HE-MAN

Bueno, por ello de las nostalgias he aquí El-Hombre.
Daniel se pregunta si Orko era persona (y yo cuál será su ortografía).
Mi personaje favorito era, por supuesto Eskéleton (o Skéletor: aquí la lectio varía según el oído del niño que testifique haber escuchado diario, durante más de dos años, las aventuras de He-Man)
Decía que mi personaje favorito era lectio dificilior Skéletor porque tenía un mucho mejor humor que el tonto de Orko o el jotazo del tigre.

Fue justo en la segunda mitad de los ochentas que vivímos una infancia hecha toda de caricaturas y de crisis. Tenis panam porque eran los más baratos, el derecho de pedir un sólo refresco en el restorán, (por lo cual había que administrar la sed con sabiduría), las madres que se apretaban el cinturón para mandarnos a escuela privada, y los viajes sabatinos al Cine Continetal, cuando aún tenía a peter pan en las paredes, y las niñas malas nos dejábamos rodar de la pendiente que sostenía la enorme pantalla.
En aquellos tiempos aconteció uno de los últimos movimientos por los derechos civiles: el movimiento lésbico gay. Pero nosotros no sabíamos si He Man era hombrecito o no, y nos gustaba cantar YMCA. Vivimos, de niños, en un mundo sin computadoras, sin chat, con el perpetuo deseo por un Atari, sin homosexuales, y con el terror de las madres al SIDA... por lo que era cosa prohibida ir al baño público.

Los ochentas quieren regresar. Vuelven la joyería de plástico y los zapatotes de aguja y super punta, los pantalones que subían sobre el ombligo. La crisis también.
Me conformo con la vuelta de un He-Man que ya haya salido del closet, y con que las hombreras no vuelvan nunca más...

La esponjitta ochentera