Me gusta cuando sueño películas. Son películas inventadas por mi sueño. Tienen unas tramas estrujantes... que estrujan sólo en el sueño: obviamente cuando despierto eran cosas raras sin sentido.
Les he contado ¿no? cómo a veces soy uno de los personajes de la movie, y sé que es una movie pero mi identidad esponjoso-palomosa no existe en absoluto en el sueño mientras que otras veces simplemente soy espectador (e igual, estoy borrada del sueño). Este sueño fue como en el caso primero. Yo era el personaje.
Yo estaba enamorada de él (¿recuerdan que luego en los créditos de los cortometrajes sale "Él: Fulano de Tal", etc?). Bueno. Él vivía en un departamentito cuya cualidad era que estaba lleno de plantas en la cocina. El piso era de loseta y era fresco: vivíamos en un lugar caluroso. Estaba nublado y casi anochecía. Entonces llegaban sus 'hermanas'. Y él estaba preocupadísimo por su 'hermano'. De pronto me preocupó el sueño ¿cuál hermano? ¿todas éramos sus hermanas? Les preguntaba a las otras chicas y finalmente una me explicaba... no, no me acuerdo de la explicación, pero yo no era su hermana, lo que era más que suficiente.
¡Ja! ¡noten que en el sueño, aunque yo era un personaje, tenía las mismas dudas que tiene un espectador cuando pierde el hilo de la película!.
Lo único que ocupaba su cabeza (de Él) era su hermano: tenía que salir a buscarlo. Entonces salíamos todos, pero resultaba que la ciudad estaba llena de bombas, y cada rato explotaba una ventana en algún edificio y teníamos que tener cuidado de que no nos golpearan los vidrios y las esquirlas...
Bueno... ok... aquí el sueño se puso regiomontano. Yo lo seguía, pero ya no como personaje, sino como si yo fuera la cámara. Entonces buscábamos (yo, inmaterial siguiéndolo, pero también buscando) un automóvil donde las 'hermanas' pasarían a recogernos. Y desperté.
Así contado no tiene chiste. Pero desperté con ganas de volver a aquél departamento lleno de flores y plantas. Tenía muchos helechos y el clima era fresco. Y sobre todo quería regresar con él.
Y es que 'él' se pasea por mis sueños. Y yo recuerdo perfectamente la primera vez que lo vi. Que se me hizo hermosísimo (y hasta un post tengo al respecto, pero ni al caso viene recordarlo ahora). En aquél momento tomé una decisión en la que luego no me sostuve. Quizás sería exagerado decir que me arrepiento, aunque sé que de haberme mantenido las cosas serían diferentes. Me hubiese ahorrado una buena cantidad de lágrimas.
Quizás, de nuevo, ahora las cosas no me salgan bien. Pero aquella vez fue la mera figura de 'él' el que me dio grandes fuerzas para tomar aquella decisión. Ahora su imagen en mis sueños es como una columna que sostiene otra vez las esperanzas. Salgan o no salgan las cosas de nuevo, soñaré con él cuanto sea preciso. Total, asumir el riesgo de acabar con el corazón despostillado otra vez es lo de menos. Todavía queda mucho corazón y la Cola Loca es barata.
(Y tengo a mis gatinhos manhosos)
Esponjita soñadora.
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