05 febrero 2012

Reporte Tesístico, día ayin (ע)


¡No olvide pasar por su
dosis de Navegaciones!

Temas diversos en este post:

Sobre la ayin
La ayin es la letra que más me llama la atención de todas. Es una especie de comodín y es imposible transliterarla al castellano. Digamos que 'jala' los sonidos vocálicos hacia adentro de la garganta, los guturaliza. No es lo mismo אור (or) que עור (ör): la primera significa "luz" y la segunda "piel". "Ayin", en hebreo, significa "ojo" y cuando uno mira las historias del alfabeto ve que, originalmente, es un ojito; también en árabe lo es. De esa letra proviene la 'ómicron', y de ahí nuestra redonda 'o' que ni por lo redondo reconozco.
Su nombre "científico", es decir, el nombre que le da la taxonomía lingüística es "fricativa faríngea sonora" (y aquí, ¡oh legos!, ríanse de mi, que tuve que ir a averiguarlo a la Wikipedia).

El reporte tesísitico:
Releerse no está tan mal después de todo. Se nota que no sabía exactamente por donde llevar el texto. Tiene mucho güiri-güiri, datos que son "muy interesantes" pero que no vienen al caso con lo que se trata de decir –con todo, saldrán algunas buenas notas de ahí–. Y trae la discusión Black-Hasse, aquella con la que me inicié en esta tesis. Hay cosas que merecen más que tres cuartillas un bonito esquema. Y, bueno, en estos años ya he pensado muchas cosas que cambiarán algunos de sus contenidos. Y, en el fondo, la que aquí, mamonamente, llamaré la hipótesis "Bruno-Klubertanz" es la que más me convence: las intentiones non sensatas las obtiene el alma a través de la estimativa, no desde el 'intelecto' sino a través de las "substancias celestes" (¡oh! esa gran nota de Van Riet)... esa es la parte "Klubertanz" de la teoría. La parte "Bruno" es la que explica en qué sentido están "entremezcladas" con la materia.

El plato fuerte del post: de los alemanes
Hoy vi una película que se llama "La solución final". Y la hicieron ingleses y se le chorrea lo inglés a la movie por todos lados, hasta en el humor. Y pos me consta que el cine alemán es más simpático y tierno y menos inglés que esa película inglesa. ¡Caray! hasta en "Der Untergang" con todo y que se trata de Hitler y cómo traen encima a los rusos es mucho más tierna que cualquier cosa que puedan hacer los ingleses.

Pero retrata algo de los alemanes que, supongo, es lo que desde afuera se les nota mucho: un cierto desprecio, casi inconsciente, que tienen por casi todo. Esa característica la retrata muy bien La Torre del señor V de Vaca (aka. Uwe Tellkamp). Para colmo, los personajes de Uwe son una familia burguesa que ve de arriba a abajo a los no-burgueses –y hasta trae un cuadrito donde distingue claramente entre un "pequeño-burgués" que sí va a los partidos de fútbol, y un "burgués-culto" que no va, pero tiene un conocimiento enciclopédico sobre la historia de las ligas de fútbol.

Bueno, mejor debí decir: en la película retratan muy bien a los personajes de La Torre, porque ¿pos cuántos alemanes conozco yo como para ponerme a sacar estadísticas? A la única alemana-alemana que conocí fue a Ulrike, y tan seca-seca era que no había modo de entablar... ¡no! soy una mentirosa. Una vez nos fuimos con Ely y compañía a un Starbuks y resultó ser simpatiquísima... pero luego se le quitó y anduvo con su rollo de la doctrina no escrita de Platón y... ¡ay no sé!... ¡tan bien que me caía!... Ahora que me acuerdo, también conocí al tal Dániel, al que Paco embaucó demostrándole que no sabía nada de español, dándole a leer una horrible traducción de los versos de Propercio.

Y pos a los otros alemanes que conozco pos los conozco desde su lado no-alemán: a mi asesor de licenciatura y a mi asesor de maestría. Y pos entre ellos no se parecen nada-nadita, salvo las dobles consonantes en el apellido. Bueno, pensándolo bien, ambos sí se parecen en algo: lo tremendamente afables y cariñosos que son. Digamos que se parecen en el género cariñoso, pero no en la especie. Bueno... y ¿algo de su alemanidad se les trasluce a través de su castellano?

Pos no sé. Les digo ¿cómo averiguarlo? Me queda claro que la abrumadora puntualidad de uno de ellos pos sería una de tales características. Y, en el fondo –pero muuuy en el fondo– un sutil desprecio que tiene al menos al quejumbre. De aquello me di cuenta aquella vez en que todos nos quejábamos amargamente de lo dificultosísimo que es el alemán. Finalmente él dijo, un poco desesperado: "pues tan difícil no ha de ser, que mi hijo de cuatro años lo está aprendiendo a escribir". Y J. M. –parte del coro quejumbroso– trajo a cuento el poemita de Nicolás Fernández de Moratín que Pedro Miguel trajo a este blog a propósito de mi queja alemanosa:

Admirose un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
"Arte diabólico es",
dijo, torciendo el mostacho,
"que para hablar en gabacho
un fidalgo en Portugal
llega a viejo y lo habla mal
y aquí lo parla un muchacho".

En fin. Yo no sé cómo sean los alemanes. Total: son muchos y hay en todo el mundo. Por ahí, alguna vez, encontré un artículo sobre las diásporas alemanas en el mundo, y lo que más risa me dio es que, en Sudamérica, hay los "alemanes-argentinos", los "alemanes-brasileños" y los "alemanes-brasileños-en-Argentina". Tampoco sé si esos que se describen en La Torre sean todos los alemanes, o los alemanes de Dresde, o los alemanes que habita la imaginación de Uwe...

Pos yo me regreso con mi alemán de Köln. Bueno, por ahora con el persa Avicena, a quien amorosamente leyó el Obispo... ya cuando me titule me dedicaré a alemaniar: desde Pérez Gay y sus libros sobre la República de Weimar, hasta las aventuras de la Wehrmacht... y a terminar con el ladrillazo ese de La Torre... y luego, a preparar maletas a Whereverland...

Y me sigo releyendo, total: hoy es el día del ojito...


Also spracht Schwämmchen...

Los dejo con el austriaco consentido:


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