09 mayo 2013

Amour

Se echa a llorar. ¿Ahora por qué? Porque ha visto una película. Se le ocurrió ver Amour. Se echa a llorar porque la cama es enorme. Se echa a llorar y, desde su lugar brinca un michito negro. Y no, no viene a sentársele en el pecho para que le ponga más atención a él que a la película, sino que se le echa de lado, y estira la pata. Y termina el lloriqueo. 

***

En una escena de la película, están todos mojados. Él, porque viene de un funeral y acaba de llegar y afuera está lloviendo. Ella parece mojada porque se ha caído de la silla de ruedas al tratar de cerrar la ventana. Entonces quisiera estar yo mojada y meterme a bañar. ¡Pero es que hay que cambiarle las sábanas a la enorme cama! Así, de tanto calor, los gatos la han llenado de pelos. Pero ¿quién tiene corazón para quitarlos de tanta comodidad?

***
A veces pasan días sin que me meta a bañar. A veces pasan días en que no como porque nunca encuentro ganas de salir a comprar algo. O ni siquiera tengo fuerzas de abrir una lata de atún... salvo la de los gatitos. Su hambre es lo único que me hace salir de casa cuando no hay atún o croquetas en existencia. Lo único que piden los gatitos son tres cosas: que les abra de noche la puerta para echarse en  el escalón más alto del edificio; atún, croquetas y agua; y que si están chiples, los cargue, o los deje estarse junto a la computadora conmigo. 

***

Estoy enferma. Y tengo ya que ir a curarme.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Acuda a curarse no deje que la desidia le gane

M.