12 noviembre 2009

Sobre el aborto (desde un punto de vista aristotélico)


En el blog de Miriam surgió una aguerrida disputa sobre el aborto. Lo más curioso es que todos los disputantes compartimos el mismo punto de vista: debe despenalizarse. Pero el riesgo de los que formamos un mismo partido es que, más que discutir, tendemos a vitoriar todo lo que el otro dice. Y eso a veces va en perjuicio de la posición que queremos defender. Como filósofos que hemos cambiado el pulcro intercambio epistolar por el desaliñado intercambio bloguero, tenemos la obligación de no abandonar el rigor argumental, por más desaliñados qeu resulten los comments en los blogues. Ésta originalmente era la respuesta que iba a escribir el el blog de Miriam (pínchele al vínculo para que entre en contexto). Pero ya estaba demasiada larga, y mejor me la traje para acá. En fin... sigamos pues, con la diatriba.


Yo tengo la culpa por argumentar de modo tan confuso y atropellado. Haré un esfuerzo por aclararme (y de paso, a ver si me sirve para poder por fin argumentar lo de Avicena).

1.- El anónimo sabe más latín que yo. Pero defiendo mi derecho a mantener el anonimato de mis fuentes (y no lo tomen a mal: es un anónimo muy tímido)

2.- (ora sí en serio; comencemos definiendo): Sobre las cuestiones metafísicas.

(Antes una aclaración: hay dos puntos de vista en el debate: el del feto y el de la mamá. Comencemos con el del feto.)

2.1 Toda afirmación sobre cómo es el mundo es una afirmación metafísica. Así, toda afirmación científica es de entrada metafísica, pues presupone algo sobre el mundo, algo sobre los medios (el método científico, p.ej) que nos permiten tener acceso a él. Toda física requiere una meta-física: un marco explicativo que dé fe de su realidad. (Aquí por metafísica, pues, no me refiero a cuestiones de índole religioso o teológico: aunque también son explicaciones metafísicas, las explicaciones científicas y antropológicas lo son también. Luego definiré antropología)

2.2 Sobre la biología y las cuestiones metafísicas. Hay tres niveles explicativos en biología: uno es el que depende de cuestiones meramente 'materiales': la constitución física y química de los entes y los procesos a los que los entes vivos están sometidos. Otro es el 'hermenéutico': lo que distingue a un ente vivo de uno inanimado es algo que no puede ser explicado por meramente por los procesos físico-químicos (para dolor de los biólogos, en el camino seguro de su ciencia todavía no aparecen ni un Galileo ni un Newton que los libere de Aristóteles). Un algo 'vivo' es un ente que posee ciertas características: posee autonomía termodinámica (genera y administra su energía de tal modo, que, qua sistema, se mantiene como un sistema equilibrado a pesar del medio en el que se encuentra, y a través de este mismo medio), se reproduce, y lo hace alimentándose del medio externo. Esas características para el biólogo son relevantes, pues definen su objeto de estudio, mientras que un físico-químico no puede más que describirlas. El biólogo necesita una categoría que le permita elegir a su objeto de estudio: está vivo porque crece, se reproduce y muere.
Hay un tercer elemento que requiere de otro nivel diferente de análisis: la conciencia. Este elemento parece restringirse al ámbito humano y de los animados sensibles (que sienten, pues). La categoría que nos falta, entonces, es la psicológica. Pero no se entienda ésta en el sentido contemporáneo, sino en uno más amplio: en el epistemológico.
Si bien hay un desfase explicativo entre lo físico y lo biológico, evidentemente el desfase entre lo biológico y lo psicológico es mucho más grande: primero porque toda suposición metafísica sobre cómo es el mundo (por ejemplo: las físicas y biológicas) está mediada y determinada por la psicológica y depende de ella (si anteponemos la epistemología a la metafísica), pues el mundo se aparece ante una conciencia (¿si me expliqué? ya dudé).

Bueno. El caso es que en la discusión sobre el aborto el nivel biológico hace corto circuito con el nivel psicológico: ¿en qué momento el cigoto, mórula, pelota de células, miosema, etc, deja de ser un organismo simplemente vivo y se transforma en un ente conciente?
¿en qué momento podemos distinguir con claridad entre un "mioma" (tumor de la mama) y un ser humano?
O expresado en otros términos: ¿por qué es diferente detener el proceso autónomo de crecimiento de un cigoto a detener el de un feto de siete meses? ¿o ya nacido?.

Se necesitan, antes de continuar, más aclaraciones:

3.- Ya vimos que hay tres niveles en que puede analizarse a un vivo: como objeto físico (que respeta, por ejemplo, las tres leyes de Newton), como biológico: nace, crece, se reproduce y muere (es un sistema termodinámico autónomo que se administra de manera ordenada, según un patrón determinado, en vistas a un fin: su propia conservación -¡¡fin!! aristóteles again), y el psicológico: siente, tiene intenciones (¡oh intencionalidad!), delibera, desea, teme, siente dolor, ve el color rojo, etc.
Falta un elemento más: la dignidad (¡¡horror!!).
Porque no todo ente sensible tiene dignidad: por eso comemos vacas, cerdos, chivos, etc.
Si asumimos que la fuerza metafísica explicativa de cada nivel que hemos analizado disminuye según vamos pasando de un nivel a otro (pues nadie duda de que el cigoto cumple con todas las leyes de Newton. Más difícil es demostrar que esa bola de materia es una bola "viva", y más difícil demostrar que nosotros, que también somos bolas de materia, de células vivas, además, sentimos, deseamos, etc), la fuerza metafísica de la "dignidad" es la más débil de todas. Si no fuera así, no habría quienes de plano se niegan a consumir alimentos que fueron alguna vez animales sensibles: les otorgan dignidad a las vacas, cerdos y chivos (que conste que me vi ecuménica y por eso puse a los chivos).
Así que de todos los presupuestos, el más débil es ése.

4.- Nosotros tendemos a otorgar dignidad, sin ninguna duda, a otros seres humanos. Dignidad entonces, sea definida como las razones que nos permiten identificar a un ente como fin en sí mismo y que nos impide utilizarlo (¡ay que kantiana me vi!). Y esas razones provienen de ciertas características que otorgamos a ese ente. Para empezar tiene que estar vivo, luego ser sensible. Pero después de la sensibilidad ¿cuál es la siguiente propiedad de dicho ente?
Demos por sentado (digo, para no meternos en broncas de índole antropológico) el que todos los seres humanos somos iguales. Tenemos todos los mismos derechos y merecemos el mismo respeto. Y eso nos otorga carácter político. Y ello en virtud de nuestra humanidad.
Dicho de otro modo, somos dignos de dignidad (perdón la rebuznancia) porque poseemos una propiedad llamada "humanidad".

De nuevo surge la pregunta: ¿qué característica es la que define nuestra "humanidad", y que nos distingue sin asomo de dudas (salvo para el vegetariano) de los demás animales sensibles?

Ahorrémonos muchos pasos y digamos: la consciencia.

5.- Siguiente punto: Del acto y la potencia.
La mórula-miosema-cigoto es, sin duda alguna, sin asomo de dudas, con certeza absoluta, un hombre en potencia.
Más aclaraciones (para que no me pase lo que ayer con Salles sobre los espinosos asuntos de potencias primeras, segundas, actos segundos, actos primeros, etc):
Un espermatozoide y un óvulo son también, en potencia, un ser humano. Pero también un hombre en potencia es un una vaca. Me explico.
Una vaca puede ser transformada en un taco. Ese taco puede ser consumido por una mujer. Embarazada Parte de esa materia (las proteínas y las grasas, digamos) alimentarán al feto y ese feto será un varón, digamos. Cuando él crezca, embarazará a su mujer y nacerá un niño. Los espermatozoides que conformaron al nieto de la come-tacos provendrán, quizás, de esa vaca originaria.
Bueno: evidentemente no es la misma potencia la que posee el taco respecto del nieto de la cometacos, de la potencia que separa al óvulo y al espermatozoide. Sobre todo, porque la distancia entre las dos células respecto al nieto-de-la-cometacos es mucho menor: la información genética que poseen las células ya 'prefiguran' la posible consciencia que habitará y definirá la dignidad del nietecito. Sin embargo, hay muchos factores que se necesitan para que sea justo esa información genética la que se junte y conforme esa futura consciencia.
Una vez que se unan ambas células, por algún proceso desconocido parcialmente, cierta información será descartada y otra no. Se juntarán parte del espermatozoide y parte del óvulo, y se generará el cigoto.
El cigoto ya es, en acto, un ser vivo autónomo. En cuanto 'aparece' el cigotito, todas las características que conformarán a ese futuro (y muy modal) ser humano ya están dadas: el color de los ojos, su temperamento, el matíz de su espiritualidad, y su tendencia a desarrollar cáncer.

¿Qué quiere decir todo eso?
El taco (o la vaca) es en potencia "primera" el hombre: puede ser un hombre, caca de un perro que se encontró con el taco, o incluso la leche que alimentará al nietecitodelacometacos. El óvulo y el espermatozoide, puesto que todavía pueden ser varios posibles cigotos, también están en potencia "primera" respecto al nietecito. Pero el cigoto ya está en potencia "segunda", que es una especie de acto "primero": ya es el hombre futuro.
El gran problema de la disputa es que el acto segundo, es decir, la plena realización del hombre como hombre, es su capacidad de ejecutar lo que de humano tiene, y depende directamente de la potenciasegunda/actoprimero que es difícil negar que tenga el cigoto. Sin embargo, aunque ya posee toda la información necesaria, aún no ha "desarrollado" el órgano de la conciencia: aquello que lo definirá como humano. ¿El cerebro está en potencia segunda ya en el cigoto, o aún se halla en potencia primera? ESE ES EL QUID DE LA DISPUTA en su parte metafísica.


¿Dónde quedó la conciencia?
Aquí entra la discusión con Beucheot.

6.- La gran disputa entre abortistas y antiabortistas, desde el punto metafísico (tal y como definí metafísico) es que, al destruir al cigoto, se mina la dignidad de un hombre. El antiabortista apela a la potencia segunda que, sin duda, posee el cigoto: ya es un hombre con todas las de la ley, pues lo será. El abortista, en cambio, niega que el cigoto posea dicha dignidad, puesto que "todavía" no es un hombre, ya que, aunque en potencia posee el cerebro que lo dotará de conciencia, todavía no lo tiene en actoprimero/potenciasegunda.
Según me acuerdo, en su artículo Beucheot mencionaba a Santo Tomás, pues es muy famosa aquella parte de la Suma Teológica (orita no me acuerdo cuál) en donde Tomás permite el aborto hasta el tercer mes de gestación: es hasta entonces que el alma racional desciende al cuerpo humano (nótese, es importante, que Tomás dice alma RACIONAL: el cigoto desde antes posee alma, pero sólo la animal. Cuando el cuerpo, por mor de esa primera alma que ha sido comunicada por el cuerpo de los padres, se encuentra 'listo', entonces el alma que viene directamente de Dios puede habitarlo, destruyendo el alma anterior y haciéndose cargo entonces de lo que resta del desarrollo de ese hombre, en todos los aspectos... algo de culpa tiene Avicena de esa estrafalaria teoría, muy en boga en el s. XIII. Que, dicho sea incidentalmente, entraba en conflicto con el mismo Aristóteles... por eso dio tantos dolores de cabeza. Pero sigamos).
Pero a Beucheot le interesaba hablar de Tomás justo para desestimar sus argumentos. Sólo lo mencionó, y abandonó las consecuencias, justo apelando a nuestros nuevos conocimientos sobre ciencia contemporánea. De todos modos sería injusto dejar así nomás la disputa con Beucheot: hay que recuperar ese artículo y en otra ocasión debatirlo.

PRIMER ARGUMENTO: sobre la unidad numérica contra la unidad específica

La pregunta, pues, es la siguiente: ¿basta con que el cerebro, que dará paso a la conciencia -nótese que no los estoy identificando, pero tampoco distinguiendo- esté ya en la forma del cigoto, para decir que el cigoto ya posee dignidad, es decir, humanidad?
Algo que argüía Beucheot es que, sustancialmente, ya está ahí la humanidad del cigoto.
Un argumento que entonces se me ocurrió es que, el cigoto todavía no posee unidad numérica (aquí, tomistas, atención):
Esa conciencia futura, todavía puede sufrir algún tipo de accidente que la divida demasiado: bien puede ser que mientras el cigoto esté multiplicando sus primeras células, sea dividido, y comience el proceso de un par de gemelos, triates, cuatrillizos, quintillizoso y cuantos quepan en la panza de la mamá. De ese mismo cigoto, pueden generarse un número indeterminado (digo: no sé si exista un límite natural) de conciencias. Aristotélicamente hablando, en el primer cigotito no hay todavía un número indeterminado de futuras sustancias humanas. Todavía es específicamente uno, pero numéricamente indeterminado. Ergo: no hay todavía una sustancia ahí.
Y sin unidad numérica: ¿hay dignidad ahí?: ¡claro que hay una dignidad específica! pero, lo que nos ocupa aquí ¿hay dignidad numérica, es decir, sustancial? ¿hay ahí una sustancia primera que pueda recibir cualquier tipo de predicado, por ejemplo, "dignidad"?
El único momento en el que hay certidumbre de que ahí hay una conciencia es su concretación, es decir, que aparezca el acto primero/potencia segunda del hombre futuro. Y eso no aparecerá hasta que se desarrollen los órganos (instrumentos: seámos aristotélicos) a través de los cuales el acto primero pueda ejecutar sus actos segundos.

En ese sentido, el cigoto todavía no es UN ser humano, aunque sea humano lo que está ahí.

Por supuesto, hay argumentos mucho más económicos: si no hay ahí un cerebrito, aunque sea no desarrollado, aunque sea un hilito que ya presuponga un sistemita nervioso central, no hay ahí un ser humano, ni, todavía, algo de lo que pueda predicarse la dignidad.
Es decir: el cigoto todavía no está en potencia segunda qua humano. Está en potencia segunda como ser vivo, eso sin duda alguna. Pero, puesto que su conciencia todavía no se ha concretado (actualizado), no es todavía ser humano.

Rearreglemos el argumento:
En cuanto ente vivo, ya está en potencia segunda (pues ya es un ente autónomo que regula sus propios procesos termodinámicos: está creciendo y se está alimentando y se puede morir).
En cuanto ser humano, sensible y conciente, todavía continua en potencia primera: de ahí aún pueden salir muchos individuos concientes.


SEGUNDO ARGUMENTO: del acto primero contra el acto segundo

Y, bien... ¿si no poseyera esa multiplicidad potencial? ¿entonces tendríamos que darle el gane a los antiabortistas?
El segundo argumento que se me ocurrió fue el del acto segundo. Por ello distinguí con cuidado entre el cerebro y la conciencia, y por eso, creo, que soy neoplatónico-aviceniana-kantiana.

El segundo quid de la cuestión es si un ser humano posee dignidad (esto es, humanidad) si tiene 'apagada' la conciencia. Aquí la cuestión se aplica por igual al tema del aborto y al tema de la eutanasia. Si un ser humano tiene vedada de alguna manera la actualización de su conciencia ¿es humano en acto? ¿es humano?
El 'vitalista' diría que sí: que mientras tenga en potencia segunda su conciencia, esto es, su cerebro, es digno. El 'antivitalista' diría que no: aunque la tenga en acto primero/potencia segunda, si no la ejecuta, no es humano aunque esté vivo.

Hay dos razones por las cuales no podría actualizarse la conciencia: o porque hay un impedimento definitivo, o porque hay un impedimento temporal. Si el impedimento es temporal, entonces ¿se pierde temporalmente la dignidad? Si la respuesta fuera afirmativa, podría llevarnos a muchos absurdos, pues bastaría que alguien cayera en un estado de coma profundo para que pudiéramos sobreponernos a su dignidad. Pero si no vale este argumento, ¿por qué sí vale el de la pérdida permanente?
Entonces ésta no es una vía para argumentar: lo que debe asegurarse es que la pérdida (o no adquisición) de la conciencia inhiera en realidad en el sujeto (el ente vivo)...

¡ZAZ! volvimos a la prevalencia de la potencia segunda sobre el acto segundo. (me siento como cuándo Tomás hace malabares para demostrar que el intelecto, siendo forma inmaterial, es parte del alma que es forma material... de veras... así de conflictuada me siento)

Y ésta es la carta más fuerte de los antiabortistas.

...

...

...

¡Ah! ¡ya sé!

Lo que aquí debe demostrarse es lo siguiente:
1.- Que en el acto primero no radica la dignidad, llámesele cerebro.
2.- Que la dignidad radica única y exclusivamente en el acto segundo, llámesele conciencia.
(aquí me siento como cuando Tomás, triunfante, anuncia lo que debe demostrarse para salvar la inmortalidad del alma, pero sin ir contra del hilemorfismo aristotélico)
3.- Que, aunque son diferentes, existe una relación causal entre uno y el otro.
4.- Que esa relación causal es el criterio que establece la diferencia entre "temporal" y "permanente" tal y como lo expusimos más arriba.

Bueno, pues es así: mientras exista la causa (cerebro) de la consciencia, y mientras se garantice que funciona como tal causa, entonces existe, en potencia, el acto segundo (conciencia). Pero antes de que el cerebro exista ya en su plena realización qua órgano (instrumento) de la conciencia, no hay tal, y no puede predicarse la dignidad. Y después de el órgano (instrumento) ha dejado de ser causa de manera permanente, aunque él permanezca, ya no hay tal (pilón para lo de la eutanasia). Y tan tan...

Recapitulemos:
Lo que he dicho es lo siguiente:
La dignidad se encuentra en la conciencia.
Pero la conciencia es un efecto del cerebro, y radica en él.
Si hay conciencia, es que hay cerebro.
Pero no a la inversa (puede haber cerebro, pero no conciencia).
Y, si no hay cerebro en acto (o séase: si no existe el cerebro), entonces no hay modo de que haya conciencia.
En el cigoto-mórula-pelotita de células, no hay cerebro en acto.
Luego, no hay conciencia.
Luego, no puede predicarse ni la humanidad, ni la dignidad del cigoto.

Luego: si no puede predicarse la dignidad del cigoto, entonces no es sujeto de derechos políticos, ni es persona política.
Luego, no es delito matar al cigoto, pues aunque se mata a un ente vivo, no se mata a un ente humano.

fiuuu (¿la habré librado, o habré hecho una tomistiada?)



CONCLUSIONES

En fin. El caso es que, como decía en el blog de Miriam, todos estos son argumentos metafísicos (según definí al principio: científicos, metafísicos, biológicos, etc.). Y como tales, si los he convencido, para lo único que sirven es para aligerarnos la conciencia. Pero no resuleven ningún problema. Y me explico.

Supongamos que, efectivamente, hemos demostrado algo. Entonces estaríamos muy contentos. Pero supongamos que somos incapaces de dar al antiabortista argumentos efectivos para demostrar que el cigoto no es un humano del cual se predique dignidad. Es más: supongamos que nuestra investigación nos ha arrojado la verdad contaria: no nomás si tiene dignidad el cigoto, sino que siente y sufre y padece su desaparción. Y, como buenos filósofos que somos, pues tendríamos que asumirlo ¿no?

¿y lograríamos algo?

Pues no, porque las mujeres no dejaríamos de abortar. No dejaríamos de sentir terror al darnos cuenta de que, sin desearlo, ni quererlo, ni poderlo, estamos embarazadas.
Es importante recordar que las muertes por abortos mal practicados no sólo son responsabilidad de "gente sin escrúpulos que lucra con ello", ni son producto de la ignoracia solamente, sino de mujeres que se autoinfligen el aborto: ya saben, cosas reales que sí pasan, como meterse un gancho de ropa, una aguja de tejer, y esas cosas.
Frente al embarazo no deseado una mujer difícilmente elucubra metafísicamente. Habemos quienes sí, pero la decisión tiene que tomarse con tal premura, que uno tiene que dar por supuestas muchas cosas. Lo más importante: deja una muchas dudas al aire. Uno no va al quirófano con la conciencia tranquila convencida de que, efectivamente, el cigoto no es ya un humanito.
Frente a sí, una mujer lo que tiene es a un potencial enemigo. En potencia le va a arrebatar a una su autonomía, su estatus actual, su futuro. Y el rechazo no es sólo intelectual: es casi fisiológico: es un repudio.
Uno actua sumida entre las culpas y el terror a perder la vida, y sin embargo, lo lleva a cabo como un acto de supervivencia.
De nada le valen a la mujer los argumentos de que se puede morir, de que se va a ir al infierno, de que va a sentir un chingo de culpa (que sí se siente, al final de todo), de que la van a meter a la cárcel. Cuando una toma la decisión de abortar, es incluso ponderando el riesgo de la propia vida. Es un acto de supervivencia.
Y la deliberación práctica es fundamental aquí: calcula si lo va a poder mantener, si va a poderle dar una vida digna y suficiente. Y lo fundamental: si lo DESEA. Porque si no hay un deseo genuino, no hay modo de convencer a una mujer de tener un hijo. En cambio, si lo desea, si se despierta el gusanito de quererlo, entonces una es capaz de luchar contra todo por tenerlo: por más abstracto que sea, por más metafísicamente debilitado que esté.
Y la decisión práctica (en el sentido filosófico del término) no es sólo por ella misma, sino por el producto-bebé-hijo: una puede desear con todas sus ganas tener un hijo. Pero el TODAVÍA NO de San Agustín aplica aquí: todavía no ha alcanzado una su potencia segunda/acto primero que la faculte como madre. También el hijo futuro tiene derecho a ser deseado, a tener una madre que lo provea y se desviva por él.

SI TODA MUJER TIENE DERECHO SOBRE SU CUERPO Y SU FUTURO, TODO HIJO TIENE DERECHO A UNA MADRE QUE LO DESEE Y LO AME.

Y tampoco vale la opción de "darlo en adopción":
Una vez que deja de ser una idea abstracta y se transforma en una realidad concreta, el daño está hecho: la mujer ya está ligada a él para siempre: ya está escindida, ya está partida.
Ni aun con una sociedad perfecta que diera todas las seguridades a todas las futuras madres, ni aun en una sociedad que dejara de llamar putas a las madres solteras, ni aun en una sociedad que no dijera, con desprecio "es que luego se embarazan", ni aun con todas esas condiciones, se terminarían los abortos, porque si no existe el deseo de tener al hijo, no hay modo de evitar que las mujeres que no quieren tener un hijo, pongan en riesgo la propia vida, biológica y moral, con tal de no tenerlo.

ESE ES EL VERDADERO PROBLEMA
Esté vivo o no, posea o no dignidad el cigoto.

Toda otra justificación, por más que tenga peso científico, moral o metafísico, es secundaria.
(Aunque una trate, una y mil veces de convencerse, argumentando, de que en realidad no tiene por qué llevar ese peso en su conciencia).

15 comentarios:

noemi dijo...

Independientemente de la conciencia, dignidad o potencia que tenga el feto... el que comete el aborto SABE que está destruyendo un ser humano que es lo que es en ése momento pero tiene capacidad de ser algo parecido en emociones y complejidad de intenciones que él mismo. Independientemente de la dignidad del feto, está la dignidad del que lo destruye.
Mezclarlo con la ética de comerse una vaca o no, es un poco confundir peras con manzanas a pesar de que humano y vaca son seres vivos.
Decir que "de todos modos" lo haremos , entonces hay que permitirlo también es cambiar de nivel de conceptualización y eso complica la lógica del caso :)

marip0sa_noemi en twitter.

** Muy buen artículo, felicidades :)

Miriam Jerade dijo...

Mi querida Paloma, lo que son las cosas, me encantó tu argumentación pero con todo y todo, esto no responde a mi pregunta más bien política de por qué el aborto estaba siendo el pretexto de los conservadores republicanos contra plan de health care de Obama. Y con tu respuesta me respondes, y me rectificas por qué me interesa Derrida (lo que no quiere decir que jamás lea a Arisóteles, hoy escribí un párrafo que me hizo parir chayotes sobre la aporía en Zenón, Aristóteles y Derrida), porque la universalidad de la dignidad humana está siempre fracturada por valores exluyentes. No sólo el animal, por ejemplo en el caso de Obama, por qué la vida o la dignidad humana del cigoto y no la de todas esas gentes que mueren en EU (y en México también), por no tener seguro médico. La cuestión del animal es muy interesante, es el tema de uno de los últimos libros de Derrida "L´animal que donc je suis", en español es "El animal que estoy si(gui)endo". Donde toda la cuestión no es sólamente si podemos comer vacas o hacer pruebas científicas con ratones, sino toda ea jerarquía desde el inicio de la filosofía entre hombre/bestia, hombre/animal y que te serviría para responderle a Beuchot y de paso al comentario de Noemi (a Beuchot siempre estimé mucho aunque no tomé clases con él, pero su artículo no lo voy a leer). Luego, en tu última parte estás apelando a otra ciencia igual de metafísica como es el psicoanálisis, y que también ha demostrado lo que el deseo del otro implica en nuestras consciencias, que no somos consciencias autónomas, por más indivisibles que parezcamos como números, sino que es por el otro que nuestra vida tiene sentido, por su deseo, por el nombre que nos dan, por su palabra. Se han hecho miles de estudios de que al niño que no le pusieron nombre porque su mamá ni lo deseaba ni le importaba, resulta que no puede hablar, y eso es muy interesante, no le otorgaron nombre y con eso derecho a la palabra.
Bueno, tenía mil cosas más que decir pero creo que ya me eché un comentario largo.
Te mando un abrazote
Miriam

PD. Lástima que el anónimo mamón no comprenda que fuimos compañeras de facultad y que el cariño y el respeto están ahí.

Guillermo Ortiz dijo...

no estoy del todo seguro de que la distinción de potencias sirva para justificar el aborto... ja, yo más bien lo usaba para lo contrario; en breve tendré una reconstrucción del argumento tal como yo lo veía. (el resumen es que la racionalidad, la conciencia, etc. no son cambios sustanciales para el ser vivo cigoto -que no es más que un homúnculo en su estado paucicelular [si me permites la palabrita]- sino cambios accidentales, potencias que eventualmente actualizará sin que esto implique que deje de ser una sustancia "c" para volverse otra "h", distinto al cambio de taco a persona...cuando lo tenga más ordenadito ójala te sirvas echarle un ojo).

Por otro lado, los abortos ciertamente se seguirán cometiendo, esto no hay duda. alguna vez escuché a un historiador de la medicina decir cínicamente (aunque él decía que estaba parafraseando)que todo lo que se puede hacer, eventualmente se hará. léase: la discusión bioética o ética sin más, son meras vaciladas, aves de minerva que llegan al ocaso. discutir si tal o cual teoría soportan tal o cual partido... bueno. mi opinión es que de todos modos hay que discutirlo y hacernos nuestro propio criterio.

Ahora, Aristóteles aparte: me siento apabullado por la presencia femenina; uno(a) se preguntará un hombre "qué pitos toca en este rollo, es una cuestión de la mujer y su cuerpo!". yo mismo me pregunto si este rollo es sólo una cuestión de la "mujer y su cuerpo", sin pretender ser tirano-hombre y asumiendo mi nuevo papel de vasallo en una sociedad donde mi rol como hombre cada vez está un poco más difuminado: el producto de la concepción implica a dos personas, una hombre y una mujer... dónde queda el hombre en este asunto?

Por último: uno dirá que estoy confundiendo la gimnasia con la magnesia, y que porqué me salto de un problema que de existir estaría tipificado (sic, ja) en el quinto mandamiento, a un problema que está en el sexto de las Tablas. Pues es sencillo; yo tengo la idea de que todos los dilemas éticos insolubles (p.e. pobre cigotito vs. pobre chica que la paridad "arruinará")eran solubles en un principio. como diría Tomás: Parvus error in principio magnus est in fine. No sé si a todas la generaciones de los tiempo se les ha hecho fácil disociar coito de fecundidad, yo creo que es una trampa de la evolución que nos incentiva a replicar nuestros genes por medio de la gran fruición del amor carnal; el hecho es que hay claramente una disociación entre sexo y reproducción que ha sido fortalecida por la técnica y la manipulación de la fecundidad (principalmente de la mujer, porqué del hombre no!!!). yo creo que esa disociación tiene consecuencias graves como el aborto y los embarazos no deseados. cuando uno copula debería tener en mente que, independientemente de la tecnología que use para evitarlo, existe la posibilidad de que la naturaleza se salga con la suya.

en realidad yo creo que fuera de las elucubraciones teóricas, la respuesta está en Educación sexual, para HOMBRES y para mujeres. Ya sé que esto puede armar alboroto que si el sexo y la educación sexual y que si no sé qué que tu porque eres de tal punto cardinal y que si no sé qué... pero, en serio, ideologías a parte.

Miriam Jerade dijo...

Sí que son medievales chicos, ¿no disociar el coito de la fecundidad???!!! El que comete un abroto SABE que está destruyendo a un ser humano??? Yo me practiqué dos y sigo sin culpa y sin saberlo...

Esponjita dijo...

Gracias por sus comentarios. Trataré de responder lo más brevemente posible, so pretexto de que en otro post tomaré en cuenta sus argumentos para continuar.

Noemí: Primero que nada, gracias por lo mañanaero. Lo del SABE con mayúsculas es lo que he puesto en duda. No, no se SABE. Y lo que trato de argumentar es que ser en potencia no es lo mismo que ser en acto.
La dignidad de quien destruye al cigoto (que todavía no es feto) está en juego también, puro supuesto: justo es la que entra en juego cuando decide abortar. Ciertamente no argumenté sobre el punto de vista de la mujer, sólo expresé algunas ideas (y como ya había dicho: he de mejorara eso del taco...)
La segunda parte merece revisión, justo porque, como dices, el que "de todos modos lo haremos" debe tener un papel central en la discusión sobre el aborto, más allá de las concepciones metafísicas.
Un beso

Miriam: Ciertamente no lo escribí pensando en el problema que pusiste sobre la mesa, sin embargo creo que la cuestión política, puesto que está basada en el concepto de dignidad (lo que hace a un sujeto partícipe de la comunidad), muy específicamente en el concepto liberal de dignidad. Pero como un amigo me lo hizo ver en Twitter, creo que hay que abundar sobre ese concepto.
Ciertamente la categoría de dignidad requiere de factores excluyentes: es un criterio que nos permite decidir qué está adentro y qué afuera del conjunto de lo que llamamos "digno". Y cuáles son los más precisos y verdaderos límites de ese criterio es, obviamente, tema de la discusión filosófica, por lo menos desde el siglo XVI y la conquista. En fin: el tema del aborto es pues, un tema netamente político: porque depende íntimamente del concepto de dignidad. Sobre lo demás, luego seguimos.
Sigo abajo...

Esponjita dijo...

Guillermo científico: ¡Eres el Aviceniano más contemporaneo que jamás había visto! Está genial eso de que la conciencia es un cambio accidental y no sustancial. Obviamente lo que me llama la atención no es que sea un sustancial o accidental, sino lo que tiene de cambio. Creo que ciertamente hay que matizar, porque si sostienes (desde un punto de vista aristotélico) que la conciencia es un accidente, pues no es algo definitorio de la sustancia que sea (sea lo que sea) del cigoto: pero en ese accidente radica la definición de animal racional, de hombre (¡oh! Avicenna, De Anima I, 1). Pero no creo que quieras decir eso, más bien me da la impresión de que para ti la conciencia ya está en potencia (y es sustancial) dentro del cigoto (y ese es el argumento de Beucheot). Pero espero mejor a tu exposición maás cuidadosa.
Sobre si son vaciladas las discusiones éticas y bio-éticas: pues sí, yo sí estoy de acuerdo, aunque no se me mal entienda. Lo que es cierto es que si cieto tipo de discusión bio-ética es incapaz de explicar el fenómeno, es que es una mala discusión, y no está tomando parte muy importante del argumento.
Claro que al hombre le corresponde un papel en esta discusión en cuanto padre. Sin embargo ese es un tema dosmil veces más espinozo, porque los derechos y obligaciones de padres y madres no son idénticos: para que el niño nazca, si el padre lo quiere, necesita del concentimiento de la madre, pero si la madre lo quiere y el padre no, ella no lo Necesita para tomar la decisión. ¿Por qué esta disparidad? necesito discutirlo mejor, pero creo que por ahora puedo responder: porque la dueña del cuerpo es ella (más allá de una cuestión ideológica o política). Ella es el vehículo, y se necesita su autorización primero que nada. Hay disparidad, pues, porque para tener un hijo el hombre necesita conseguir el consentimiento de la dueña del cuerpo, pero la mujer sólo necesita consultarse a ella misma. Pero repito: esto necesita más argumentación.
Sobre el coito y la reproducción.
Hay muchas cosas intermediarias que se necesitan para argumentar la identidad entre ambas. Eso dejémoslo para después. Pero, por ahora, demos por bueno tu argumento: efectivamente uno tiene un coito para engendrar. Sin embargo, lo que es falso es que, históricamente, los productos de ese engendramiento hayan gozado derechos. Y me refiero en general: en el derecho romano, recordarás, el Pater Familias tiene derecho de vida y muerte sobre los miembros de la familia, especialmente sobre los esclavos y los hijos. Si no se desea el hijo, si la hija ha tenido mal comportamiento, etc, el padre podía matarlo y la ley no se lo recriminaba, justamente porque los hijos no son sujetos de derecho político. Y eso ¿por qué? Simplemente porque el niño por sí mismo no puede sobrevivir: sin la familia no es nada. Así que el derecho sobre la vida del hijo está desde antiguo igual de consagrado que la identidad coito-fecundidad.
Ahora, si decidimos que ese esquema era inmoral por consideraciones liberles-cristianas-personalistas, también podemos poner en duda la identidad coito-fecundiad.

Porque, ciertamente, el coito fue diseñado (¿por alguna mente inteligente, la naturaleza tiene fines metafísicos que nos son accesibles epistemológicamente?) para engendrar como la boca para comer. Pero si no sólo de pan vive el hombre, y por eso bebemos bebidas que alimentan el espíritu sin dar calorías ni satisfacer las necesidades de hidratación, ¿por qué no ha de ocurrir lo mismo con el sexo? Si no es lo mismo comer diario avena que tener un banquete con langosta termidor y mucho tequila, ¿porqué ha de ser lo mismo coger que reproducirse?

Por ahora, hasta aquí.

PD: Miriam, no te molestes con el anónimo. Él te aprecia... nomás que es de repente medio efusivo. Y me odiará por revelar su anonimato.

Miriam Jerade dijo...

Sigo pensando lo que te dije en facebook, que si logras correr a la amiga esa judía derridiana abortista, podría tu blog recibir fondos de la iglesia católica apostólica y romana. El anónimo, si me conoce, pues qué pendejo que no se presente y de manera menos agresiva, en un espacio que es para discutir y compartir.

Esponjita dijo...

Bueno, bueno, a ver: ¿pero por qué recibiría fondos de la iglesia? Creo que peor que argumentar contra una de sus posturas, es argumentar desde sus propios argumentos contra sus posturas. Lo único que yo quiero es poder establecer un diálogo, y eso implica reconocer lo que el enemigo tiene a favor. Hacer enemigos de paja es sólo continuar un diálogo de sordos.
Además, es falso que sólo los católicos (o cristianos en general) estén en contra del aborto. Pero bueno, esos también son otros temas.
un besote...

Miriam Jerade dijo...

Mi comentario anterior era más bien un chiste. No es por nada, pero leer de esa manera a los autores que llamamos clásicos, medievalistas, griegos, latinos o lo qué sean, sin hacerles preguntas más interesantes, sin traerlos al presente, me parece sinceramente de hueva, sólo da para sentirse erudito (como el anónimo) y la erudición sin reflexión, sin consecuencias políticas importantes (disculpa Paloma, pero eso de que la dignidad es excluyente y el problema del aborto es político por la cuestión de la dignidad; ¿%&·$? no se sigue), es vacía. ¿Ser medievalista quiere decir aprenderse de memoria y repetir los argumentos como merolíco a los autores del Medioevo? ¿Quiere decir adoptar sus conceptos de manera anacrónica? ¿Quiere decir una herramienta para sostener posturas ultraconservadoras - como que el coito y la fecundación deben ser lo mismo? Me disculpas, pero ese no es ningún argumento contra el que llamas "enemigo", porque al final aceptas su misma lógica, sus valores - empezando por humanidad, dignidad, humano/animal-, su concepción de lo femenino y del cuerpo (no en sentido aristotélico sino en el de las feministas del siglo XX y XXI)

Guillermo Ortiz dijo...

estimada e ignota Esponjita: gracias por tus pacientes respuestas, por tu sinceridad y contribución al diálogo civilizado. Miriam Jerade: veo con gran sorpresa que estás usando el adjetivo "medieval" como arma arrojadiza, lo mismo que "apostólico y romano"... pasa todo el tiempo, supongo que está en toda la mitología criolla/moderna; descuida, no me doy por insultado.
o bien no dije lo que quería decir, o la interferencia que hay en una discusión ya tan viciada no nos deja ser del todo claros. Yo no identifico coito con fecundidad: hay fecundiad sin coito (todas las técnicas de reproducción asistida) y coito sin fecundidad (si cada coito implicara un hijo!). Pero hay un hecho biológico (sic!) fundamental, la eyaculación dentro de la vagina, cuando las condiciones son propicias (días fértiles), puede terminar en fecundación... a veces, a pesar de nuestros intentos porque así no sea.
Cuando uno decide tener relaciones sexuales, uno debería tener en cuenta este hecho; así, uno podría prever y minimizar las posibilidades de que aquello que uno quiere evitar, suceda (tal como beber el mejor vino, del mejor modo para que no te emborraches, si no te quieres emborrachar porque tuvieras que manejar o lo que sea: es una cuestión de frónesis). De entrada, esto podría reducir el número de personas que se tienen que someter de hecho al dilema de “abortar o no abortar”, dilema porque en ambos casos hay algo que se pierde cuando el chavo no era esperado o deseado.
A esto me refiero cuando digo que coito y fecundiad están ligados: cualquier persona que sepa cómo es que se “encargan chilpayates”, acepta tácitamente, en cada relación, la posibilidad ínfima de que la concepción suceda. (Argumento aparte: Me parece una inmadurez o de malos perdedores no hacerse cargo después del riesgo que tomaron). Esto no resuelve la cuestión de si es éticamente válido resolver la bromita que la probabilidad nos juegue para cerrarle el paso, ya no a la concepción, sino al nacimiento del vástago. Insisto en que el dilema de los embarazos no deseados y el recurso al aborto tiene salidas poco halagadoras (un legrado o un aborto de cualquier tipo no es un picnic, ni siquiera para quienes SABEN que no hay nada éticamente objetable en el acto mismo), por eso la prevención y el conocimiento de las posibles consecuencias puede ayudar a librarnos de un problema que en su raíz (disociar coito y fecundidad) pudiera haber sido fácil de manejar –p.e. usando mejores técnicas para disociar efectivamente este hecho-.

Ahora solo tengo tiempo de aclarar este obstáculo en mi credibilidad. no es que quiera desviar la atención del asunto especulativo que aquí se plantea.
Avicenna... también fue "médico", no?

Esponjita dijo...

Interesante querido Guillermo. Ciertamente se desfaza ligeramente del centro de la cuestión, porque, ciertamente, la prevención es fundamental para estos ajos y eso nadie lo pone en duda.

Mas por ahora no digo más que en tres horas tengo que ver a mi asesor y poco he traducido de Alberto Magno, insigne alumno de Avicena... sí, el Médico Avicena.

Muchos abrazos.

Miriam: necesitamos profundizar sobre qué estamos entendiendo por dignidad. Nomás entrego lo de Alberto Magno y regreso a contestar con más calma.

Ahora: ¡¡¡Todos porras para Avicena!!! (sí, no he dormido)

Gema dijo...

"tal y como definí metafísico" nunca definiste esto. Sólo escribiste:
"(Aquí por metafísica, pues, no me refiero a cuestiones de índole religioso o teológico: aunque también son explicaciones metafísicas, las explicaciones científicas y antropológicas lo son también. Luego definiré antropología" y "según definí al principio: científicos, metafísicos, biológicos, etc.)"

"Toda afirmación sobre cómo es el mundo es una afirmación metafísica"... u ontológica

"La mórula-miosema-cigoto es, sin duda alguna, sin asomo de dudas, con certeza absoluta, un hombre en potencia." Así sin más, sólo por pura fe lo concedemos??

"ya es un hombre con todas las de la ley, pues lo será" ¿es o lo será?

"no los estoy identificando, pero tampoco distinguiendo" dios mío.


Suma de errores categoriales:

"fuerza metafísica explicativa"

'la fuerza metafísica de la "dignidad"'

"(modal) ser humano"

La segunda parte de tu comentario es interesante: el problema está en el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, más allá de las definiciones de feto o humano.

Esponjita dijo...

Gema:
Antes que nada, una aclaración (por si las moscas no se entendió eso): Yo personalmente estoy a favor de la despenalización del aborto. Además en este texto trato de demostrar dos cosas: primera, que a partir de cierto tipo de argumentos metafísicos, puede demostrarse que del cigoto no puede predicarse la propiedad de dignidad, y que por tanto, el aborto no es un asesinato, aunque implique la muerte de un ser vivo: ese ser vivo no es un ser humano.
Por otro lado, como haces ver, señalo la preponderancia de la problemática concreta del aborto.
Sin embargo, no creo que podamos decir, sin más, que las definiciones de qué sea ser humano o feto carezcan de importancia mientras das muchísima importancia a otros elementos de la misma especie: mujer y cuerpo.

Mucho nos podemos poner a perorar y a gritar cuanto queramos. Pero hacer como que pensamos y como que argumentamos y disfrazar gritos y consignas, creo, es pura pérdida de tiempo. Por eso creo que es fundamental argumentar.
Además: si entre nosotros (no sólo las mujeres están a favor del aborto) no necesitamos convencernos, al argumentar debemos tener en cuenta el oído del interlocutor y su postura. Por es creo que es nuestro deber demostrar lo más posible y clarificar ampliamente donde no sea posible.

Procuro responder puntualmente a tus atentos señalamientos.

Sobre la definción:
Para evitar ambigüedad de términos a lo largo de la discusión, en el post definí lo que, para mor de la argumentación, entendí como "metafísica":

"Toda afirmación sobre cómo es el mundo es una afirmación metafísica"

Esa fue mi definición. Aguas: fue una definición, no una demostración. Y la explicación de esta misma fue:

"Así, toda afirmación científica es de entrada metafísica, pues presupone algo sobre el mundo, algo sobre los medios (el método científico, p.ej) que nos permiten tener acceso a él. Toda física requiere una meta-física: un marco explicativo que dé fe de su realidad. (Aquí por metafísica, pues, no me refiero a cuestiones de índole religioso o teológico: aunque también son explicaciones metafísicas, las explicaciones científicas y antropológicas lo son también. Luego definiré antropología)"

sigue abajo

Esponjita dijo...

Dices "u ontológica". Lo que hice fue definir de qué manera iba a utilizar en mi texto "metafísico". Ahora bien, es interesante saber si es o no "ontolóigca". Pero para ello deberíamos comenzar otra discusión ¿por qué son diferentes? ¿en qué sentido crees que metafísico y ontológico son distintos?. Y podría acceder a que es también ontológica, o rechazarlo, siempre y cuando me digas qué entiendes por ontológica y por su oposición con metafísica.


Sobre la fe y los cigotos:
Dame un argumento en contra. Yo te daré uno a favor: Es que es puede transformarse en un hombre. pudera ser que no alcanzara a ser humano, es decir, puede que no llegue a actualizarse, a ser humano en acto. Pero de hecho puede llegar a serlo. La mórula dudosamente es un hombre en acto, pero con certeza es un hombre en potencia. Quizás lo que te molestó fue la afirmación de la humanidad en el cigoto. Pero creo que ello fue por la falta de comprensión del sentido filosófico de potencia-acto. Espero haberte dado una idea más clara. Si no, con mucho gusto le seguimos, que, creeme, no es en absoluto un tema fácil de entender.

"ya es un hombre con todas las de la ley, pues es y lo será" <---- AHÍ TE CONCEDO UN PUNTO. TOUCHÉ. Ok. déjame volver a revisarlo. Gracias por detectar tan grave error.

"No los estoy identificando pero tampoco distinguiendo" <--- falta de claridad de mi parte, pero creo que sí expresé lo que quería decir: en ese momento de la argumentación ni afirmé ni negué si el cerebro y la conciencia son idénticos o no. Je... gracias otra vez.

No entendí la crítica que llamas "suma de errores categoriales". Procura, además de ostentar (método muy corriente en los blogues), explicar. Te lo agradeceré infinitamente, porque el que haya algo que ostentar significa que hay algo. Pero habemos unas brutas que necesitamos también de demostraciones, argumentos o explicaciones.

Muchas gracias por tu lectura cuidadosa. Un placer:

la esponja que se mete en intrínguilis

Esponjita dijo...

errata: "la preponderancia SOCIAL de la problemática del aborto"