¿Qué hora es en París?
Meto en mi teléfono “agregar horario nuevo”. Pico ‘París’.
Tres y media de la mañana. Pico ‘reloj internacional’. Contemplo donde dice París.
Por quinceava ocasión pongo la canción Bonjour, Bonjour y prendo un cigarro
Ahora son las once de la mañana con cuarenta y cinco minutos según mi ‘reloj mundial’. Sonrío. Segurito estás sentado a punto de leer.
Veo tu nombre en el muro del Facebook de tu amigo. Googleo los datos que él puso en su Facebook. Encuentro el programa del evento con todo y la dirección. Y dice ¡entrada libre! No es que se me hubiera ocurrido que cobraran, pero la aclaración era casi una invitación. Entonces le escribo a mi amiga que vive en París: “Yo sé que no te interesa en lo más mínimo el tema… pero ¡tienes que ir! ¡tienes que conocerlo! Igual y hasta te enamoras de la intencionalidad y esas cosas… como le pasó aquí a tu servilleta” Mi amiga me contesta está muy ocupada con Derrida. Ella estudia la teoría de la deconstrucción. Yo, más proletaria y obrera, me la paso deconstruyendo a Avicena.
Es domingo. Yo escribo como bestia… literalmente. Me vuelvo a leer y me doy cuenta que 2948 párrafos arriba omití decir algo muy importante y me regreso. Este texto parece castigo de Sísifo. Es domingo ¿ya habrás regresado? Miro la BBC online: parece que las cenizas se fueron hacia la tierra de Michel, Duns y Eriúgena... Llegarás sano y salvo.
Es domingo en la tarde. Cruzo Avenida Universidad. Vengo de visitar a mi suegra pero llegó la parentela y preferí mudarme al Starbuks de Pilares. Cruzo esa calle que no sé si es Pestalozzi… cuando era niña mi mamá nos llevaba a Aurora y a mí al Pizza Hut que está en Pestalozzi y Panzacola. ¡Y me daban tanta risa esos nombres!.
El viernes que fui a verte tuve que dejar una identificación en la entrada. Y me sentí muy importante cuando dije: “voy a ver al profesor”… no como antes que decía: “estoy buscando a mi mamá”. Cuando era niña era obvio que no pertenecía ahí y sentía que todos en la UAM se preguntaban muy a sus adentros “¡pero por Dios! ¡Qué hace esta niña intrusa aquí!”
Es domingo otra vez. Ya te entregué un pedacito del largo y sisífico texto. Es domingo. Fui a las Pizza Hut de Pilares a comer Pizza. Hermanitas corren de aquí a allá. En el centro está la misma barra de ensaladas que estuvo ahí hace veinte años, de donde Aurora y yo nos servíamos grandes cantidades de coditos y papitas cambray con mucha salsa Mil Islas.
A veces quisiera hacerte una proposición indecorosa. Decirte: déjalo todo y vente conmigo a hacer filosofía de la mente. Abandonemos el pergaminoso siglo XIII y andemos con Searle y sus preguntas que se parecen tanto a nuestros dominicos y franciscanos. Y mientras pienso eso trato de convencer a Federica de que deje el alemán y se le entregue todita al griego y a Aristóteles. Y le enseño cómo aprender latín y el método más eficaz para quemar las naves, y le digo que se vaya con el helenista a quien yo dejé por tí. Porque yo quemé las naves para irme detrás de tus intenciones… creo que eso la combustión de barcos está en mi naturaleza.
París, 9:51 de la mañana. Me importa un pito.
(basta de música francesa… pongamos a Shakira)
Meto en mi teléfono “agregar horario nuevo”. Pico ‘París’.
Tres y media de la mañana. Pico ‘reloj internacional’. Contemplo donde dice París.
Por quinceava ocasión pongo la canción Bonjour, Bonjour y prendo un cigarro
Ahora son las once de la mañana con cuarenta y cinco minutos según mi ‘reloj mundial’. Sonrío. Segurito estás sentado a punto de leer.
Veo tu nombre en el muro del Facebook de tu amigo. Googleo los datos que él puso en su Facebook. Encuentro el programa del evento con todo y la dirección. Y dice ¡entrada libre! No es que se me hubiera ocurrido que cobraran, pero la aclaración era casi una invitación. Entonces le escribo a mi amiga que vive en París: “Yo sé que no te interesa en lo más mínimo el tema… pero ¡tienes que ir! ¡tienes que conocerlo! Igual y hasta te enamoras de la intencionalidad y esas cosas… como le pasó aquí a tu servilleta” Mi amiga me contesta está muy ocupada con Derrida. Ella estudia la teoría de la deconstrucción. Yo, más proletaria y obrera, me la paso deconstruyendo a Avicena.
Es domingo. Yo escribo como bestia… literalmente. Me vuelvo a leer y me doy cuenta que 2948 párrafos arriba omití decir algo muy importante y me regreso. Este texto parece castigo de Sísifo. Es domingo ¿ya habrás regresado? Miro la BBC online: parece que las cenizas se fueron hacia la tierra de Michel, Duns y Eriúgena... Llegarás sano y salvo.
Es domingo en la tarde. Cruzo Avenida Universidad. Vengo de visitar a mi suegra pero llegó la parentela y preferí mudarme al Starbuks de Pilares. Cruzo esa calle que no sé si es Pestalozzi… cuando era niña mi mamá nos llevaba a Aurora y a mí al Pizza Hut que está en Pestalozzi y Panzacola. ¡Y me daban tanta risa esos nombres!.
El viernes que fui a verte tuve que dejar una identificación en la entrada. Y me sentí muy importante cuando dije: “voy a ver al profesor”… no como antes que decía: “estoy buscando a mi mamá”. Cuando era niña era obvio que no pertenecía ahí y sentía que todos en la UAM se preguntaban muy a sus adentros “¡pero por Dios! ¡Qué hace esta niña intrusa aquí!”
Es domingo otra vez. Ya te entregué un pedacito del largo y sisífico texto. Es domingo. Fui a las Pizza Hut de Pilares a comer Pizza. Hermanitas corren de aquí a allá. En el centro está la misma barra de ensaladas que estuvo ahí hace veinte años, de donde Aurora y yo nos servíamos grandes cantidades de coditos y papitas cambray con mucha salsa Mil Islas.
A veces quisiera hacerte una proposición indecorosa. Decirte: déjalo todo y vente conmigo a hacer filosofía de la mente. Abandonemos el pergaminoso siglo XIII y andemos con Searle y sus preguntas que se parecen tanto a nuestros dominicos y franciscanos. Y mientras pienso eso trato de convencer a Federica de que deje el alemán y se le entregue todita al griego y a Aristóteles. Y le enseño cómo aprender latín y el método más eficaz para quemar las naves, y le digo que se vaya con el helenista a quien yo dejé por tí. Porque yo quemé las naves para irme detrás de tus intenciones… creo que eso la combustión de barcos está en mi naturaleza.
París, 9:51 de la mañana. Me importa un pito.
(basta de música francesa… pongamos a Shakira)
1 comentario:
Bravo, relato profundo, ligero y con buen humor. Estoy guardando el cuento que te enseñé (¿recuerdas?) Todavía no sé dónde lo meteré, o mejor dicho: dónde lo sacaré, pero el día que lo haga, puedes estar segura que irá dedicado a ti, por tu amor a la Filosofía.
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