18 marzo 2014

Borderline

Si llego con el psiquiatra y le digo tengo Borderline me va a diagnosticar hipocondria. Si llego y le digo a mi asesor: tengo Borderline y por eso es tan difícil trabajar conmigo, supongo que me va a preguntar que para qué se lo cuento. Si le explico a todos que existe una justificación a mi errático comportamiento y que se llama Personalidad Límite, me van a decir que... ¿y por qué mi gran angustia es andarme justificando con todo mundo? Obvio: porque así evito que me abandonen, porque quienes tenemos Borderline tenemos pánico a ser abandonados. Entonces ¿mi conducta está motivada por el pánico a que me abandonen? Es decir ¿quiero explicarle todo eso al asesor para que no me abandone? No: la única manera en que no me abandone qua asesor es poniéndome a trabajar ¿no? Entonces no debo ceder a ninguno de mis impulsos ¿no? 

Supongo que es por la mera experiencia, pero otra de las características que tiene los Borderline, según una página española dedicada al estudio y al apoyo de los afectados (aquí píquele) es la perenne duda sobre sus propios sentimientos y motivaciones. Uno, después de un rato, ya duda de todo lo que uno siente... lo cuál, como se podrán imaginar, lo deja a uno con la sensación de absoluta falta de control en la propia vida. 

Pero no continuo porque, ya lo adivino, algunos de ustedes habrán pensado ya –¿lo leyó en una página web y ya se autodiagnosticó? ¡O Tempora O mores! ¡Pero qué necedad! ¡Pues vaya al doctor y que él se lo diagnostique! Y, de paso, le da el tratamiento correcto

Vamos, pues. Sí, sí, lo sé: no es raro abrir –en el extremo del ocio– una página de horóscopos y sentir que, efectivamente, la descripción de la personalidad Cáncer con ascendente en Acuario explica los momentos más oscuros de la infancia o del rompimiento con los novios. Uno se emociona con la descripción de la personalidad y, confirmada la primera parte de la prueba, va a ver la profecía acerca del amor para el año que viene. Que uno es bueno para las artes, o romántico y meticuloso, ¡vaya! pero si así, además, puedo leer el corazón y la mente de los otros (¡Del Géminis! ¡Del Virgo!) Y luego uno comprende que esos textos están diseñados de tal manera –probablemente siguiendo los Caracteres de Teofrasto– que uno se reconoce con suma facilidad porque, en realidad, esos textos no dice lo que somos, sino todo lo bonito que queremos ser. 

¿Y si lo mismo pasa con las páginas éstas, donde uno cree al fin encontrar un diagnóstico?

Pero ¡vamos! ¿qué lograrías con un diagnóstico tan macabro como personalidad Borderline, con 10% de suicidios exitosos, incapacidad para mantener los estudios, preservar los trabajos, tener relaciones estables y sanas? Porque, digo, cuando uno se descubre como Cáncer con ascendente Acuario, lo más que puedes decir es que eres casero, sensible y un poquitín rencoroso porque naciste la última semana de julio, pero ¿qué tiene de bueno preescribirse un futuro tan negro y doloroso? Porque no es que todo mundo vaya a decir Pobre de ella, no es su culpa. Sí, dirán eso, pero también dirán: ni la nuestra tampoco, así que compermisito ¿eh?. ¿Entonces? ¿qué consigues con tal autodiagnóstico?

Lo primero, suponemos (ejem... ¿quién es el plural mayestático?) suponemos –decía– que es buscar la ayuda pertinente. Lo segundo, saber que existe un problema y, entre que son peras o son manzanas, tratar de usar la parca inteligencia de la que hemos sido dotados para recuperar el control perdido. 

Pero, ¡vamos! ¡para eso es para lo que debería servir el "autodiagnóstico"! Pero ¿de veras así funciona? ¡ya sabes que estás mal! para eso no necesitaste encontrar esa página. Ya sabes que tienes un problema de pérdida de control... y la solución es jalarse las riendas con todas las fuerzas en cuanto la crisis pasa (y que hay que dejar que las crisis pasen, porque en la cresta de la ola no se puede hacer nada). Ya sabes todo eso. Entonces ¿para qué leer eso y atribuírselo?

Es que... es que lo leí ¿ven? Y me vi retratada. Decía, como el horóscopo, cosas buenas. Por ejemplo, que somos gentes creativas (lo que quizás sea un mito: los locos son creativos, la gente creativa está loca. No hay que tirar a la basura a la gente loca porque podría ser creativa. Apesta: arruina la vida de otros y la propia. Pero aunque sea un vulgar y molesto insecto, a veces puede tener brillantes alas, como las mariposas). Ok: somos creativos... y tenemos harta habilidad para leer la personalidad de los otros (y somos buenos manipulantes, asegún dice, aunque ¿lo soy yo? AARGH ¿y si Valerio está igual de Borderlineado que yo, pero él además es valientote, y no cómo yo? parémosle a esta digresión). ¿Qué más? ¿qué más? Pues todo lo malo: no reconocemos grises: todo blanco o negro (De ahí que E. de la P. me haya dicho Calvinista. Pero no: lo mío no era un desorden religioso sino psiquiátrico). Que siempre tenemos sentimiento de vacío (¿por eso no terminamos lo que empezamos? Eso no dice la página, pero sí que por eso estamos empezando siempre cosas nuevas). Que tenemos pánico al abandono. Y por eso somos violentos, impulsivos, y terminamos alejando a la gente... 

Y aquí viene la razón por la que quiero decirle al asesor de mi mal. Porque creo haberlo alejado como amigo. 

Pero hay una razón mucho más fuerte que todas las anteriores por las cuales deseo que este sea mi diagnóstico. Una razón que se expresa en dos puntos. 

1) Explica –y ¿justifica?– el porqué tengo 34 años y, a penas, terminé la maestría. 
2) Promete que, a partir de los 35 años, se arregla solito. 

Y eso me hizo llorar de esperanza, como un gran pronóstico positivo. 

En cuanto tenga dinero (o seguro médico), habré de buscar ayuda... al menos, diagnóstico. 

Esponjita fronteriza. 

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