22 marzo 2007

Sobre la dialéctica y las cajas musicales

Sí, usted lo supo lector... lo informé a tiempo...
Éste prestigioso medio tuvo la primicia: la esponja vivió una momentánea tormenta emocional... aunque la pobre esponja ya no cree en las emociones. En fin...

Dejándo temas personales que poco pueden interesarle al público (el morbo es fuerte: nunca había tenido tanto comentario en tan poco tiempo), empezaré una de mis aburridísimas digresiones filosóficas...

La dialéctica se hace entre dos o más personas. Por algo Platón nunca cultivó el monólogo, y Plotino, aunque no parezca, discute esquizofrénicamente consigo mismo. Por su parte Aristóteles se la pasa echándole cacallacas a todos (sobre todo al infortunado Meliso)... y Kant estuvo a punto de enloquecer cuando se dió cuenta de que su cuarto paralogismo le obligaba a escribir eternos monólogos escépticos... Agustín, más soberbio y esquizo, escribio los Soliloquios...

Pero en cuanto al arte de hacer cajitas de música, la cosa es diferente.
No me refiero a las cajitas automáticas que al darles cuerda cantan ñoñamente "ti ti tííí, ti ti", sino a las que tienen caja de resonancia, y cuerdas, y clavijas... y que son un arte finísimo... ahí, para que el asunto funcione tienen que haber mucho más de dos personas. Ejércitos enteros para que una sola guitarra tenga sentido.

Primero está el laudero que hace la cajita de música. Él la hace sólo, concentrándose en la forma y vayan ustedes a saber en cuantas cosas más: necesita oído, tacto... y yo hasta creería que olfato.
Luego está el que la toca, la rasguña poquito para que cante... y luego está el que pone las manchitas negras en los cinco rengloness y la famosa llave de Sol.
Y, por último, está el que escucha, público profesional dedicado a parar oreja...

No sé si el ser laudero requiera compañía, probablemente no. Pero ser guitarra debe ser divertidísimo...

A esponjinha bizarra

1 comentario:

Colibrí dijo...

cajita de música, los cajones guerrerenses, el cajon peruano, son literalmente cajitas de música con cientos de matices, y que también congregan, desde emociones hasta gente, las guitarras as veo mas que una cajita...una casita de música