Mi abuelita tenía esa costumbre: nombrar a los gatos por algún acontecimiento que le llamara la atención. Por eso la chupa se llama Chupacabras. Mi perro se llamaba Nino por Nino Canún (o Canuto, como le llamó mi abuelita)... y el Tasajo antes de ese nombre se llamó "Ñaca-Ñaca" por un cuento que mi abuelita oyó en la televisión, a propósito de una leyenda, no recuerdo si peruana o boliviana.
Así, pues, ahora que acaba de explotar el edificio del reactor 3 (para la posteridad: dos días después de la explosión del reactor 1) mejor nombre no puede merecer Qualia Fukushima.
(antes decía que cuando fuera grande -dado que soy grande, eso es más bien una "grandeza" retórica- querría ser alemana ¡comprar todas las marcas de autos! ¡nacer pensando metafísicamente!, ¡ser sinónimo de buena calidad de estilógrafos!... pero después de estos días, cuando sea grande, seré japonesa...)
Nací en Julio. Por más que trate de convencerme que es un mes como los otros, no puedo. Una especie de peine metafísico recorre el año y hace el partido en medio en Julio. Lo mismo me pasa en año nuevo y el día de muertos. Pero, definitivamente, Julio es la mitad del año: antes de mi y después de mi. Tenía que tocarme a mi nacer en una familia con horror a la metafísica. Soy el escéptico de Umberto Eco: aquél que no cree por imposibilidad no por decisión. Aquél que tiene nostalgia por creer en algo.
Dar borrones a los calendarios no es tan fácil para mi. Pero sé, bien de cierto lo sé, que no tienen ninguna fuerza más allá que el Ecuador o los Trópicos... líneas imaginarias.
Hoy, al fin, vi Blade Runner. Pues sí: sabía que Nexus 6 iba a rescatar al Blade Runner... ¡pero después de que le asesinó a su novia!... y el aullo de lobo mientras lo persigue... y la frustración de que él y su creador no encuentran modo de prolongarles un poco la vida... y que ¡le saca los ojos! (más bien se los hunde)...
¡El hijo pródigo brilla demasiado y por ello su vida es breve!
Pero de la brevedad no se sigue lo contrario.
Cuando sea grande seré japonesa...
Así, pues, ahora que acaba de explotar el edificio del reactor 3 (para la posteridad: dos días después de la explosión del reactor 1) mejor nombre no puede merecer Qualia Fukushima.
(antes decía que cuando fuera grande -dado que soy grande, eso es más bien una "grandeza" retórica- querría ser alemana ¡comprar todas las marcas de autos! ¡nacer pensando metafísicamente!, ¡ser sinónimo de buena calidad de estilógrafos!... pero después de estos días, cuando sea grande, seré japonesa...)
Nací en Julio. Por más que trate de convencerme que es un mes como los otros, no puedo. Una especie de peine metafísico recorre el año y hace el partido en medio en Julio. Lo mismo me pasa en año nuevo y el día de muertos. Pero, definitivamente, Julio es la mitad del año: antes de mi y después de mi. Tenía que tocarme a mi nacer en una familia con horror a la metafísica. Soy el escéptico de Umberto Eco: aquél que no cree por imposibilidad no por decisión. Aquél que tiene nostalgia por creer en algo.
Dar borrones a los calendarios no es tan fácil para mi. Pero sé, bien de cierto lo sé, que no tienen ninguna fuerza más allá que el Ecuador o los Trópicos... líneas imaginarias.
Hoy, al fin, vi Blade Runner. Pues sí: sabía que Nexus 6 iba a rescatar al Blade Runner... ¡pero después de que le asesinó a su novia!... y el aullo de lobo mientras lo persigue... y la frustración de que él y su creador no encuentran modo de prolongarles un poco la vida... y que ¡le saca los ojos! (más bien se los hunde)...
¡El hijo pródigo brilla demasiado y por ello su vida es breve!
Pero de la brevedad no se sigue lo contrario.
Cuando sea grande seré japonesa...
Volvamos con el Holandés Nuchelmans...
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