24 septiembre 2014

El hombre feliz

Die herren wâren milte,
von arde hôhe erborn, 
mit kraft unmâzen küene,
die recken ûz erkorn.



Hace muchos años (entre febrero y junio de 2009, según lo atestigua el archivo del blog) conocí al Asesor y a Valerio, pero en aquellos tiempos el que era mi asesor era Valerio, y por eso el sobrenombre que le puse al ahora asesor era Lobo: por lo de las ovejas y los lobos. La neta sigo sin dar crédito del enorme impacto que tuvieron sobre mí... la dedicatoria de la tesis apenas logra hacer verlo.

Pero los post de esos tiempos más bien rondaban la idea de mi reciente ingreso a la Maestría. Y la verdad no quise releerme: me dio cosita. Sin embargo vale la pena hacer algunas comparaciones, ahora que acabo de entrar al Doctorado. 

Ahora estoy aterrada. En aquellos tiempos me sentía invencible. Para mi llegar al Instituto (en realidad la época de esos post corresponde a mi ingreso como Estudiante Asociada) era algo así como tocar el Topus Uranus. Ahora me aterra ver la UAM Iztapalapa. La conozco desde niña, así que ni siquiera la novedad es un factor que mueva mi ánimo. O si lo mueve: tengo una enorme desconfianza. 

En aquél tiempo (pongámonos psicoanalíticos) mi verdadera lucha interna era por librarme de autoridad moral e intelectual que el Danilo tenía sobre mi. Otra gran diferencia: ahora estoy sola. Pero aquí sola ha ido cambiando de significado. En los negrísimos años de 2010 y 2011 estar sola era estar totalmente desamparada. Poco a poco me fui poniendo en pie, y ahora... ¿cómo decirlo? como que me reconstituí. Ahora estar sola es no tener a nadie que me estorbe. Pero también quizás por eso tengo miedo, porque ahora sí voy yo solita y no tengo a quién echarle la culpa de nada... 

Cuando decidí hacer la tesis con... el Lobito, recuerdo claramente cómo le dije: yo no sé nada del tema, enséñame, y casi casi me dejé caer en sus brazos. Los años que he trabajado con él me enseñaron muchas cosas, sobre todo a que ahora la tesis es mi asunto. Con todo, una niñita aterrorizada dentro de mi quisiera que él hiciera las veces de mi papá, y por eso ahora le digo Doktorvati. Y tengo que hacer un enorme esfuerzo para no irme con la fantasía de que es mi papi que me va a defender de todo mundo. Ultimadamente, cuando entré a la Maestría de lo que tenía ganas era de irme a agarrar a moquetazos con todo mundo ¿por qué ahora quiero un papá que me defienda? 

Mientras releo cómo me impactó tantísimo (y por pudor no pongo el link a mis impresiones aquí... pero ya saben ustedes, una amiga lo caracterizó como Adonis), caigo en cuenta de cómo ha cambiado mi perspectiva sobre él. Me da la impresión de que él también cambió mucho sus ideas sobre mi. El choque fue grande y nos agarramos un miedito mutuo tremendo, pero, en verdad os digo, nos tomamos mucho respeto. Pero el resultado ha sido bueno: lo tengo de mi aliado ¿qué más puedo pedir?


***


Hoy Valerio me preguntó algo que hizo que, de golpe, viniera a mi mente el título de un post que escribí llamado "El hombre feliz". Aquella vez escribí sobre el paradigma de lo que era el hombre feliz y, ¡oh sorpresa! el paradigma era él. Mientras releía aquél post, y a diferencia de lo que me pasó con el Lobito, me sorprendió mucho cómo mi visión sobre Valerio no ha cambiado gran cosa. La conclusión de mi post era que él era el hombre feliz porque es capaz de vencer el miedo. 

Hoy tenía muchas ganas de decirle que tengo mucho miedo... pero luego me di cuenta de que tenía más ganas de abrazarlo y de decirle que él es el hombre feliz... y que por él, no ha pasado los años. 

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