Sorpresas del día a día

1.- El Dr. Kande Mutsaku (filósofo de la globalización) fue compañero de trabajo de alguien muy cercano a mí. Hacía años que no lo había visto. La noticia de hoy fue terrorífica (tuve la urgente intención de huir). Hace algunos meses otro académico, este de la UAM-I, fue baleado después de salir de una casa de cambio (como muchos recordarán). Fue un gran golpe para mí: mis mejores profesores son de la UAM-I y ahí trabaja mi mamá también. Luego, para colmo, el asesinato del científico francés fue a pocas cuadras de la casa de mi novio. Vámonos ¿no? vámonos muy lejos. Huyamos de todo esto... pero ¿a dónde?. El asalto en el microbus que padecimos mi novio y yo hace algunos meses, el secuestro express del que fui objeto hace algunos años (donde, a todo esto, me fue muy bien, porque ni yo traía nada robable, y los secuestradores resultaron todos unos caballeros. No puedo olvidar su frase: "no se preocupe: la trataremos como a una Dama".), el asalto que sufrió mi madre por unos cuantos pesos... todo eso ahora parece poca cosa y cosa del día a día. Y yo, por todo ello, ya no puedo tomar la camioneta de eje 6 sur. Me voy caminando los tres kilómetros diariamente. Sé que el asalto puede ocurrir ahí mismo en la calle, en cualquier otra línea de micro, en el taxi... Pero es sí, mi estrategia es simple e ingenua: siempre que tomo un taxi me fijo que sea un viejito... tengo fe en los viejitos...

2.- La Tigresa pasa la noche en el penal de Santa Marta Acatitla. Mujer De calzón amarrado escribió un libro homónimo, el cuál es un testimonio invaluable, pue ahí narra su relación con el ex presidente Echeverría y su opinión muy personal sobre los acontecimientos del 2 de octubre del 68 y del 10 de junio del 70. Chiapaneca, ex legisladora, actríz y cantante, en la plenitud de su ancianidad se metió a la carrera política para luchar pos su gente. Así, ya anciana de más de 70 años tuvo un famoso romance documentado por los más mezquinos medios de comunicación. Pura vitalidad de mujer, pura fuerza. Dueña del teatro Fru Fru, por un asunto relacionado con éste hoy pasa la noche presa. Cuenta que el teatro era aquél famoso Virginia Fábregas. Ella le cambió el nombre: "¿Qué hizo esa mujer además de mostrar mucho? ¿fue la primera?". Mi abuelita, otro mujerón que de nadie se dejó y que nos formó por su poente voluntad, la admiró toda la vida. Ella, en su librero, tenía el dichoso libro de A calzón amarrado. Y así, la anciana, legisladora, actríz, empresaria, amante septagenaria... hoy ahora es también presa.

3.- Me quiero ir un semestre a estudiar a Extranjilandia. Todo corre por cuenta del CONACyT. Mis dos profes consentidos (el adorado asesor y el magno Alejandro T.) me dieron muchos consejos. Yo puse un mensaje en la página de neoplatonism, una lista de correo con las vacas sagradas de habla inglesa del neoplatonismo. Para mi increíble sorpresa, me contestaron tres de los más admirados por mí. Aquél con el que ya pensaba irme me dijo que sería bien recibida allá en Dublín... muero de miedo.

4.- Hace algunos meses, en un ataque de locura (causado por un desvelo de 26 horas, y un texto que tenía que entregarle al asesor), decidí fotoshopiar a un amor platónico en la efigie de san Agustín. La imagen, que traigo siempre en la cartera, se la he mostrado a algunas muy muy contadas personas (bajo amenaza de muerte si abren la bocota). La mirada de todos pasa de la sorpresa a la carcajada. Luego vienen los halagos "¡pero es que está bien bonito!" "te quedó super bien" "es la cosa más kitsh que he visto"... "publícalo" (cosa que jamás haré). Y es que quedó hermoso. Por accidente, andaba yo sacando fotos, y lo pesqué con la mirada serena, concentrada en la ventana. La foto, a 3/4, la mirada tranquila, concentrada, la luz... o sea: fue una foto sacada con amor... y lo peor es que fue accidental, porque yo quería fotografiar al de junto. En fin. Luego bajé una estampita de San Agustín de Internet, donde en realidad se parecía a él (no daré más detalles por obvias razones). 

El caso es que hoy vi a mi Santa de Cabecera. A ella la conocí porque compartimos muchos gustos: Husserl, la historia del cristianismo (que Ella sí se cree), Lévinas, los medievales... y sobre todas las cosas, San Agustín. 

Después de una apoteótica plática donde me narraba su profundo amor y admiración por san Agustín y las Confesiones, comenzamos a discutir cómo habría sido él físicamente:

-"Era un terco, me lo imagino como un hombre alto, fuerte, de rasgos duros pero de mirada dulce."

-"Pues yo me lo imagino algo y delgado. Agudo como su aguda inteligencia. De rizos, de ojos profundos"

-"No, no. Era un necio, un terco, tenía una voluntad indomable."

-"Eso no te lo niego... de la Voluntad de san Agustín a la voluntad de poder de Schopenhauer no hay sino un paso. Pero yo me lo imagino no como árabe, sino con cara de ibérico..."

-"Pero es que era un terco, de huesos anchos..."

No lo soporté más... Lo saqué de mi cartera, le hice casi jurar que no le diría a nadie... y en voz baja dije "es un caso clásico de Transferencia freudiana". Luego se lo enseñé. Al principio tuve la reacción acostumbrada: los ojos entornándose para identificarlo, luego abrió la boca de sorpresa. Pero no se rió. Se quedó mirándolo, y luego, con la mirada llena de ternura me dijo:

-"Sí, así me lo imagino yo también. Pero Él no es delgado... es grande, y tiene el pecho amplio"

Luego las dos nos fuimos como caminando sobre nubecitas.. 

5.- El hermoso chileno expuso su tesis: cuestiones de la relación entre el pensamiento, el lenguaje natural y la intencionalidad. Mi novio al final le dijo: ¡pero es que todo eso, tal y como lo cuentas, lo dicen los medievales! Salimos todos de lo más contentos...

Conclusión.- La Maestría ha sido para mí la cosa más extraordinaria del mundo. Tengo junto a mí, trabajando a mi lado, yo al lado de ellos, a dos almas magníficas, magnánimas, generosas, dulces y profundas. Uno pone a funcionar el mundo, lo ordena, lo genera. El otro lucha por la causa de la filosofía, de los medievales, de los que somos poquitos pero hemos de poder cambiar las cosas. ¿Quieren revolucionarios? Acá están, los dos, bravos y maravillosos.

Y así fue como pasé del pusilánime al Magnánimo, del de los trucos al verdadero Mago... y del ingenioso al Genio: porque al final del día, el tercer maravilloso, novio mío y bravo medievalista, me espera para que le cuente todas las aventuras del día...

La sorprendida  esponjitta