28 octubre 2014

Entropía

–La segunda ley de la termodinámica.
–¿Cómo puede ser una prueba de la existencia de Dios la segunda ley de la termodinámica?
–Si todo se está yendo siempre hacia el carajo ¿no es una prueba irrefutable el que haya habido un t1
en el que todo haya sido ordenado, y antes un t0 en el que ese orden no existía? Y luego, la vida: ¿no es la vida misma algo que se resiste a la segunda ley?
–¡Pero evejecemos!
–Sí, sí, pero es que ¡nacimos! ¡aparecimos aquí, ordenados! 


Nunca me habían dejado callada un Testigo de Jehová... pero aunque eso fuera lo más humillante, lo más extraño fue encontrarse con uno que no apelara al poder destructor de Dios, sino a su capacidad creadora. Los Testigos de Jehová suelen tocar a la puerta con la boca llena de las terribles calamidades que se nos avecinan. Éste razonaba al revés: si hay calamidades –cosa natural– hubo orden antes, y he ahí lo sobrenatural. Tampoco me ponía la Biblia en las narices sacando versículos de contexto para probar su punto: éste sabía citar, y sabía muy bien el problemón que implicaba meter la creatio ex nihilo en una religión cuyo libro revelado deja el tema en un texto deuterocanónico. Pero así como vino se fue y nunca volvió. Cada domingo preguntaba por él a sus compañeros que me amenazaban con el fin de los tiempos, y pronto perdí gusto por atacarlos con el asunto de la causa eficiente del mal

Pero bueno, es verdad: aparecimos aquí y la gran pregunta aristotélica sobre cómo se comunica la forma, al fin fue contestada. A veces a nuestro ADN le fallan sus puentecitos de hidrógeno, y nos da cáncer. El idioma que hablamos es producto de una larga evolución donde es la forma del pensamiento que queremos comunicar lo que lo salva de todas las descomposiciones posibles. Y hay lenguas con gerundios e imperfectos, y lenguas rarísimas como el alemán, que parecen bloquecitos sin aspecto temporal. Y hay lenguas a las que se les descompuso la morfología verbal, a otras la nominal, y hay otras rarísimas como el inglés que se les descompuso todo. Pero ¡ah el pensamiento! sustituye las declinaciones con preposiciones, las conjugaciones con auxiliares, los aspectos verbales con partículas aquí y allá y ¡ay del pobre castellano y su "su" todo ambiguo! Hablo del suyo de él. 

Y de todas las tragedias que advienen al desorden, la mayor es la que le ocurre a la memoria. La memoria se fragmenta y nos acorta la vida. Como si tener una larga memoria fuera tener la vida llena de claraboyas y periscopios, y un día nos quedáramos sumidos en la inmensidad de un instante oscuro. 

¿Dios existe? Así un Dios providente, ordenador, que nos permite participar de su orden porque estamos vivos. Lo último que logré preguntarle a aquél milagroso Testigo de Jehová que rompía toda regla y norma de sus correligionarios, fue si Dios creó la maquinaria y después la abandonó... y que por eso todo se está yendo siempre hacia el carajo

No, en absoluto. Dios creó también la segunda ley de la termodinámica justo para evitar el eterno retorno de lo mismo

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