Era demasiado simpático y no, lo inusitado jamás me hizo sospechar que se trataba de un sueño. La cosa empezó así.
Al fin había llegado 'el paquete' a la casa. Pero entre que lo pensé y sucedió a mi mente se le olvidó por completo de qué paquete se trataba y lo sustituyó por un misterioso regalo de "alguien". ¿Quién? ¿pero quién me podría haber mandado tantos cuadros? Eran cinco o seis y no era a mi casa sino a casa de mi mamá, donde, en esa sección del sueño, vivía yo. Pero quien hubiera sido el gentil que dejó eso en casa, dejó la puerta abierta: resultado, mis gatos se habían salido de casa. Y yo salía a buscarlos no por todo el edificio sino por toda la ciudad. Y "toda la ciudad" era el edificio de Paco. Tomaba un microbús y arriba le avisaba que iba para allá. ¡Obvio! ante el peligro mis gatos hubieran ido a buscar a su "tío". Pero en el Micro aparecía un gato igualito a Tulio –el gato de Paco– y yo lo abrazaba y le preguntaba a Paco por teléfono de si ése era... ¿cómo se llamaba? Pifias o algo así. Y él me decía que sí, y yo lo abrazaba y me lo llevaba hacia donde iba, que ya no era la casa de Paco. Entonces llegaba a un cuarto enorme, con piso de parquete y paredes muy adornadas: como los grandes salones de los palacios de gobierno a donde le dejan a uno turistear, en particular, el de Puebla. Y ahí el gato se me escapaba de los brazos, pero para mi gran sorpresa no salía despavorido a esconderse sino que corría a la silla donde me tocaba sentarme. Había mucha gente y todos veían como algo muy natural que 'mi gato' estuviera tranquilo conmigo.
Entonces me asomaba a las escaleras: ahí había un gato "verde" y además estaban Qualia y Chupacabras. Los abrazaba a los tres y entonces veía una pelotita de pelo, como de dos centímetros de diámetro, rebotar por las escaleras. ¡Horror! mientras caía por las escaleras yo comprendía que era un gatito miniatura. No un cachorro, sino un micro-gato adulto. Y bajaba a recogerlo. Quién sabe cómo junto a mi había ya cinco o seis gatos y tenía que llevármelos a casa. Los que me preocupaban era Chupacabras y Qualia, pero el que más me gustaba era el "gato verde" que nos seguía.
Y desperté.
Era un gato color verde-bandera, o verde línea 8 del metro, o verde... ¿cómo se llama ese verde? Pues así, de se verde que me gusta tanto. Y recordándolo despierta ni era tan bonito, pero en el sueño me parecía genial. O al menos, al despertar, lo extrañé.
2 comentarios:
Yo te explico: es que en Puebla, hay gatos chihuahuas. No era un "micro-gato adulto", fumeta!
Saludos!
jajajaja! buena hipotesis! Bueno, puesto que Chihuahua es un estado, los gatos miniatura sería Gatos-Poblanos... :p
un abrazo! Gracias por venir!!
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