21 marzo 2011

Roy Batty y los C-Beams


Terminé de leer la novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Diagnóstico: no se gasten, nada que ver con la película. La movie es y seguirá siendo un clásico, en cambio no es precisamente la gran novela de Philip K. Dick. Tampoco he leído otra. De hecho está en la fila Fluyan mis lágrimas, dijo el Policía... y está en la lista de espera sólo porque fue la que ganó premios (el Nébula y el premio Hugo), además de que mi ejemplar tiene la firma de Paco Ignacio Taibo II porque fue de esos libros que regalaba el gobierno del D.F. antes de caer en manos del populismo más vil y vulgar que haya visto esta ciudad.

El Roy Batty de la novela es un personaje bastante patético comparado con el héroe trágico de la película. Me da la impresión de que Dick está traumado con la idea de que las emociones son, hasta cierto punto, independientes de la inteligencia. En particular la emoción que él llama empatía. El otro único cuento que he leído de Dick es el de un niño carente de empatía que se relaciona con una extraña raza de no-empáticos. La falta de empatía acompañada de una aguda inteligencia lo hace desear un mundo tipo la Nausea de Sartre: sin formas, todo hecho una gran masa compacta (por eso deciden hacer la bomba T, la bomba S y la bomba U: las que harán una masa uniforme primero la Tierra, luego el Sistema Solar y luego el Universo).

Pero en el fondo, entiendo hacia donde va Dick. Cuando uno se percata de que la "pastillita" le cambia a uno el ánimo de un modo tan brutal, llega a la conclusión de que, efectivamente, debería existir un mood organ como el de la novela: un aparato capaz de llenarlo a uno de esperanza por el qué vendrá, o ganas de coger, o deseo de tener un bien merecido sueño reparador.
Pero la falacia de la novela, que repara la película, es justo lo que le permite a uno darse cuenta de qué es lo que no funciona con Dick... y con la pastillita.
La pastillita sólo sirve para atemperar los ánimos en momentos de crisis, pero no la resuelve. Es lo que pasa con los dientes: mientras uno trae la postemilla gigante el dentista no puede hacer nada... más que bajar la inflamación. Pero la infección sigue ahí y, sobre todo, la causa: la caries, el pedazo de palomita de maíz entre la encía y el diente... whatever. Una vez que la inflamación cede, hay que tratar rápidamente la causa.

Pero parémosle a las analogías odontológicas. Sigamos mejor con Roy Batty.
Yo estoy muy frustrada con la novela porque, ingenuamente, yo creía que ahí se iba a aclarar el misterio de qué carajos eran los C-Beams... pero pues no (recuerden, amigos fanáticos, las últimas palabras de Roy Batty).
Aunque la novela tiene un detalle divertido: hace una breve reflexión de cómo la ciencia ficción se equivoca con sus predicciones. Obviamente es divertido leer ahora la mentada novela en 2011 cuando Marte se supone colonizado en 1992. Pero eso me recordó cómo Ray Bradbury ya había anticipado la existencia de los cajeros automáticos, y cómo en ninguna novela de ciencia ficción se les ocurrió que existiría algo tan temible como las computadoras personales, los iPods y los teléfonos celulares. O cómo casi TODAS las novelas suponían como natural el "Videófono", siendo que, al final, uno acaba desconectando el video del Skype porque da flojera peinarse para hacer una llamada telefónica.

En fin. A pesar de que la película logra introducir incluso algunas líneas de la novela literales, simplemente es otra historia. Para empezar, en la novela Roy Batty tiene una esposa (la señora Batty) y Pris es nomás una amiga androide de ellos. Luego, Rachel (la androide de la corporación hace-androides) tampoco es empática ni tiene sentimientos, y sólo sirve para hacerle la mala obra al pobrecito de Deckard, mientras que en la movie es una verdadera heroína.
Y bueno, es que en la novela los androides JAMÁS lograrán ser seres humanos justo porque carecen de empatía: si no sienten empatía ni por las arañas, ni por otros robots, mucho menos tiene deseo de libertad. Es más: son ridiculizados por ello. En la novela se burlan de que Roy Batty tenga 'aspiraciones' (y es cuando surge la frase: ¿sueñan los androides?)
En cambio en la novela, en realidad, son indistinguibles hombres y androides. Y ahí radica el centro de la crítica social: no hay NADA que justifique su asesinato y su sujeción a la esclavitud. Ése es el centro de la movie: la legitimación de su lucha contra la esclavitud. "¿Qué se siente vivir con miedo? eso es lo que significa ser esclavo" le dice Batty al patético Deckard que está apunto de morir.
Otro detalle es la manipulación. En la película Roy Batty y Pris manipulan los sentimientos de... ¿cómo se llama? pues del tipo que hace juguetes. Está solo, se enamora de Pris, y por ello lo convencen para que los lleve con el creador de androides. En la novela simplemente abusan de él: se siente tan poca cosa que se deja abusar, pero no hay necesidad de manipularlo. Y, técnicamente, pues no podrían: el quid de la manipulación consiste, justamente, en la posesión de la empatía.

En fin. Muchas cosas. El Roy Batty de la novela es hasta feo y desproporcionado. El de la película, lo sabemos, es hermoso y perfecto. Esa es la cualidad que subraya su creador (más allá de todo lo buenote que esté Rutger Hauer).

Y aquello que hace evidente que son dos historias totalmente distintas es la sonrisita de Hauer. Eso es lo que lo hace uno de los personajes más entrañables del cine de culto: cómo ese rostro aparentemente tan frío y desalmado, con una gran quijada digna de villano nazi y boca casi de línea, de pronto sonríe. En esa sonrisita sincera que le lanza a Deckard (Harrison Ford) justo antes de morir, radica toda la dignidad que es defendida durante toda la película: tiene derecho a vivir y a ser libre porque es capaz de sonreír: un proprium de la condición humana.

En fin. Por ahora se acabaron las novelas y películas. Es que esas vacaciones mentales eran muy necesarias.

Esponjita (y sus amores cinéfilos).

PD: el misterio de los C-Beams quizás hasta con Wagner tenga que ver: aquí el link.

3 comentarios:

Cartesian plane dijo...

By saying Deckard, do you mean Descartes?

Esponjita dijo...

Not my dear: Rick Decardt (me comí la t ¿ok?)

Esponjita dijo...

bueno... ando con hambre de letras: Rick Deckardt