poderlo abrazar, y al final todo paz, todo ataxia y todo rebonito. 

Todo rebonito. Sí. Retebonito. Sangrón. Ya no me pela... 

Pero, vamos, no hablemos de eso. No hablemos de nada. Escribo esto simplemente en lo que me traen la cuenta. Aún debo estar a tres o cuatro kilómetros de mi casa. El camino entero es desde Metro Chilpancingo a Metro Nativitas (sáquenle los cálculos ustedes). ¿Y por qué cuento tan presurosa la distancia? Será porque me la estoy echando a pie. Sí, toda drama queen de no me alcanza para el gimnasio o, seamos honestos, de ya me duele el culo de estar sentada frente a la computadora y ya no tengo garganta por los alumnos y... y pos eso. 

Eso, y que acabo de conocer a la entidad que debió ser mi sinodal: hace filosofía de la mente, se dedica a al asunto de los contenidos no conceptuales y la representación sensible y... y... y... ¡SABE LATÍN! Ha traducido a Tomás y... y... 

Y amada ya sabes quién eres oh ángel de mi guardia –¡qué bonita eres en persona!:

Gracias. 

No hay comentarios.: