25 mayo 2014

Towel

Sé meditar, sé esperar, sé ayunar.

No moverse no es lo mismo que no hacer nada. Para no moverse es necesario conseguir grandes cantidades de energía. ¿Es fácil evitar producir sonido alguno cuando se está entre un montón de hojas secas? El esfuerzo y la energía que implica la inmovilidad absoluta, junto con la habilidad adquirida se que requiere el lograrlo, demuestra que no moverse es una acción... 




Se vienen semanas y meses muy, muy pesados. Si no entro a la UAM tendré –como dicen los españoles– que apañármelas con todo lo que hace falta para aplicar [mis esfuerzos] a otra universidad... en México o en Extranjia. Además tendré chorrocientos trabajos de toda ralea para no perder mi casita, y la felicidad de mi pequeña manada peluda. Si sí me quedo, tendré que hacer una tesis de doctorado (ni más ni menos). Y pase lo que pase, tendré qué publicar esos papers. 

...y pase lo que pase. En realidad pase lo que pase el plan no ha variado: el tiempo es limitado y las energías también. Viene a mi memoria aquella vez que le dije a don Demiurgo que no sabía si las fuerzas me irían a alcanzar para hacer el doctorado. Se rió y dijo "ni que tuvieras ochenta años". Creo que ahora él ya se dio una idea de a qué me refería. Quizás él ya olvidó esas palabras. Y probablemente ya las habría olvidado yo si, esa tarde, no se lo hubiera contado a mi mamá. Cada vez que me desespero, dice ella: "pero acuérdate, como dice S.: ni que tuvieras ochenta años". También viene a mi memoria el the first is the first que me dijera el Asesor: por eso el plan no ha variado nada. Sólo habrá qué ingeniárselas para llevar a cabo el proyecto si las condiciones cambian. No en balde, mi estirpe es de ingenieros. 



Don't panic! 
Me he aprendido a conocer. Sé que tengo intereses intensos e impulsivos que, pronto, desaparecen. ¿Cómo llevar a cabo un plan a largo plazo con tantos movimientos caóticos? Bueno, tejamos, hagamos caligrafía, leamos a Stefan Zweig, aprendamos mucho sobre la Segunda Guerra Mundial. Tomemos pequeños descansos en los que aprendemos a tejer un Marvin, a entender qué demonios fue la Operación Barbarroja, a escribir el nombre de los amigos en árabe, o a ponernos a resguardo de la compasión por Edith Kekesfalva. O a leer un artículo de Quine: nunca sabremos cuál de todas esas actividades excéntricas tendrán un papel salvador en el futuro próximo. Hay que conocerse a uno mismo y al mundo para organizarse. Pero sobre todo don't panic!

...y no olvide dónde dejaste la toalla.

¡Feliz 25 de mayo!

Esponjita intergaláctica.

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