09 marzo 2011

Golem



Ayer fuimos a comer Xésira y yo. Una vez desaparecida la causa del conflicto, al fin pudimos dar rienda suelta a nuestra a amistad.
Muy al principio lo intentamos, pero fue imposible. Y, bueno, en estos días en que, para no ir más lejos, bauticé a la novia de Daniel "la Doctora Mico", me sentí un poquito culpable: Xésira intentó ser mi amiga en aquellos primeros tiempos.
En mi descargo, recuerdo que alguna vez, en aquellos momentos, le dije: ¡pues si estás enamorada de él, lucha por él! ¡enójate conmigo! Ok, en estos días he descubierto que era mal consejo. Platicamos un largo rato. Y sobre los corazones rotos llegamos a las siguiente conclusión.

Golem

Está ahí,
y al parecer, vive.

Es él, pero ya no es.

Es su mismo rostro,
sus mismos gestos.
El mismo modo de tomar el teléfono, de caminar,
de llevarse la punta de los dedos a los labios.
Pero ya no es él.

*
Es sólo una mole de barro,

que recorre de abajo a arriba
las aulas recónditas de la memoria.
Es como ver llegar venir la tumba de lo que fue,
y confundirlo con él,
el que nos amaba con ternura.

La misma sonrisa graciosa y la misma mirada inteligente...
*
Largo es el proceso de velarlo
estando él ahí, cálido.
Largo es el proceso de enterrarlo estando él ahí, sonriente.
*
Habrá que acostumbrarse
a convivir con el Golem.
*

Y sin que se dé cuenta
borrar la Alef sobrante en su frente.
Y, digo, ¿Quién es la valiente que se atreverá
a poner sus dedos
en la frente
tan amada,

tantas veces besada,
para borrar la Alef

y verlo desplomarse?

*
Si fue nuestra criatura más amada,

forjada de ilusiones y promesas,
si a esta criatura
la creamos
y criamos
de nuestras costillas,

le pusimos nuestros ojos.
Y fue nuestro hálito de vida

(un poco de amor hecho pneuma)
el que lo puso a caminar
y lo dotó de vida.
*

Pero hay que reconocer, ahora,

que esa chispa de
pneuma se escapó por sus narices.
Y que urge posar suavemente los dedos
en el 'emet' y dejar el 'mot'.
Presionar con un poco de fuerza,

borrar la Alef...

...para que ya no ande el Golem, errabundo, por nuestros sueños...

Finalmente Xésira y yo nos fuimos a esperar el taxi. Ella iría a su casa y yo regresaría a traducir a Aristóteles. Platicamos otro largo rato. Al final se fue y yo regresé al cubículo a enfrentar a Aristóteles. Para mi sorpresa, todavía no se me olvida el griego. Y mientras traducía, pensé en que ver al Lobito el lunes fue también medicinal. Algo adormecido en mi despertó y pudo traducir a Aristóteles. Y me regresé caminando a casa (desde el metro, digo, desde CU es un poco demasiado loco a esas horas de la noche). Dormí (pues andaba desvelada) y tuve lindos sueños. La salud quiere regresar... esperemos que nos encuentre pronto.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se te da mejor lo de la filosofía.

Esponjita dijo...

Auch anónimo.
Bueno, seamos honestos: yo nunca he pensado algo diferente, so, suscribo tus palabras.
En parte mi culpa fue por publicar lo primero que me vino a la cabeza. Pero bueno. Corregiré.
Salud Anónimo

Anónimo dijo...

No me pienses así, tan desvalida,
huyendo del dolor de tu ausencia.
Mi vida de tu sonrisa desbordada,
llena del día de tus caricias.
No creas que lloro porque te has ido.
A tu falta, incluso, puedo hacer costumbre
y de extrañarte ejercicio y fortaleza
pero si no has de besarme con deseo
igual es si estás o no estás,
igual es si te veo o no te veo.
Tú, el que me amó, ya no existe,
se perdió una noche de mis besos,
expiró sin ese cálido alimento
y entró en la noche de los tiempos.
Tu cadáver sonríe y gesticula,
pero ha perdido el ánima,
se mueve por ahí desesperado
buscando otro amor que le de vida.

14 de octubre del 2003.

Luciana Rubio.

Esponjita dijo...

¡ecole qua!