26 diciembre 2015

Reflexiones Navideñas,

Como hablante del español, soy excluida pero excluyo... y al no haber nacido cristiana, he vivido en un perpetuo estado de exclusión de mi propia sociedad, de la cuál sólo el Santoclós rojo de Coca Cola Co. me pudo venir a salvar...

Todo esto empezó por culpa de la Navidad y de Alejo Carpentier. Nunca he leído a Alejo y me sigue desternillando de risa su nombre que me suena a carpintero, pero en vez de pensar en algo venerable como José (o sea, mi abuelo, que era ebanista y se llamaba José) pienso en el Pájaro Loco, porque era un pájaro carpintero. Y todo comenzó, en realidad, porque pronto me tendré que deshacer de mi biblioteca, y tengo que leer lo no leído antes de no volverlo a ver.

Haciendo una lista de todos los libros que he leído este año, (seis, contando Seda de Baricco que, sí, ya sé que es trampa, pero maquilla el hecho de que no sobrepasé la media nacional de lectura) me di cuenta de que TODOS son traducciones de otros idiomas: italiano, francés y ruso. El que más me gustó: El maestro y Margarita de Bulgakov. Es decir: hace mucho que no leo nada en español, y agarré lo primero que encontré en mi librero y que no es el pendejísimo de Jorge Volpi: El recurso del método de Alejo Carpentier. De querer, preferiría leer El siglo de las luces porque mi mamá se enamoró de ese libro y siempre me habla de él... pero por alguna ignota razón, El recurso es el que está en mi librero. 

Pero decía que esto comenzó con Alejo y con la Navidad. Con la Navidad porque es una fiesta cuya genealogía es tramposa. Se supone que lo que festeja la cristiandad es el nacimiento de Cristo, pero entre más educado y entrenado está el cristiano al que se le increpa, él solito viene y explica que el 25 de diciembre no es, así en serio verdaderamente y sin duda, el día del nacimiento de Jesús (que basta ponerse a revisar la Biblia con lupa); y que sí, que no es una casualidad tan casual que coincida con Las Saturnalias y la fiesta del Sol Invictus (esta última, al parecer posterior al cristianismo... digo, cuando uno se pelea con cristianos debe tener a la mano la Wikipedia en al menos 3 idiomas). Total que el clásico: "¿Por qué festejas la Navidad si tú no crees en esas cosas?" se puede contestar que uno cree en el Solsticio de Invierno, aunque esté un poco movidita la fecha... y que lo de los regalos, eso nos lo enseñaron los romanos... aunque todo eso sea falso. 

Es falso, porque en esta discusión uno piensa en el gordo de Santaclós marca Coca-Cola Co., en el pavo y en las películas lacrimógenas gringas... es mucho más raro pensar en las Posadas y los Reyes Magos ante tal discusión. Y es que si lo piensan ustedes, aquello a lo que podríamos llamarle "Navidad Mexicana" es una cosa no sólo barroca (bueno, los mexicanos somos barrocos, ¿y qué?) sino bastante menos sabrosa que otras fiestas nacionales, o que la mismísima Navidad gringa. Porque la Navidad mexicana, así muy requetemexicana... ¡pues es una fiesta ritual! Y ahí sí es verdad que no tiene mucho sentido, sin ser católico, ir por la calle gritando "OOOOOORA PRO NOOOOBIS" con gente llevando en procesión al nacimiento, que no debe tener al niño dios todavía (porque se le pone hasta el 25 OBVIAMENTE). Luego "se pide posada" con las velitas de papelería, se rompe la piñata con sus 7 pecaminosos picos, y ya... ahí estuvo toda la diversión. La fiesta, pues, son las posadas. Y sin ser cristiano, pues uno puede armar el numerito de EEEeeen el nombre del cieEEEEEELOOO y luego agarrarse a guamazos a la piñata... pero uno sabe que se está perdiendo de algo siempre: de eso que la comunidad que sí cree, sí conserva. 

Y es entonces cuando el Santoclós, el Tannenbaum y el Pavo (o los Tamales, versión económica pero muy versátil para cualquier comilona) vienen a salvarnos. Porque hay dos fechas cristianas que tienen organizado y armado el calendario secular mexicano: Semana Santa y Navidad. Por alguna razón, en México nadie esconde huevitos de Pascua ni nadie habla del tal conejo. Pero cuando llega la Navidad ¿tampoco nos van a dejar participar, a los excluidos del cristianismo, de las lucesitas y los villancicos? ¿en qué agujero nos iremos a meter? Para colmo, los mismos cristianos ¿no se enamoran del concepto de Navidad que trasciende el elementito carnavalesco de las posadas? ¿No son los carol una cosa que regocija mucho más que los villancicos casi novohispanos y que siempre son importados? O sea: en México hay muchos géneros musicales propios, pero la ritualidad barroca de la Navidad tan así jamás se superó, que los villancicos siguen siendo música popular española). La Navidad gringa es tan, pero tan pagana, que todos los excluidos del cristianismo cabemos. ¿Quién necesita nacimiento ritual si hay arbolito con foquitos de Navidad? Y tamales... hay tamales.


Bueno, pero la cosa empezó por poner juntos a Alejo y la Navidad. Es decir, el tema acá, aunque no parece haber sido el resultado del post, es el ser unos pinches colonizados tercermundistas mediocres. Cosa que me da rete harto coraje. Pero que a la vez tiene sus ventajas. Todo es confuso... 

Lo que más odio es el estatus del español en la academia. Todo mundo habla inglés, y el que haya una lengua franca me parece perfecto y sumamente correcto. Pero además muchos hablan francés o alemán. Y publicar en italiano no está mal visto. Pero ¿en español? Parece equivalente a publicar en eslovaco, húngaro o checheno... a pesar de ser una estúpida lengua hablada por más de 559 millones de hablantes nativos. Hay mucha y toda es inútil... y eso es terriblemente frustrante. A veces me consuelo pensando en Cicerón y luego en analfabeta de Agustín de Hipona: uno por orgullo, otro por crecer en el tercer mundo romano, ambos escribieron en latín, una lengua muy chafita para hacer filosofía. Y... y ya ven lo que pasó. ¿Correrá esa suerte el español? 

Yo veo esforzarse a la gente por dominar el inglés para hacer filosofía. A diferentes grados lo logran, a pesar de que incluso al más avezado, el acento lo traiciona cuando los nervios lo hacen. Pero está bien... si no fuera por la paradoja ridícula de que mucha de la filosofía analítica (mucha: una sección. No sé si la mayoría) depende de las "intuiciones lingüísticas". Algo apesta en Dinamarca y el Circuito Exterior. En fin. 

Está bien escribir en inglés. Que los polacos, los japoneses, los rusos y los mexicanos tengamos una lengua franca es genial. Que gracias a la providencia la lengua franca sea el inglés y no el estonio o el húngaro, es algo que hay que agradecer a la Fortuna. Pero ¿dejar de escribir en la propia lengua, aquella en la que tenemos configurado el cerebro? Sí, o sea... los idiotas monóglotas, como yo. 

Y yo andaba elevando la bandera de la discriminación de los hispanoparlantes... hasta que una conversación entre @tazy y @mandarined me hizo caer en cuenta de algo... horripilante. 

Un "pobrecito" señor no hablaba español sino alguna lengua mexicana genérica. Nuestra ignorancia de las lenguas mexicanas es tal, que ni siquiera somos capaces de distinguir el zapoteco del náhuatl al escucharlo, como sí podemos saber si alguien habla ruso, alemán o francés, de escucharlo. Y el "pobrecito" señor, pues tampoco sabe leer español. Y el "pobre" no puede usar el cajero automático. ¡Pobrecito! ¡Pobrecito!

ajá

¿qué se puede hacer por un señor "pobrecito" como él? Lo que yo quisiera que hiciera la pinche academia con mi propia lengua: aprenderla.

Es curioso: nadie pone en duda que, si uno quiere entrar en un círculo académico tiene que aprender la lengua en la que aquello se maneja. Es perentorio aprender inglés simple y sencillamente porque es una lengua franca. Pero fueron los hispanoparlantes quienes llegaron a los pueblos y a las casas de los mexicanos que no hablaban español (y sospecho que mucho de ese movimiento ocurrió ya muy entrado el siglo XIX). A los señores de la casa los transformaron en excluidos en su propia casa. Así que no es de extrañar que los mixtecos en USA se hagan bilingües mixteco-inglés ¿para qué conservar esa lengua colonial? Y del mismo modo los zotziles y tzeltales que retomaron con las armas sus tierras, con escuelas retoman su lengua: he ahí el Zapatismo. 

Unos chicos blancos van a un pueblo mixe y llevan un espantoso arbolote de navidad rosado con el siguiente letrero: 

Tökmuk n’ijttumtat

Y una ola de gente (incluyendo asociaciones mixes) se indignaron por el racismo desplegado por el comercial de Coca Cola. Vi el comercial: es molesto... pero no alcanzo a entender la molestia del todo ni hasta qué grado es racista. La Coca Cola es colonial en muchos, muchísimo sentidos: no sólo nos regaló al panzón de Santaclós, totalmente secularizado y limpio de conexiones cristianas (¡¡!!), sino que SABEMOS BIEN LOS MEXICANOS que en San Juan Chamula la Coca Cola es elemento indispensable de las prácticas chamánicas. Es decir ¿cuando dicen que es un elemento "ajeno", me podrían decir de qué país me están hablando? Existe un famoso incipit que reza Era un pueblito tan, pero tan lejano, que no llegaba la Coca Cola.

O sea, lo molesto es que el comercial nos echa en cara a los mexicanos lo que somos: bebedores de Coca Cola y unos racistas de porquería. Y nos lo echa en cara, porque lo que es verdad es que los niños pijos del comercial, además de blancos, son RICOS, y los habitantes de Totontepec pues son POBRES. Y nos arde reteharto que nos recuerden que en este país el nivel socioeconómico está fuertemente ligado con el color de la piel... y la lengua. Y he ahí el elemento fundamental: ojalá que en toda su rabia, al menos haya aprendido una frase en mixe: Tökmuk n’ijttumtat: permanezcamos juntos.

***

¿Qué tienen qué ver Alejo Carpentier y la Navidad? Que como hablante del castellano soy excluyente y excluida. Y que al haber nacido en una familia no cristiana, crecí siempre con un fuerte sentimiento de exclusión... porque, para colmo, ese ateísmo no lo escogí yo, pero del mismo modo, no puedo huir voluntariamente de él, aunque lo he intentado. Y que por eso me cae bien el panzón de Santaclós: porque me da cobijo. Y pavo.

Y, sin embargo, me gusta saber que la Navidad se trata de tres Reyes Magos que no encontraban el pesebre, y de un Arcángel que, según la tradición, se llamaba Gabriel, y que según reza el Evangelio de Lucas, les dijo a los pastores:

Μη φοβείσθαι

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero si lo leiste en la prepa!!! con el maestro non plus ultra