¡Albricias! se consiguió la unidad. El otro parecía más bien mi tesis de maestría. Y sí, quedó tan chiquito que legítimamente se puede poner en duda que sea el mismo poema que el de ayer. La idea, la imagen es una sola: soy un ser trasparente. Y sí, la calentura y todo lo demás. Pero la calentura no pude escribirla. Tampoco todas las angustias del deseo que, como mosca, repetidamente se golpea contra la ventana. No. Sólo el "reclamo". Un reclamo que tampoco es tal... es más bien un ¡ay! por cada golpe contra la realidad. Whatever, dejemos la poesía un rato porque, como dije por allá en los tuíters: voy a acabar pateando en vez de amando a mi amado muso. Tengo, en realidad, mucho trabajo de otras índoles. Y además, mis tallereadores me recomendaron mucha poesía en inglés, y pues obedientemente tengo que ponerme a leer. En fin: los quiero (casi tanto como a los tuiterillos, pero no exageremos):
La esponjis.
***
AVE
FÉNIX
Debe
ser todo un espectáculo mirarme enamorada.
No sólo
se ve a través mis ojos:
toda yo
soy una pecera traslúcida.
Basta
que te acerques,
que roces
sin querer mi mano,
y helo
ahí:
minúsculos
pececitos en llamas,
vórtices
ígneos y reacciones en cadena
vaporizando
la estructura básica de mi pose.
Y tú
–que
eres puros ojos–
conoces
bien el mecanismo:
jalas
la palanca ésa, luego aprietas el botón aquél,
y logras
que se abra la claraboya de mi sonrisa idiota.
(Te
solazas, divinidad,
de ser
causa de las llamas que contemplas).
de: Esponjita
para: Valerio.
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