04 marzo 2013

Retractationes I

Voy avanzando. Siempre, más lento de lo que quisiera. Tardo en agarrar concentración, pero viene la inmediatez y me arrebata. La inmediatez que, además de cremas caras y pagar mi propia renta y mi propio sustento, me ha permitido resolver un enorme problema... para mi puro placer, para mi puro beneficio. Voy avanzando, un pasito frente a otro. Adelante. 

Me acuerdo de cuando quise sumergirme en sus vidas, mi época de stalker. De cómo eso terminó en la adquisición de una novela que ganó un premio en Alemania, o de descubrir el parentesco académico con el otro. Fue esa época de absoluta y total fantasía, disfrutable enormemente y el más grande síntoma de mi enfermedad, donde detuve mis progresos. ¿Qué diría sobre ello el lento psicoanalista, qué etiqueta le pondría? De que era enfermedad, estuve siempre consciente. Algo en mi se burló de todo aquello y escribió aquella novela sin final, donde hice a Valerio un personaje, y lo apellidé de las Alamedas.

Hago recuento. Resignifico todo. Me reescribo, me retracto. No en balde mi adalid es el Obispo de Hipona: rehace y recompone los hechos de su vida para crear nuevas narrativas. Se atreve incluso a postular que aquello puede hacerse con la historia de la humanidad... con si tuviera sentido. La historia del cosmos, la propia vida. 

Y estoy frente a mi capítulo, tratando de atar los cabos de la mejor manera. Vengo aquí cuando he arribado a la parte más difícil de tejer. El secundum esse, el secundum fieri. Me mandó el asesor, hace casi dos años, a aclarar esos conceptos. El esfuerzo por hacerlo derivo en el Aquinas y, ahora, en la reestructuración del capítulo. En tratar de encontrar trazas de los elementos que, después, serán girados copernicanamente por el Chino de Königsberg. Y luego, mientras les doy clase a los alumnos de bachillerato y les cuento de las quinque viae, descubro que el concepto era tan básico, tan elemental... 

Estoy aquí, a punto de terminar, por fin. 

Y ¿qué queda de la dolencia, de aquél arrebato al mundo de la fantasía, la fantasía enferma y confundida que me hizo tropezar tanto? Queda lo que soy... y nada más. 

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