17 septiembre 2013

A ver si este post no tiene que autodestruírse.

1. Cuando uno era niño sufrió o abandono, o abuso, o alguna otra cosa intermedia.

2. Para sobrevivir, generó estrategias complejas de comportamiento que le permitieran no sucumbir, o ante el abuso, o ante el abandono de nuestros adultos. 

3. Uno crece y, a veces, usa esas estrategias para seguir sobreviviendo. 

4. En determinado momento, la recreación que se tiene con un adulto igual que uno de una relación infantil es tal, que uno queda varado en la vida. 

5. Uno debe reconocer si el patrón de conducta que sostiene con otra persona no es acaso el mismo que sostenía con su propio adulto. Por ejemplo: sostener con la esposa la relación que se tenía con la mamá narcisista y sobreexigente, sostener con el asesor la relación de abandono que se tenía con la mamá lejana y que al final la abandonó con la abuela, sostener con el asesor (el mismo, pero diferente niña) la misma relación de negociación afectiva que con el papá chantajista, o sostener con el asesor (el otro, y otra niña) la misma relación de pánico de que papá te vaya a abandonar, o sostener con el asesor (el mismo otro, niña diferente)... alguna relación también muy compleja y sobre la cuál la neta no entiendo un pito... pero es tortuosa también, eso que ni qué.

6. Es difícil reconocer que se está en una relación así, pues aceptar que se está siendo inmaduro produce muchísima vergüenza. Y, sobre todo, la mayor parte de las veces las estrategias emocionales implican cantidades brutales de autojustificación y simulación. Pero debe conseguirse. 

7. ¿Por qué? Porque entonces uno se da cuenta de que, a diferencia de cuando uno era niño, ahora uno ya no está indefenso frente al adulto abusón abandonador. Uno se puede defender. Y si uno los manda a la chingada a uno no le pasa nada. Y si tratan de abusar de uno, uno les puede meter semejante patadota, porque uno es adulto y se puede defender. 

8. También entiende que los otros adultos, ahora que somos adultos, son igual de niñotes que uno, no esos seres súper poderosos que tenían potestad de vida y muerte sobre nosotros. 

9. Entonces uno se cura y se permite quererlos como iguales, no como los papás/mamás/abuelos que a uno le hicieron realmente falta. 

10. Y uno, entonces, puede avanzar en la vida.

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